Por Daniel Arkin - NBC News
Will Smith es uno de los reyes indiscutibles del Hollywood moderno, un titán de la taquilla que ha ganado millones con espectáculos de la gran pantalla como Independence Day y Men in Black.
Pero en sus más de 30 años como actor, Smith siempre ha albergado ambiciones más grandes, manteniendo un ojo en la gloria comercial y el otro en proyectos cinematográficos que destaquen sus habilidades como actor de drama.
Recibió su primera nominación al Oscar en 2002, por la película biográfica de Michael Mann Ali pero perdió ante Denzel Washington. Volvió a presentarse cinco años después por The Pursuit of Happyness, sin embargo, la estatuilla se la quedó Forest Whitaker.
Se esperaba que la noche del domingo terminara de forma diferente, y así fue: Smith ganó por fin un premio de la Academia, por su papel principal en el conmovedor drama King Richard, un retrato de Richard Williams, el ambicioso padre de las tenistas Venus y Serena Williams.
Pero su momento de triunfo en el mayor escenario de Hollywood se vio eclipsado por la bofetada que sorprendió a todo el mundo.
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Chris Rock, al presentar el premio al mejor largometraje documental, hizo una broma sobre la esposa de Smith, Jada Pinkett Smith, diciendo que estaba emocionado por verla en G.I. Jane 2, una referencia a su cabeza rapada. En 2018, Pinkett Smith reveló que fue diagnosticada con alopecia, una afección que causa la pérdida de cabello.
Smith, evidentemente indignado por el comentario, subió al escenario principal del Dolby Theatre y abofeteó a Rock.
El público se quedó en silencio, aparentemente paralizado por la confusión y la conmoción. La señal de audio en las pantallas de televisión de todo Estados Unidos se cortó cuando Smith volvió a su asiento y gritó un improperio a Rock.
Minutos después, Will Smith volvió al escenario, esta vez para aceptar su Oscar por King Richard. En ese momento estaba claro que iba a tener que cambiar el discurso de aceptación que había preparado. El suspenso en el teatro era palpable.
Con lágrimas en los ojos, Smith se disculpó con la Academia de cine y con las hermanas Williams. Smith no se dirigió a Rock, que ya se ha burlado de Pinkett Smith en años anteriores, y trató de justificar lo que había hecho.
"Richard Williams fue un feroz defensor de su familia", aseguró Smith. "En la vida se me ha pedido que ame a la gente, que la proteja y que sea un río para mi pueblo", añadió.
El discurso de Smith fue crudo, emotivo y seguramente inesperado por el mismo artista que no sabía lo que iba a pasar cuando se acomodó en su asiento ubicado en la primera fila.
La entusiasta acogida de la película King Richard representó su coronación, y el Oscar que todos los expertos en premios predijeron correctamente que le llegaría fue la culminación de su carrera.
Llegó a la ceremonia como un verdadero candidato al premio, ya que había ganado estatuillas equivalentes en los Screen Actors Guild Awards, los Golden Globes y otros eventos de la industria.
Inmediatamente después de la confrontación, las posibles repercusiones todavía se estaban haciendo notar. El Departamento de Policía de Los Ángeles dijo que estaba al tanto del incidente. Rock se negó a presentar una denuncia, según dijeron las autoridades.
Pero es claro que el incidente quedará indiscutiblemente relacionado a la victoria de Smith y posiblemente a su imagen pública durante muchos años.
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El portavoz del actor no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios realizada por NBC News el domingo por la noche después la ceremonia.
La Academia, una vez finalizado el espectáculo, publicó en Twitter un breve mensaje sin mencionar a Smith ni a Rock por su nombre, diciendo que la organización "no aprueba la violencia de ninguna forma".
Al estilo de Hollywood, la ceremonia contó con un giro sorprendente. A la larga, el golpe puede ser más polémico que cualquier película nominada a mejor película este año.