Por Shannon Pettypiece - NBC News
La fila empieza algunos días a formarse más de una hora antes antes de que abra sus puertas una despensa de alimentos en el barrio de Kensington, en Philadelphia (Pennsylvania), y cada vez es más larga: pasó de 50 ó 60 personas a inicios de año a más de 75 en los últimos meses. Francheska Serrano, que dirige las operaciones allí para el Community Center at Visitation, indica que quienes hacen fila están sufriendo el aumento continuo en el precio de los alimentos y el recorte de las ayudas aprobadas en la pandemia de coronavirus para el pago de la comida, el alquiler y otras necesidades básicas.
“Sin duda estoy viendo un montón de caras nuevas y un aumento en la cantidad de personas que vienen a nuestra despensa de alimentos”, dijo Serrano, "sólo puedo suponer que esto continuará, especialmente con la reducción de los beneficios alimentarios".

A pesar de que la tasa de desempleo está en un nivel históricamente bajo y los salarios han subido, la necesidad de ayuda alimentaria ha ido creciendo este año, según datos del Gobierno federal, sondeos de consumidores y entrevistas con organizaciones sin fines de lucro.
En el Congreso, la reducción de las ayudas se ha convertido en un tema clave en la última batalla presupuestaria, que puede llevar a un cierre del Gobierno federal si no hay acuerdo antes del 30 de septiembre entre los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, y los demócratas en el Senado y la Casa Blanca.
Los republicanos impulsaron en el Congreso nuevas restricciones al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, conocido como cupones o estampillas de alimentos) en la negociación en mayo del techo de la deuda pública. Y ahora aspiran a aprobar más recortes en la negociación del nuevo proyecto de ley agrícola.
“El Congreso tiene un ambiente político y económico realmente extraño y único", opina Tarren Bragdon, director de la Fundación para la Responsabilidad Gubernamental, que presiona para que se apliquen mayores requisitos y nuevos recortes al SNAP. “Tenemos enormes déficits, y al mismo tiempo un bajo desempleo y millones de ofertas de trabajo sin cubrir. Por eso soy optimista en cuanto a que se puedan aprobar estas soluciones bipartidistas y de sentido común", dijo.
Este debate se produce sin embargo en un momento perentorio para muchos. El número de personas en Estados Unidos que reciben ayudas SNAP aumentó a 42 millones en mayo, un 2.3% más que el mismo mes del año anterior y un 13% más que al inicio de la pandemia de coronavirus en marzo de 2020. Los datos de mayo del gasto de los hogares mostraron que el 47% de los que ingresaban menos de 50,000 dólares al año dijeron haber recibido ayuda alimentaria, frente al 39% de febrero, cuando aún no se habían agotado los fondos de emergencia de la pandemia que reforzaron la cantidad de dinero mensual de ayudas SNAP, según datos de la firma Morning Consult.
En la red de 200 bancos de alimentos de Feeding America, el 80% ha visto aumentar o mantenerse estable la demanda de asistencia alimentaria en los últimos meses, explica Vince Hall, responsable de relaciones con el Gobierno del grupo. Al aumento de la demanda contribuyen el alza de los precios de alimentos y el final de las ayudas de la pandemia para comida, renta y cuidado infantil, dijo.
“Es la primera vez en la historia de los bancos de alimentos que hemos visto una tasa de desempleo históricamente baja y una demanda récord de asistencia alimentaria y de bancos de comida”, dijo Hall. “La crisis económica que está provocando que millones y millones de familias recurran a los bancos de alimentos no ha disminuido, la gente todavía está sufriendo y preguntándose cómo conseguirán su próxima comida”, concluye.
Un área clave en la que los republicanos están presionando para lograr cambios es la de los requisitos laborales. Hasta el mes pasado, la mayoría de los adultos sin hijos y sin discapacidad entre 18 y 49 años tenían que documentar al menos 80 horas de trabajo al mes para poder calificar para más de tres meses de beneficios durante un período de tres años. Pero según la reforma que entró en vigor en septiembre, ese requisito de edad subió a 50 años, y llegará a los 54 años en octubre de 2024.
[Entran en vigor los nuevos requisitos para beneficiarse de los cupones de alimentos]
“Necesitamos requisitos laborales”, opinó el senador republicano John Kennedy (Louisiana), “creo que si tienes menos de 55 años, estás sano y no tienes niños en casa, deberías ser alentado a trabajar”.
Los republicanos abogan por ampliar el límite de edad a 65 años y eliminar las recientes exenciones para veteranos, las personas sin vivienda y los jóvenes que salen del sistema de crianza y orfanatos. Esos cambios eliminarían beneficios para al menos tres millones de personas, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
La Fundación para la Responsabilidad Gubernamental también está presionando al Congreso para que exija que los adultos con hijos en edad escolar se sumen a los que deben cumplir con los requisitos de trabajo de 80 horas al mes.
Monique Williams, directora de asociaciones y desarrollo de Bread of Life, que distribuye productos frescos a aproximadamente entre 10,000 y 13,000 familias por mes, dijo que muchas de las personas a las que ayuda su organización ya están trabajando, pero aún así no pueden pagar la comida que necesitan sus familias.
Aunque la inflación se ha desacelerado, el costo de los bienes en general no ha disminuido: el precio de la comida que se consume en el hogar subió un 3.6% en julio en comparación con el mismo mes del año anterior, y cerrará 2023 con un alza del 5%, según el Departamento de Agricultura. Eso se suma al aumento del 11% en 2022. Globalmente, los precios han subido al menos un 13% desde que la inflación comenzó a dispararse en abril de 2021.
Claire Richardson, que ha trabajado como consejera de SNAP casi una década para la Coalición contra el Hambre de Philadelphia, dijo que ha estado escuchando cada vez a más personas que perdieron ayudas o vieron cómo se reducían recientemente porque sus sueldo ha aumentado, quedando así fuera del umbral de elegibilidad por ingresos. Pero una vez que se deducen los impuestos, esos ingresos adicionales no siempre son suficientes para cubrir los costos del alquiler, cuidado infantil, gasolina, servicios públicos y comida.
"La gente está muy frustrada", explica, "está muy enojada porque no son elegibles". "Me resulta difícil escucharlo en el teléfono día tras día, mes tras mes, año tras año. Tiene que haber otra vía", opina.
Una de las preocupaciones más frecuentes que escucha de personas que buscan ayudas SNAP es la falta de cuidado infantil asequible, lo que impide que los padres puedan trabajar a tiempo completo.
"Hay familias que trabajaban, que nunca recibieron cupones de alimentos en toda su vida, y que la mamá tuvo que renunciar a su empleo para quedarse en casa y cuidar a los niños", explica. "¿Qué sentido tiene ir a trabajar ganando 1,600 dólares al mes cuando el cuidado infantil cuesta 1,200 y además necesitas transporte?", dice.
El porcentaje de niños que viven en la pobreza se dobló con creces en 2022, hasta el 12,4%, después de que el Congreso permitiera que expirara el crédito fiscal por hijo aprobado en la pandemia junto a otras ayudas, según un informe de la Oficina del Censo de este mes.
Entre las reformas que los republicanos están impulsando hay también una reversión del aumento en los pagos de beneficios mensuales implementado por la Administración de Joe Biden, que ajustó los cálculos de cuánto le cuesta a un hogar alimentarse con un presupuesto bajo. Con el cambio, los beneficiarios vieron aumentar sus beneficios mensuales en un promedio del 21%.
Pero activistas que ayudan a los beneficiarios de SNAP dicen que el nivel actual de financiación de las ayudas no es suficiente para algunos. En Philadelphia, Serrano asegura que cerca de la mitad de las personas que acuden a su banco de alimentos cada semana reciben ayudas SNAP y aun así le piden alimentos básicos, como latas de atún y arroz.
Los republicanos en la Cámara de Representantes también quieren cambiar la forma en que se asigna el dinero de SNAP a los estados (que son los que administran el programa), exigiéndoles que usen más fondos propios para cubrir los costos, y limitando su margen para ofrecer exenciones de requisitos laborales a ciertos grupos.
Aunque tienen el control de la Cámara, los cambios de SNAP tienen que pasar también por el Senado, controlado por los demócratas, lo que dificulta las reformas, según el senador republicano John Boozman, por Arkansas. "No creo que se reduzcan los fondos", dijo, "hacen falta 60 votos, tienes un Senado controlado por los demócratas... no veo que vaya a haber votos suficientes".
Aun así, los defensores de estos recortes opinan que se trata de una ocasión política y económica sin igual. "Creo que el Congreso tiene una tremenda oportunidad de colocar a la gente en la vía hacia el sueño americano mediante reformas de sentido común al programa de cupones para alimentos”, dijo Bragdon, de la Fundación para la Responsabilidad Gubernamental. “Con la escasez de mano de obra que afrontan las empresas, y la oportunidad de recibir salarios iniciales altos en muchos empleos, realmente es una gran oportunidad para los estadounidenses para salir de la pobreza a través del poder del trabajo”, concluyó.