Trabajar como guardia de seguridad puede ser una ocupación aburrida. Pero no todos los que tienen ese empleo deciden saciar el ocio destruyendo obras de arte que cuestan millones de dólares.
Un guardia de seguridad en una galería de arte de Rusia ha saltado a la fama, pero por las razones equivocadas: arruinó con trazos a bolígrafo una obra valorada en más de un millón de dólares.
Se trata de la pintura Tres figuras, de la artista rusa Anna Leporskaya, expuesta en el Centro Yeltsin y creada entre 1932 y 1934.
El fresco originalmente representa a tres figuras humanas con las caras despojadas de ojos, bocas, narices, orejas y otros rasgos humanos.
Pero la galería de arte dijo que, en su primer día de trabajo, el guardia de seguridad agarró un bolígrafo y pintó ojos sobre dos de las tres figuras.
"Le informamos que durante la investigación, se identificó a la persona que pintó los ojos en las figuras de la pintura de Anna Leporskaya: se trata de un empleado de una organización de seguridad privada que lleva a cabo actividades de seguridad en el Centro Yeltsin", dijo la galería.
“El daño fue ocasionado con un bolígrafo”, agregó el comunicado.
Se cree que el incidente ocurrió en diciembre de 2021 y que el hombre le dijo a los investigadores que lo hizo porque estaba "aburrido". Un par de visitantes de la galería fueron quienes notaron los elementos que le sobraban a la obra.
El hombre, que tiene más de 60 años, fue despedido tras el hallazgo.
Actualmente, expertos en restauración trabajan para regresar la pintura a su forma original. Según reportes, la empresa de seguridad que empleó al guardia es la que corre con los gastos.
La policía local abrió una investigación por vandalismo, que podría acarrear una multa equivalente a poco más de 500 dólares y una sentencia de trabajo correccional de un año.
Anna Leporskaya (1900-1982) fue alumna del renombrado vanguardista ruso Kazimir Malevich (1879-1935).
Otros estropicios de arte valioso
Los estropicios de obras de arte de alto valor económico, cultural e histórico han sido recurrentes en el siglo XXI.
Unos de los más recordados ocurrió en España en 2012, cuando un fresco de Jesucristo que era el orgullo de una parroquia en un pueblito del país europeo quedó deformado luego de que una feligresa sin entrenamiento intentó "restaurar" los daños de la humedad y el tiempo.
La anciana octogenaria, identificada como Cecilia Giménez, empuñó la brocha sobre el Ecce Homo (He aquí el hombre) pintado por Elías García Martínez en el siglo XIX.
Aunque los funcionarios de Cultura de España dijeron que la anciana tenía las mejores intenciones, el fresco terminó asemejándose más a un mono peludo con túnica que al Salvador de la religión cristiana.