Por Rob Wile - NBC News
La tasa de inflación anual de Estados Unidos apenas varió en septiembre, situándose en el 8.2% con respecto al mismo mes del año pasado, frente al 8.3% de agosto. El ritmo de subida de los precios se mantiene en máximos de varias décadas.
Los elevados precios de los alimentos, la vivienda y la atención médica hicieron que el índice de precios al consumo de septiembre subiera cuatro décimas respecto al mes anterior, frente a una subida mensual de una décima en agosto, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales publicados este jueves.
La inflación sigue siendo la principal preocupación de los estadounidenses al entrar en el último trimestre de un año en el que los precios de los alimentos, la gasolina y la energía han sufrido una volatilidad generalizada.
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Aunque la Administración que preside Joe Biden ha tratado de abordar la cuestión con medidas como la Ley de Reducción de la Inflación, las disposiciones contenidas en esa ley están previstas para entrar en vigor en un periodo de 10 años, y al menos dos modelos distintos predicen que su impacto real sobre la inflación sería estadísticamente insignificante.
Así pues, la carga de frenar una tasa de inflación obstinada recae sobre la Reserva Federal. El banco central ya ha subido su tipo de interés de referencia cinco veces este año —lo que incluye tres subidas consecutivas del 0.75 puntos porcentuales— para encarecer el préstamo y el gasto de dinero con el fin de enfriar la demanda de los consumidores.
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En su última reunión del Comité Federal de Mercados Abiertos, los funcionarios de la Reserva Federal coincidieron en gran medida en que era mejor subir agresivamente los tipos de interés ahora para evitar el dolor económico en el futuro.
El mercado de la vivienda ha visto el impacto más inmediato del plan de subida de tipos de la Fed. Con casi un 7%, los tipos hipotecarios están ahora en sus niveles más altos en casi dos décadas, lo que ha frenado el crecimiento de los precios de la vivienda y, en algunas ciudades, ha provocado su caída.
El economista jefe de Comerica Bank, Bill Adams, dijo a NBC News que es probable que los precios de la vivienda y las rentas bajen en todo Estados Unidos en los próximos meses.
Lo que queda por ver es si otros costos clave, especialmente la alimentación, también bajarán, añadió. El Gobierno federal podría no tener en sus manos la posibilidad de reducir estos gastos.
“Definitivamente, el efecto Rusia-Ucrania sigue manteniendo elevados los precios de los alimentos”, afirmó, “los precios de los futuros de las materias primas para el grano han sido altos desde el comienzo de la invasión rusa”.
Los costos de los alimentos también reflejan el aumento de los costes de la energía y aunque el descenso de los precios de la gasolina en septiembre probablemente afectó a la lectura de la inflación general, Adams señala que los precios de los surtidores ya han comenzado a subir de nuevo en medio de una mayor demanda. Además, la OPEP+ anunció la semana pasada que reduciría la producción de petróleo en 2 millones de barriles al día, lo que hizo que los precios del crudo alcanzaran casi los 98 dólares el viernes.
Por último, una aparente escasez de trabajadores ha seguido presionando al alza los salarios, señaló Adams. El mes pasado, la tasa de desempleo alcanzó el 3.5%, empatando el mínimo anterior a la pandemia y sugiriendo que la mayoría de las personas que quieren encontrar trabajo pueden hacerlo, al tiempo que obtienen salarios más altos.
“La inflación de los precios de los alimentos va a seguir siendo un problema en EE.UU. durante los próximos dos meses”, aseguró Adams. “El crecimiento de los salarios en EE.UU. es considerablemente más rápido de lo que era antes de la pandemia, especialmente en las ocupaciones peor pagadas, como los servicios de alimentación”.