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"Necesitamos al Gobierno": el plan de ayuda de Biden de $1.9 billones refleja un cambio en la política en EE.UU.

La aprobación en el Senado del paquete de alivio demócrata ha dejado en evidencia que la opinión pública es más favorable a ayudas del Gobierno a la ciudadanía y que la oposición republicana ha sido más moderada respecto al rescate de Obama de 2009. Así han cambiado de postura varios de los actores políticos involucrados en la negociación de este plan económico.

El Senado de Estados Unidos aprobó en 2009 con un mínimo margen su plan de estímulo económico y de estabilización para el sector financiero de 838,000 millones de dólares. Un bloque de demócratas moderados tuvieron reticencias y los senadores republicanos opusieron resistencia por consideralo un gasto excesivo que incluía, además, demasiadas rebajas fiscales, según argumentaban.

Más de diez años después, otra Administración demócrata propone gastar 1.9 billones de dólares adicionales, a pesar de que el déficit federal el año pasado fue de 3.1 billones, mucho mayor que durante la última crisis. Sin embargo, los demócratas moderados se unen para aprobar la medida, y el Partido Republicano lo rechaza, pero de una manera más silenciosa.

La disparidad entre la recepción del plan de estímulo del expresidente Barack Obama y la del presidente, Joe Biden, es el resultado de varios cambios en la política estadounidense, entre ellos el provocado por el impacto del coronavirus, que cercenó alrededor de 10 millones de empleos, según las cifras del Gobierno estadounidense desde la llevada de la pandemia hace algo más de un año.

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Desde entonces la opinión pública está a favor de que el Gobierno brinde más ayuda a los necesitados, según las encuestas. Aunque los republicanos en el Congreso puedan mostrar su preocupación por los défitis de las arcas públicas, Trump sembró una aparente despreocupación mientras presionaba por billones en gastos adicionales y recortes de impuestos mientras la deuda se disparaba.

Los demócratas, a su vez, tienen cada vez menos temor de gastar demasiado. Los líderes del partido recordaron que sufrieron duras derrotas políticas en la década de 2010 precisamente porque no brindaron suficiente apoyo económico durante el mandato de Obama, y no quieren repetir el error durante esta legislatura

Ante la presión republicana, los demócratas les recuerdan repetidamente el recorte de impuestos republicano de 2017, que se espera que sume aproximadamente dos billones dólares a la deuda nacional.

"Ha sido un cambio importante. La gente ha pasado de estar en contra del Gobierno a pensar: 'Lo necesitamos, tiene que ayudarnos", declaró el excongresista Barney Frank, demócrata por Massachusetts, y que ayudó a diseñar la respuesta del Congreso a la última crisis financiera y la Gran Recesión, según recoge The Washington Post.

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“Hay un nuevo consenso en Estados Unidos: que el Gobierno tiene un papel importante y que Ronald Reagan estaba equivocado. Por primera vez en mi vida, escucho a la gente decir que el Gobierno ha hecho muy poco en lugar de hacer demasiado", agregó al citado periódico.

La adopción de los subsidios por parte de Biden es un giro hacia la izquierda para un Partido Demócrata que hizo profundos recortes en la ayuda monetaria en la década de 1990 bajo el tema de "poner fin al bienestar". Como senador, Biden apoyó las restricciones de asistencia social de 1996, y durante su campaña no se comprometió a los beneficios por hijos.

El expresidente Barack Obama firma el proyecto de ley de estímulo económico en 2009
El expresidente Barack Obama firma el proyecto de ley de estímulo económico el 17 de febrero de 2009 en Denver, Colorado.John Moore/Getty Images

Ayudas por cada hijo: un cambio de paradigma en el país

El presidente ahora promueve proyecciones de que las ayudas mensuales por hijo, hasta 300 dólares para niños pequeños y 250 para los mayores de cinco años, reducirían la pobreza infantil en un 45% y en más del 50% entre las familias negras.

Como destaca el periódico The New York Times, la campaña a favor de las prestaciones por hijos tiene al menos medio siglo y se basa en una doble idea: hacer crecer a niños es caro y la sociedad comparte el interés de verlos prosperar. Al menos 17 países ricos subvencionan la crianza de los hijos de gran parte de la población, y Canadá ofrece hasta 4,800 dólares por niño cada año. Pero hasta hace poco, una concesión amplia parecía poco probable en Estados Unidos, donde la política era más probable que reflejara la fe en que las oportunidades eran abundantes y la creencia de que la ayuda minaba la iniciativa.

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Fue un presidente demócrata, Bill Clinton, quien abolió el derecho a la ayuda en efectivo para las familias pobres con niños. La ley histórica que firmó en 1996 creó límites de tiempo y requisitos de trabajo y provocó un éxodo de las listas. El gasto en los residentes más pobres siguió aumentando, pero se dirigió a los trabajadores de bajos salarios, con poca protección para aquellos que no encontraban trabajo.

En un análisis de 2018 del gasto federal en niños, las economistas Hilary W. Hoynes y Diane Whitmore Schanzenbach revelaron que prácticamente todos los aumentos desde 1990 se destinaron a "familias con ingresos" y a aquellas "por encima del umbral de la pobreza".

Los ciudadanos parecen apoyar la gran inyección económica de la Administración, que elevaría la deuda nacional a más 23 billones de dólares. Este cambio de percepción ha ayudado a acelerar la aprobación del paquete de ayuda de Biden con relativa facilidad, a pesar de la oposición republicana y los cambios de última hora impulsados por demócratas moderados, como el recorte en los beneficios por desempleo a 300 dólares semanales.

A finales de febrero más del 60% de los estadounidenses apoyaban el paquete de 1,9 billones de dólares de Biden, según una encuesta de la Universidad de Monmouth. Más de dos tercios también revelaron que preferirían que el paquete de ayuda incluyera cheques de estímulo de 1,400 dólares,

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Según otra encuesta de la Universidad de Quinnipiac, la opinión pública apoyaba con gran mayoría los pagos de estímulo de 1,400 dólares, con un 78% a favor y un 18% en contra.

"Lo que sucedió en 2009 y 2010 es que tratamos de trabajar con los republicanos, el paquete terminó siendo demasiado pequeño y la recesión duró cinco años", explicó el líder de la mayoría del Senado Charles E. Schumer, demócrata por Nueva York, en una entrevista con el Post. “La gente se amargó y perdimos las elecciones", concluyó.

John Cornyn y Tom Carper
El senador John Cornyn, republicano por Texas, a la izquierda, y el senador Tom Carper, demócrata por Delaware, conversan en un pasillo cerca de la cámara del Senado durante un parón durante el debate sobre el proyecto de ley de alivio de 1.9 billones de dólares, el viernes 5 de marzo de 2021 en Washington.AP Photo/J. Scott Applewhite

Pero el idílico consenso no está exento de detractores. Los republicanos del Congreso criticaron el proyecto de ley por su elevada cifra. Todos los republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado votaron en contra, hundiendo las promesas de campaña de Biden de tender puentes con la oposición y encontrar puntos en común.

"Creo que es importante que los estadounidenses y nuestros colegas demócratas reconozcan que cuando se proponga gastar dinero que no es necesario y sea un desperdicio no nos vamos a quedar sentados", afirmó el jueves el senador Mitt Romney, republicano por Utah, a los periodistas. "Vamos a contraatacar", agregó.

La Casa Blanca ha señalado una serie de análisis económicos que muestran que sin una intervención federal contundente, el empleo podría tardar hasta dos años en recuperarse. Los economistas también han señalado que las bajas tasas de interés permiten obtener préstamos históricos a costes relativamente bajos.

Estados Unidos sumó 379,000 puestos de trabajo en febrero y la tasa de desempleo cayó al 6.2%, en comparación con el 6.3% en enero, según datos publicados el viernes pasado por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés). Sin embargo, la cantidad de estadounidenses sin trabajo sigue es de más de nueve millones que  antes de la pandemia.

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El papel de Biden en las negociaciones del plan

El estilo y la experiencia de Biden han sido claves para manejar las negociaciones después de cuatro décadas de trabajo en el Congreso y que le alejan de los espectros ideológicos más radicales, aseguran analistas.

"El estilo de Biden y su personalidad le han permitido ser escuchado como pragmático en políticas que, si las articularan otras personas, sonarían ideológicas", explicó al Post Celinda Lake, una encuestadora demócrata que asesoró la campaña presidencial de Biden en 2020. "Solo por el temperamento, la cultura y los antecedentes, Joe Biden parece menos ideológico y más pragmático", añadió.

“Ha sido un cambio hacia la opinión [de que] casi ningún nivel de endeudamiento tendrá consecuencias negativas. Miles de millones simplemente se convirtieron en billones", opinó al Post Brian Riedl, exasistente del senador Rob Portman, republicano por Ohio, que trabaja en el Manhattan Institute.

Dave Hopkins, profesor de ciencias políticas en el Boston College que estudia al Partido Demócrata, señaló que la base republicana ya no está "avivada" por las críticas al gasto excesivo.

“Los demócratas moderadamente vulnerables sienten mucha más libertad para votar por un gran proyecto de ley de gastos en el momento actual, porque las encuestas sugieren que es popular", opinó Hopkins.

Biden enfatizó el sábado que el plan enviará efectivo a millones de estadounidenses en pagos de estímulo directo, nuevas prestaciones por hijos y asistencia por desempleo, entre otras disposiciones. "Sin el apoyo abrumador y bipartidista del pueblo estadounidense, esto no habría sucedido", afirmó Biden después de que el Senado aprobara la medida.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, declaró el viernes que la Administración trataría de hacer un trabajo mucho mejor que el del equipo de Obama para asegurarse de que la gente vea cómo el Gobierno brinda ayuda.

Con información de The Washington Post y The New York Times.