Joshua Vallow tenía siete años cuando salió de la escuela elemental para volver a su casa en Rexburg, un pequeño pueblo de Idaho junto al enorme parque natural de Yellowstone. Nunca más regresó a clase. La última fotografía que se conoce del niño fue tomada el pasado 8 de septiembre precisamente en ese entorno salvaje, adonde había acudido junto a su hermana, Tylee Ryan, de 17 años. De la adolescente tampoco quedó rastro alguno tras esta excursión.
Con ellos había ido también su madre, Lori Vallow, de 46 años, y el nuevo esposo de ésta, Chad Daybell, de 51. La pareja se había casado después de que la anterior mujer de Daybell falleciera en circunstancias ahora sospechosas mientras dormía. Cuando fueron confrontados por la policía sobre la desaparición de los dos menores, explicaron que habían ido a vivir con familiares en otro estado. Para cuando se comprobó que esto era falso, ellos ya se habían marchado de vacaciones a un hotel de lujo de Hawaii.
Lori Vallow y Chad Daybell están ahora detenidos por su presunta implicación en la desaparición de los menores. Los restos de los niños fueron hallados el 9 de junio en una propiedad rural de la madre del hombre, según informa la agencia de noticias The Associated Press. Pero nadie ha sido acusado por su muerte.
Documentos judiciales añade un halo de misterio y locura a este caso.
La mejor amiga de la madre fue la última persona que vio con vida al niño desparecido. Melanie Gibb estaba en el apartamento aquella tarde de septiembre y asegura que la mujer le dijo que su hijo se había convertido en un zombi. O lo que es lo mismo, según explicó a la policía, en un individuo cuyo espíritu mortal había escapado del cuerpo, que había sido poseído por un “espíritu oscuro”.
No era la primera vez que hacía un comentario así, según Gibb. En primavera ya se había referido a su otra hija como zombi después de que la joven se negara a cuidar de su hermano pequeño. Según cuenta, la pareja ahora en prisión creía que el verdadero espíritu de las personas poseídas quedaba atrapado en el limbo, y la única manera de liberarlo era acabar con sus cuerpos físicos.
Lori Vallow y Chad Daybell creían ser líderes espirituales. Se consideraban miembros de “la Iglesia del Primogénito”, cuya misión es liderar a “los 144,000” mencionados en el Libro de las Revelaciones. Y, de acuerdo con la investigación policial, también acabar con este mundo “de zombis”.
Ambos arrastraban del pasado otras creencias peculiares.
El hombre había editado, junto a su exesposa (la que falleció supuestamente “en paz mientras dormía”), una docena de novelas apocalípticas destinadas a un público mormón (ella era miembro destacada de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), con tramas sobre ataques bioterroristas chinos, revoluciones, pandemias y huracanes.
En cuanto a la madre de los niños desaparecidos, su exmarido relató durante el divorcio que su mujer se creía unida para toda la eternidad con una deidad reencarnada y enviada a la Tierra para preparar la llegada de Jesucristo. El hombre apenas sobrevivió cinco meses al divorcio antes de ser asesinado por el hermano de su exesposa, que a su vez murió en circunstancias extrañas.
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