Impulsada por el gasto de los consumidores, la economía estadounidense creció a un ritmo del 6.4% durante el primer trimestre del año, un signo de fortaleza achacado a las ayudas del Gobierno y la aceleración de la vacuna contra el COVID-19, que ha permitido la reapertura de negocios.
El Departamento de Comercio estimó en un informe conocido este jueves que el Producto Interno Bruto (PIB) se aceleró así entre enero y marzo tras un crecimiento del 4.3% en el último trimestre de 2020. Y se espera que entre abril y junio aumente aún más rápido, pudiendo alcanzar un ritmo del 10% o superior por el aumento de trabajadores disponibles y el gasto en viajes y ocio.
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Además, según un reporte del Departamento de Trabajo conocido también hoy, las peticiones de ayuda por desempleo cayeron hasta las 553,000 durante la semana que acabó el 24 de abril, el punto más bajo desde el inicio de la pandemia.
Una de las principales razones de estas mejores expectativas económicas es el gasto récord, inducido por el paquete de estímulo de 1.9 billones de dólares que el presidente, Joe Biden, consiguió que se aprobara en el Congreso en marzo y que proporcionó, entre otras ayudas, pagos de 1,400 dólares a la mayoría de los adultos.
Además, Biden propone ahora otros dos enormes planes de gasto: un paquete de infraestructuras de 2.3 billones de dólares y una inversión de 1.8 billones en niños, familias y educación que el presidente promovió el miércoles por la noche en su primer discurso ante Congreso.
La política de tipos de interés ultrabajos de la Reserva Federal, destinada a fomentar el endeudamiento y el gasto, también ha supuesto un importante apoyo. De hecho, se espera que la economía se expanda tan rápidamente que algunos economistas han planteado su preocupación de que esto pueda disparar la inflación.
La mayor demanda ha provocado cuellos de botella en la oferta y escasez de algunos bienes y componentes, especialmente los semiconductores, que son fundamentales para las industrias del automóvil, la tecnología y los dispositivos médicos, entre otras.
En una conferencia de prensa el miércoles el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reiteró su confianza en que cualquier aumento de la inflación sería temporal. Y dijo que quiere ver una recuperación sustancial y sostenida antes de considerar la retirada de su apoyo económico. Powell dejó claro así que el Banco Central no está ni siquiera cerca de iniciar un retroceso en sus políticas de tipos ultrabajos.
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La recuperación de la economía ha sido especialmente relevante dado el alcance del daño que la pandemia le infligió a partir de marzo del año pasado. Con las empresas prácticamente cerradas, la economía se contrajo a un ritmo anual récord del 31% en el trimestre de abril a junio del año pasado, antes de repuntar en los meses siguientes.
En las últimas semanas, los avances económicos son cada vez más evidentes. En marzo, los empresarios añadieron 916,000 puestos de trabajo, el mayor aumento de la contratación desde agosto. Al mismo tiempo, el ritmo de los despidos ha disminuido, el gasto minorista ha aumentado, la producción manufacturera ha crecido y la confianza de los consumidores ha alcanzado su punto más alto desde que comenzó la pandemia.