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Crisis en Venezuela: alertan sobre niveles de pobreza nunca antes vistos y violaciones a los derechos humanos

Un reciente estudio de académicos venezolanos explica la situación por la que atraviesa el país, mientras la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denuncia que el régimen de Maduro mantiene un sistema judicial parcializado.
/ Source: Telemundo

Con una conclusión rotunda los académicos e investigadores venezolanos de la reciente Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) ofrecieron su balance de cómo se vivió en el país este 2019: “Nunca había existido en Venezuela este nivel de pobreza”.

La danza de números que siguió, lámina tras lámina, producto de la investigación que entrevistó a más de 9,000 hogares venezolanos entre los meses de noviembre de 2019 y marzo de este año, mostró cómo la pobreza en Venezuela, otrora meca petrolera y que fue reconocida como una de las naciones más diversas y fértiles del mundo, ya ni se compara con países tradicionalmente pobres de América Latina, como Haití.

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El declive de las condiciones de vida del país cambió de continente y ahora solo se asemeja a países africanos. Los datos más recientes recabados por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello señalan, desde el punto de vista de nivel de ingresos económicos, que 96.2% de los venezolanos viven en la pobreza, de los cuales 79.3% lo hacen en pobreza extrema, lo que significa que no cuentan con los ingresos suficientes para poder cubrir las necesidades alimentarias básicas del núcleo familiar.

Entre las consecuencias de la falta de poder adquisitivo en los venezolanos se ha generado un fenómeno importante de migración interna hacia la zona del Arco Minero del Orinoco (AMO), donde cientos de personas acuden al sur del país a incorporarse al trabajo de las minas de oro para buscar un sustento tan rápido como peligroso.

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Al respecto se pronunció el miércoles pasado la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Michelle Bachelet, al entregar la segunda parte de su informe sobre Venezuela.

Una mujer amamantaba a su hijo frente a su vivienda improvisada en un terreno ocupado en Caracas, Venezuela.
Una mujer amamantaba a su hijo frente a su vivienda improvisada en un terreno ocupado en Caracas, Venezuela.EFE

La primera parte, publicada hace dos semanas, hizo referencia a la existencia de un patrón sostenido de represión e inseguridad jurídica contra la disidencia política del país, pero en esta se refirió a la falta de independencia del poder judicial, la persecución sostenida a abogados y grupos de defensores de Derechos Humanos y la acuciante falta de protección de quienes trabajan en las minas, una población cada vez mayor y más sometida a castigos de las mafias que controlan la explotación del oro, a la explotación y la prostitución.

“Los esfuerzos del Gobierno han sido insuficientes en lo que atañe a organizar y regular la actividad minera en la zona del AMO. La ONU documentó que existía un patrón de explotación laboral de los mineros, incluyendo trabajo infantil, por parte de grupos criminales y armados que controlan las actividades mineras, y recibió informes sobre trata de personas y prostitución forzada, que no ha podido verificar”, señala el informe, que también concluye que hay “altos niveles de violencia y violaciones de los derechos humanos en relación con el control y la disputa sobre minas por parte de elementos armados y criminales organizados”.

Pobreza multidimensional

El estudio de los académicos venezolanos advierte que más allá de la pobreza por ingreso, si se toman en cuenta otros indicadores como el empleo, la educación, el acceso a los servicios públicos y las condiciones de las viviendas se puede concluir que 65% de los venezolanos viven en la pobreza “multidimensional”.

Para dar contexto al lugar de Venezuela en el mundo en esa materia, Encovi mostró los indicadores de desarrollo mundial publicados por el Banco Mundial donde Venezuela se encuentra entre Nigeria y Chad si se toma en cuenta el coeficiente de Gini, una de las medidas multidimensionales de pobreza más aceptadas entre los científicos sociales. Este coeficiente, donde 100 representa la mayor desigualdad y el número 1 las sociedades más igualitarias, muestra a Venezuela con 51, superando en deterioro a países como Chad, Congo, Zimbabue, Yemen y luego, de América Latina, a Haití.

Hace al menos cinco años comenzó a identificarse un incremento acelerado de “nuevos pobres”, un segmento nuevo de la población conformado por la clase media que, aún con vivienda propia y alguna estructura económica básica como un empleo o posibilidad de estudio, comenzó a ver mermados sus ingresos hasta el punto de no poder cubrir todas sus necesidades alimentarias. Así, de ese 96% referido anteriormente como población en estado de pobreza, la encuesta identifica 54%en el renglón de “pobreza reciente” y 41% en el de “pobreza crónica”.

 Una anciana cocinaba en su vivienda localizada en un terreno invadido en Caracas, el 11 de julio de 2020.
Una anciana cocinaba en su vivienda localizada en un terreno invadido en Caracas, el 11 de julio de 2020.EFE

En ese contexto de declive de pérdida del valor de la moneda y la reducción progresiva del ingreso, Venezuela entró hace poco más de dos años en un proceso de hiperinflación que diluyó por completo las ganancias en la moneda local, el bolívar.  En abril de este año el régimen de Nicolás Maduro aumentó el salario mínimo a poco más 2 dólares mensuales, en un contexto de dolarización no oficial del país en el que los escasos bienes y servicios del país se transan abiertamente en dólares americanos y el ingreso promedio diario es de 0,72 dólares, según la Encovi.

“Ayer hice un pequeño mercado para una semana, para dos personas, y gasté 100 dólares”, comenta a Noticias Telemundo un ingeniero que vive en Caracas y ve cómo, poco a poco, sus ahorros han mermado frente a la dolarización y la inflación sin freno. Solo en marzo de este año, el índice de precios con respecto a marzo de 2019 aumentó 3,356%, lo que hace que los precios de los productos en Venezuela estén muy por encima de otros lugares.

Comprar un litro de leche en Venezuela puede costar hasta 3 dólares, mientras que en Estados Unidos no pasa de un dólar.

Esta es justamente otra de las variables que Encovi preguntó a los 33,000 encuestados y que le permite concluir que solo 3% de los hogares venezolanos tiene recursos asegurados para el acceso a los alimentos, mientras que 74% presenta inseguridad alimentaria “moderada” y “severa”. De los encuestados, 70% aseguró que el precio de los alimentos es lo que más ha impactado en su imposibilidad para comprarlos.

“Nos parecemos más bien a África, a Nigeria o Camerún, ojalá no lleguemos al caso de Zambia”, dijo el director del estudio, profesor universitario y sociólogo venezolano Luis Pedro España.

Los hallazgos y conclusiones de la Encovi fueron recabados antes de que el mundo entero se viera afectado por la pandemia del COVID-19, por lo que sus investigadores advierten que la situación podría haber empeorado significativamente estos meses.

La semana pasada, otro informe de Naciones Unidas advirtió que América Latina será especialmente golpeada por la pandemia en términos de economía y pobreza, un segmento que será engrosado por 45 millones de personas a final de este año (28 millones de personas caerán en pobreza extrema), según las proyecciones, dejando al continente americano con un total de 230 millones de nuevos pobres.

En Venezuela todos se preguntan cuánto será la cuota que pondrá el país, cuya población, según la Encovi, ha mermado significativamente llegando a los 28 millones de personas de los 32 que se calculaban hasta el momento. La migración, pero también el aumento de fallecimientos y el incremento de mortalidad infantil han contribuido al fenómeno, que va dejando a Venezuela con una población envejecida y débil, con una esperanza de vida 3,8 menos de lo que era hace cinco años y al menos 28 por ciento de los niños menores de cinco años con riesgo de sufrir desnutrición crónica.

Un niño en un barrio improvisado en un terreno invadido en Caracas, el 11 de julio de 2020.
Un niño en un barrio ubicado en un terreno invadido en Caracas, el 11 de julio de 2020.EFE

“Ningún otro país de la región tiene este fenómeno de envejecimiento acelerado”, señaló Anitza Freites, investigadora y experta en temas demográficos.

Desde hace por lo menos diez años el Estado venezolano dejó de publicar con regularidad sus estadísticas de desarrollo social e indicadores económicos, hasta el punto de dejar de publicar, incluso, números tan elementales como la inflación o el Producto Interno Bruto. Luego, al retomar esporádicamente estas publicaciones, era difícil de creer lo que establecía como “oficial” el gobierno “revolucionario”, pues la realidad parecía ir a contravía de lo que los venezolanos vivían a diario.  

Es por eso que la Encovi es considerada desde hace al menos seis años como una de las fuentes de data más confiable sobre la situación social real de los venezolanos.

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