El sismo de magnitud 6.9 que sacudió México la madrugada de este jueves sacó a las calles de la capital a miles de personas asustadas, que pudieron además contemplar unas extrañas luces en el cielo.
Aturdidos por el momento, muchos habitantes pensaron que se trataba de fallas eléctricas, que lanzaban destellos de luz en todas las direcciones.
Sin embargo, se trata de un fenómeno denominado por los expertos como triboluminiscencia, o luces de terremoto, que ya había sido avistado en otras dos ocasiones en Ciudad de México.
La primera vez tuvo lugar la noche del 7 de septiembre de 2017, cuando un terremoto de magnitud 8.2 con epicentro en Puebla removió la capital mexicana.
La segunda ocurrió el 8 de septiembre de 2021, durante el sismo registrado en Guerrero de magnitud 7.1.
"Esto sucede cuando una onda sísmica golpea el suelo. La fricción generada con algunas rocas, como el basalto, puede provocar corrientes eléctricas que se expulsan a la superficie", explicó a Noticias Telemundo el meteorólogo Carlos Robles.
El sismólogo del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Víctor Manuel Cruz, dijo al diario El País que "la interacción del movimiento del suelo con la atmósfera es real. Hay registros que muestran que con un sismo se pueden producir perturbaciones dinámicas y señales electromagnéticas".
Las luces que se proyectan en el cielo tienen una gama de colores variada: desde blancos y azules, a verdes y púrpuras.
Este fenómeno, que en sí mismo es inofensivo, se ha convertido en un gran tema de estudio entre los expertos.
El ingeniero biomédico Troy Shinbrot, de la Universidad de Rutgers, recreó en su laboratorio una maqueta que imita el funcionamiento de los terremotos y descubrió una gran actividad eléctrica como resultado del desplazamiento de material granular usado para imitar la tierra, según reportó el diario The Washington Post.
Para ello rellenó contenedores con distintos tipos de material, como harina para cocinar o perlas de cristal. Al moverlos en un movimiento rápido y seco para reproducir una grieta, percibió picos de energía positiva y negativa que explicarían las luces que se vieron en el cielo de Ciudad de México.