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¿Definirán los indocumentados los distritos electorales?

¿Qué hacer a la hora de sentarse a “dibujar” en determinado lugar del país lo que serán los límites geográficos de los distritos electorales para elegir congresistas y legisladores locales?

La Corte Suprema de Justicia escuchará hoy los argumentos verbales en un importante caso que determinará si gente como los inmigrantes indocumentados, los residentes legales, los niños o los ex condenados que hoy viven en libertad pero sin derecho al voto, deben ser contados para establecer los distritos electorales.

 

En otra palabras, qué hacer a la hora de sentarse a “dibujar” en determinado lugar del país lo que serán los límites geográficos de los distritos electorales para elegir congresistas y legisladores locales, límites que están basados en el número de población que se cuenta.

 

¿Se debe acaso que contar únicamente a las personas que están registradas para votar, como es el argumento de muchos conservadores, entre ellos las dos personas que iniciaron este caso en Texas? 

 

¿O se debe incluir a todo el mundo que ahí vive, incluyendo por supuesto en estados como California, Texas, New York o Florida, a los millones de indocumentados y residentes legales que aunque no tienen derecho al voto son parte integral de la población de cada lugar?

 

El caso quizá suene académico o sin mayor interés práctico, sin embargo lo que decida la Corte tendrá importantes efectos políticos que pueden afectar el balance de poder en varios estados. 

 

Sucede que muchos de los indocumentados, residentes y estos otros grupos de gente que está excluida de votar viven en sitios urbanos, lo que hace que los distritos electorales en esos lugares tengan cierta configuración, que normalmente favorece a los demócratas. 

 

Un ejemplo sería para el caso un distrito electoral “X” en un área urbana de Texas, que ha sido “dibujado” en sus límites de cierta manera tomando en cuenta a todo el mundo que vive ahí. Por decir algo, se estableció el distrito basado en las poco más de 700 mil personas que viven ahí, incluidos indocumentados, residentes y demás. 

 

Si se excluye a los indocumentados, residentes y otros, el distrito éste del ejemplo tendría que modificarse ya que su población es mucho menor, con lo cual se diluye el poder de voto de la gente elegible para votar. 

 

La consecuencia podría ser que en esa área urbana de Texas - donde está ese distrito y otros similares - en lugar de tener por decir algo, 4 ó 5 distritos electorales - de nuevo, basados en contar a todo el mundo - habrían ahora sólo 2 ó 3 distritos debido a que es menos la cantidad de gente que se ha contado.

 

Lo contrario sucede en los distritos rurales donde hay menos indocumentados y residentes pero más gente registrada para votar. Si la Corte decidiera que habría que contarse únicamente a estos registrados para votar los distritos rurales podrían ser más en detrimento de los urbanos (y en los distritos rurales normalmente ganan los republicanos).

 

Hasta ahora la práctica en la mayoría del país ha sido la de contar a todo el mundo. La Corte sin embargo, nunca ha establecido cuál es el parámetro oficial para hacer este recuento. El caso que se ventila este martes literalmente obligará a la Tribunal Supremo a explicar qué quisieron decir otros magistrados que los antecedieron hace medio siglo cuando establecieron el llamado principio de “una persona, un voto”.

 

Mediante éste principio los distritos electorales tienen más o menos la misma población (alrededor de 710 mil personas), de ahí que por ejemplo Texas tenga 36 congresistas en Washington (cada distrito representa un congresista) y un estado de poca población como Wyoming tenga sólo un congresista. El problema es que nunca quedó claro a quién se incluía a la hora de contar a esta población. La sentencia de la Corte se conocerá en unos meses.