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Las aplicaciones de entrega de comida a domicilio en EE.UU. están pasando un mal momento. Estos son los motivos

Empresas como Just Eat, Uber Eats o DoorDash tuvieron un crecimiento explosivo durante la pandemia. Pero la vuelta a la normalidad y la inflación han cambiado esos hábitos de consumo.

Por Rob Wile - NBC News

La obsesión de Estados Unidos con la entrega de comida a domicilio parece haber terminado — y las acciones de las empresas están sufriendo un castigo.

Tras alcanzar un máximo de 246 dólares en noviembre, las acciones de DoorDash se han desplomado un 62%, hasta los 89 dólares por acción. En el mismo periodo, las acciones de Uber han caído un 29%, de 45 a 31 dólares.

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Gran parte de este descenso puede explicarse por la estabilización de los casos de COVID-19. Aunque las aplicaciones experimentaron un crecimiento explosivo durante las primeras fases de la pandemia, ya que los consumidores se quedaron en casa, los analistas señalan que ese crecimiento no era sostenible.

Sin embargo, la caída de estas compañías ha sido bastante brusca, ya que algunos estadounidenses se han vuelto cada vez más conscientes de su presupuesto en medio de la creciente inflación y el aumento de los costes del combustible.

“Era inevitable que empezaran a retraerse a medida que la gente volviera a cenar en casa”, afirma Rich Shank, vicepresidente de investigación y perspectivas de Technomic, una consultora que trabaja con el sector de la restauración.

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También se ha producido un retorno a los restaurantes. Los datos de Technomic revelan que la porción de comidas en establecimientos alcanzó un máximo post-pandémico en el primer trimestre de 2022, mientras que la proporción de entregas de comida a través de aplicaciones cayó a su nivel más bajo desde el cuarto trimestre de 2020.

El descenso en el uso de las aplicaciones también puede atribuirse a las tasas, las propinas y el aumento de los precios de los alimentos, que están empezando a alejar a algunos clientes, según Shank.

“El cambio de cuota hacia los pedidos fuera del local parece haberse estabilizado”, indicó Shank, refiriéndose a los pedidos realizados en las aplicaciones de entrega de alimentos.

“Las probabilidades de que se deslice un poco más son bastante buenas, dadas las presiones inflacionistas a las que se enfrentan los consumidores y las mayores tasas en las que incurren a través de las aplicación de terceros”, afirmó.

Un repartidor de Uber Eats conduce una bicicleta eléctrica por el barrio de Park Slope, en el distrito neoyorquino de Brooklyn, el viernes 26 de marzo de 2021.
Un repartidor de Uber Eats conduce una bicicleta eléctrica por el barrio de Park Slope, en el distrito neoyorquino de Brooklyn, el viernes 26 de marzo de 2021.Amir Hamja / Bloomberg via Getty Images

La mayor víctima entre las aplicaciones ha sido GrubHub. El miércoles, su empresa matriz, Just Eat, con sede en los Países Bajos, anunció que estaba explorando la venta de la antigua aplicación de entrega.

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Bloomberg informó de que los pedidos en las plataformas de Just Eat experimentaron un fuerte descenso en EE.UU. en el primer trimestre, ya que jurisdicciones como Nueva York impusieron topes a las tarifas y una desaceleración continua de los pedidos de los trabajadores que regresan a la oficina.

Ese es otro factor que pesa sobre las aplicaciones: muchos trabajadores siguen trabajando desde casa, y es probable que encuentren formas alternativas de conseguir el almuerzo en comparación con los pedidos de entrega anteriores a la pandemia.

“Empieza a parecerse un poco más a la época prepandémica, pero no se acerca a lo que era antes”, afirma Shank. “Los almuerzos entre semana vuelven a surgir cuando la gente está en la oficina. Pero muchos trabajadores todavía no están en la oficina cinco días a la semana”, explicó.

Las empresas de aplicaciones de reparto llevan mucho tiempo haciendo números para conseguir una rentabilidad, según Raj Joshi, vicepresidente y analista de crédito senior de Moody’s.

Por ello, muchas buscan ahora un equilibrio entre el recorte de costes y la expansión a otras líneas de negocio, como la entrega de comestibles y paquetes. Pero aún no está claro si estas estrategias funcionarán, dijo.

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“El sector está claramente en fase de evolución”, afirmó Joshi.

El resultado de estas tendencias: los restaurantes de mayor tamaño podrían emerger con más fuerza que los restaurantes familiares, que no podrán pagar las tarifas que las aplicaciones de entrega seguirán cobrando, y podrían abandonar las plataformas por completo. Esto se suma a la gestión de los crecientes costes laborales y de combustible.

“Las grandes cadenas están en mejor posición para gestionar estas cosas ya que ienen más recursos y escala”, señaló Joe Guszkowski, editor senior de la revista Restaurant Business.