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Un pastor y su familia robaron $8 millones de las ayudas por la crisis del COVID-19. ¿Por qué no han sido acusados?

La familia Edwards supuestamente dirigía una organización benéfica con la que reclamaron ayudas millonarias del programa gubernamental de ayuda por la crisis del COVID-19.

Por Laura Strickler, Stephanie Gosk y Rich Schapiro - NBC News

Agentes federales de Florida llevaban tratando de interrogar al pastor Evan Edwards y a su familia, cuando su Mercedes SUV fue visto circulando a gran velocidad por la I-75 al norte de Gainesville. 

Los Edwards eran misioneros cristianos de Canadá que vivieron en Turquía durante muchos años y se trasladaron a Florida en 2019. Sobre el papel, dirigían una organización benéfica basada en la fe con una misión de altas miras: “Comunicar el amor cristiano en la doctrina y el servicio a los pobres".

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Pero en otoño de 2020, la familia de cuatro miembros -el padre Evan; la madre Mary Jane; la hija Joy, de 36 años, y el hijo Josh, de 30- era sospechosa de haber llevado a cabo un fraude multimillonario que tenía como objetivo el programa gubernamental de ayuda por la crisis del COVID-19 para pequeñas empresas y organizaciones sin ánimo de lucro. 

Los Edwards recibieron más de 8 millones de dólares después de que Josh presentara documentos en los que afirmaba falsamente que su ministerio, ASLAN International Ministry, tenía 486 empleados y una nómina mensual de 2.7 millones de dólares, según una denuncia federal de confiscación

Una investigación federal puso en evidencia serias señales de alarma. Entre ellas: el contador que supuestamente firmó el préstamo supuestamente tenía demencia y no había hecho ningún trabajo para la organización desde 2017.

Justo después de las 8:49 pm del 17 de septiembre de 2020, el Mercedes beige de los Edwards estaba siendo detenido por tres coches de la Patrulla de Carreteras de Florida. Los cuatro miembros de la familia estaban dentro del vehículo.

Evan Edwards declaró a los agentes que se dirigían a una conferencia en Texas, pero no pudo proporcionar ningún detalle, según la denuncia. 

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Los agentes federales llegaron al lugar y comenzaron a registrar el Mercedes 2020. Lo que encontraron indicó que no se trataba de un viaje típico por carretera. 

Edwards, sentado en el asiento del pasajero delantero, tenía una impresora láser en su regazo. En el asiento del pasajero trasero, junto a su mujer y su hija, había dos bolsas de basura transparentes llenas de documentos triturados, según la denuncia. 

Los dispositivos electrónicos personales de la familia estaban metidos en la llamada bolsa de Faraday, que bloquea las frecuencias de radio para evitar su rastreo, según la denuncia. 

También había maletas llenas de registros financieros, otras dos bolsas Faraday con ordenadores portátiles y tabletas en su interior, una trituradora de documentos y varias mochilas con discos duros externos y unidades USB, según la denuncia. 

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“Otros documentos electrónicos localizados en el registro incluyen un manual de investigación de 49 páginas publicado por la Oficina de Justicia relacionado con el ‘Rastreo de los flujos de dinero a través de las instituciones financieras”, según la denuncia federal.

La prisa del Gobierno estadounidense por distribuir el dinero de la ayuda durante la pandemia creó una bonanza para los defraudadores en el país y en el extranjero. Desde 2020, el Departamento de Justicia ha procesado a más de 177 personas por presunta estafa al Programa de Protección de Pagos (PPP, por su sigla en inglés). 

Un juez federal de Florida ordenó finalmente la confiscación de los 8 millones de dólares que la familia Edwards había recibido después de que el Gobierno alegara que era el producto de delitos de fraude bancario y blanqueo de dinero.

Pero más de 18 meses después del control de tráfico en Florida, las autoridades aún no han acusado a ningún miembro de la familia Edwards de ningún delito. 

La inacción es especialmente curiosa, dado que otros presuntos defraudadores del programa han sido objeto de cargos penales a pesar de estar acusados de robar mucho menos dinero.

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Un hombre de Vermont, por ejemplo, fue detenido y acusado tras obtener fraudulentamente 55,000 dólares en préstamos (fue condenado a dos años de libertad condicional). Un hombre de Georgia fue condenado a tres años de prisión tras ser declarado culpable de solicitar fraudulentamente 2.6 millones de dólares en préstamos del PPP. 

“Me imagino que un caso de fraude de 8 millones de dólares del PPP es uno que querrías llevar y querrías llevar rápidamente”, señaló Alex Little, un exfiscal federal que ahora ejerce como abogado en Nashville, Tennessee, refiriéndose al caso de los Edwards. “No entiendo por qué no han sido acusados”, afirmó.

Un portavoz de la Fiscalía del Distrito Medio de Florida envió un correo electrónico a NBC News en el que la oficina declinaba hacer comentarios.

Roy Dotson, el coordinador nacional de recuperación de fraudes sobre las ayudas durante la pandemia del Servicio Secreto de los Estados Unidos, que dirigió la investigación, dijo: “Debido al hecho de que esta es una investigación en curso, el Servicio Secreto no puede proporcionar ninguna información adicional relacionada con este caso en este momento".

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La familia Edwards no respondió a los correos electrónicos ni a los mensajes enviados a través de las redes sociales, y nadie respondió a la puerta de su casa en New Smyrna Beach, Florida. 

La estafa y su desenmascaramiento sorprendieron a sus vecinos, así como a los miembros de la familia extensa de Evan Edwards. 

“No sabemos qué ha estado haciendo”, señaló Alan Heringa, un primo, que dijo que habló por última vez con Evan en 2017. 

“Estamos interesados en escuchar la historia completa. Es algo totalmente fuera de lo normal para un hombre de Dios, supuestamente”.

Un vecino lo dijo más claramente. 

“Este tipo necesita estar en la cárcel”, dijo el vecino, que habló de lo que había leído en las noticias sobre el caso. Habló bajo la condición del anonimato para mantener su privacidad.

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“Robó dinero durante una pandemia. Lo robó en nombre de Dios. Eso le convierte en la peor escoria sobre la faz de la Tierra”.

Una época turbulenta en Turquía

El hombre ahora conocido como Evan Edwards creció en Edmonton, uno de los tres hijos de una familia que no era religiosa, según su primo. 

Nació con el nombre de Ian Heringa, pero se cambió el nombre después de un período turbulento en Turquía, donde su proselitismo lo convirtió en blanco de acoso.  

Su devoción al cristianismo comenzó al final de su adolescencia o al principio de sus 20 años, cuando una novia le presentó una iglesia de la zona. No pasó mucho tiempo antes de que el padre de Edwards dejara de enviarle dinero porque “se lo daba todo a la iglesia”, dijo su primo. 

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Edwards se casó con Mary Jane, una inmigrante filipina. La pareja se trasladó a Turquía, un país predominantemente musulmán, a finales de la década de 1980, tras el nacimiento de sus dos hijos. 

“Sabíamos que queríamos predicar el Evangelio donde no se predicaba”, explicó Evan Edwards en una entrevista radiofónica en 2008. 

Joy Edwards, Evan y Mary Jane Edwards, y Josh Edwards.
Joy Edwards, Evan y Mary Jane Edwards, y Josh Edwards.via Facebook

Trabajó con un grupo misionero cristiano, Operación Movilización, y más tarde fundó el Ministerio Internacional ASLAN, cuyo nombre, según él, se debe a la palabra turca que significa león. 

Edwards ha afirmado que su organización distribuyó más de 500,000 ejemplares del Nuevo Testamento en Turquía. En el proceso, ha dicho, se convirtió en un objetivo de las autoridades locales.

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“He sido detenido y acosado por la policía y el ejército en Turquía más de 50 veces”, detalló en una entrevista de 2012 con The Christian Post.  

“Me han atacado en la calle y me han golpeado”, añadió. “He saltado vallas, me he colado por puertas laterales y me he escondido en los lugares más insólitos”. La oposición llegó en forma de cierre de mi empresa de distribución de libros por parte del gobierno y de tener que denunciar a la policía.

Una persona que en su día estuvo afiliada a ASLAN Internacional diría más tarde a los investigadores que el pastor cambió su nombre por el de Evan Edwards porque se le prohibió la entrada en Turquía y deseaba volver más adelante con una nueva identidad, dice la denuncia. 

La familia se trasladó de nuevo a Canadá hace unos 10 años, y Evan Edwards siguió predicando, según su primo.

“Todo lo que hacía era para la iglesia”, añadió el primo, Alan Heringa.

En octubre de 2018, Edwards compró una casa de tres habitaciones en New Smyrna Beach, Florida, por 332,500 dólares. La familia voló de Edmonton a Orlando el 29 de junio de 2019, según la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos. 

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La casa de los Edwards estaba en una nueva comunidad centrada en un campo de golf de 18 hoyos y un club de campo. La propiedad da la espalda a un estanque hecho por el hombre.  

Cuando llegaron por primera vez a New Smyrna Beach, los Edwards tenían un modesto sedán. Pero pronto se pasaron al Mercedes. También llenaron su garaje con equipos de ejercicio de alta gama, aunque el interior de la casa parecía relativamente sobrio, dijeron los vecinos.

“Le pregunté: ‘¿Tienes un negocio ahí?”, recuerda un vecino. “Me respondió: ‘No, dirijo un ministerio”.

Entonces el coronavirus golpeó y paralizó la economía de Estados Unidos. En abril de 2020, Josh Edwards solicitó un préstamo de 6 millones de dólares del PPP para cubrir las nóminas, el alquiler y los servicios públicos del ministerio de su familia, según una denuncia federal. 

La casa de la familia en New Smyrna Beach, Florida.
La casa de la familia en New Smyrna Beach, Florida.NBC News

First Home Bank notificó a Josh Edwards que ASLAN International podía recibir más dinero del que había pedido: un total de 8.4 millones de dólares. 

En mayo de 2020, el dinero llegó a una cuenta que anteriormente tenía un saldo de 25 dólares, según la denuncia. Se desembolsó en múltiples cuentas bancarias a nombre de los cuatro miembros de la familia, dice la denuncia.

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“Los autores del fraude intentaron ocultar el origen, la naturaleza y la ubicación de las ganancias del fraude bancario moviendo las ganancias a través de numerosas cuentas bancarias, mantenidas a diferentes nombres”, indica la denuncia.

Warren Smith, presidente de la organización cristiana evangélica Ministry Watch, dijo que el fraude de ASLAN era fácilmente detectable. “Con sólo hacer un par de búsquedas en Google sobre el nombre de esta organización, el banco habría sabido que allí no había nada”, dijo Smith. 

Tom Zernick, el presidente del First Home Bank, dijo en un comunicado que la documentación presentada por ASLAN “cumplía los requisitos del PPP en ese momento".

Dos meses después de que el dinero llegara a las cuentas de ASLAN, la familia Edwards intentó comprar una casa de 3.7 millones de dólares en una nueva urbanización de Disney World llamada Golden Oaks, dice la denuncia. Mary Jane Edwards era la única persona que figuraba en el contrato de compra.

Pero el acuerdo nunca se llevó a cabo. Las autoridades se incautaron de los 868,000 dólares que se habían reservado para el pago inicial de la casa de 4,700 pies cuadrados, dice la denuncia. 

Los federales entran en acción

No está claro cuándo comenzó, pero la investigación federal cobró impulso en septiembre de 2020.

Los agentes visitaron la oficina de ASLAN International en Orlando y descubrieron que los negocios vecinos no recordaban haber visto a ningún empleado allí, dice la denuncia. Una revisión del sitio web encontró que los enlaces de donación estaban inactivos y secciones de texto fueron aparentemente levantadas de otros sitios religiosos, según la denuncia.

Y aunque la solicitud de préstamo para la pandemia del ministerio decía que tenía una nómina mensual de 2.7 millones de dólares, había declarado sus ingresos mensuales como sólo 5,500 dólares en las declaraciones de caridad al gobierno canadiense, según una revisión de los documentos.

Las autoridades canadienses, a petición de Estados Unidos, localizaron a Walter Gnida, que figuraba en los documentos como contable del ministerio y que supuestamente había firmado los préstamos.

Gnida permaneció en silencio y sin responder mientras su hijo decía a los investigadores que su padre y Evan Edwards se conocían desde hacía años, pero que Gnida ahora sufría demencia y no había hecho ningún trabajo para ASLAN desde al menos 2017, dice la denuncia.

El hijo de Gnida no respondió a una solicitud de comentarios.

El 8 de septiembre de 2020, los agentes federales se presentaron en la casa de los Edwards, pero nadie respondió a la puerta. Esa noche, Evan y Josh Edwards pasaron por la casa de algunos de sus vecinos para preguntar si dos hombres habían venido a hacerles preguntas, dice la denuncia. 

La respuesta fue afirmativa. Los vecinos les dijeron que los hombres querían saber quién vivía en la residencia de los Edwards, según la denuncia.

Armados con una orden de registro, un enjambre de agentes federales se presentó en la casa de los Edwards nueve días después, según los vecinos y la denuncia federal. No había vehículos ni personas, y la casa estaba “despejada”, según la denuncia.

Coches del Servicio Secreto aparcados frente a la casa de New Smyrna Beach.
Coches del Servicio Secreto aparcados frente a la casa de New Smyrna Beach.NBC News

El Mercedes de la familia fue detenido esa misma tarde, a unas 150 millas (240 kilómetros) de distancia. Un informe policial indica que los agentes de Florida detuvieron el vehículo tras ser contactados por el Servicio Secreto, que había estado rastreándolo. 

Los cuatro miembros de la familia fueron detenidos. Se les acusó de presentar documentos de inmigración fraudulentos en la frontera canadiense. 

Los formularios de visado presentados por la familia decían que iban a trabajar en Estados Unidos en nombre de Gnida, el contable enfermo de demencia, en nombre de ASLAN International, según una denuncia penal. La entrevista con el hijo de Gnida sugirió que la firma de Gnida en los documentos era falsa, según las autoridades. 

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Pero en un giro inusual de los acontecimientos, los cargos fueron desestimados al día siguiente después de que un funcionario de aduanas estadounidense señalara que había leído mal los informes de la entrevista.

El hijo de Gnida dijo que su padre enfermo podría haber firmado los documentos, aunque no recordaba haberlo hecho, dijo el funcionario de aduanas en una declaración jurada.

La familia fue puesta en libertad al día siguiente de la parada de tráfico, según los documentos judiciales. 

Los detalles de la parada salieron a la luz en los expedientes judiciales que se hicieron públicos en diciembre de 2020, generando una explosión de atención en Florida. Los Edwards no impugnaron la incautación de los 8 millones de dólares en préstamos, que fueron recuperados en su totalidad por el Departamento de Justicia.

El Gobierno federal no ha tomado ninguna medida contra los Edwards desde entonces, según una búsqueda de registros judiciales públicos. 

“Esta secuencia de eventos es increíblemente rara e inusual”, dijo Little, el exfiscal federal. 

Dijo que no podía entender por qué el Gobierno llegaría a tales extremos para detener y encarcelar a la familia Edwards, pero luego parece que se aleja del caso. 

“Plantea una serie de preguntas sobre lo que está ocurriendo”, añadió. 

La casa de los Edwards permaneció tapiada y desocupada durante varios meses después de la parada de tráfico. Pero para sorpresa de los vecinos, Evan y su hijo regresaron finalmente y han estado viviendo en la casa, según los vecinos. Se desconoce el paradero de su mujer y su hija.

“Simplemente reaparecieron como si nada hubiera pasado”, señaló un vecino. 

“Eso se hace. Te pillan. ¿Cómo es posible que no haya repercusiones?”, lamentó.

El vecino, que habló bajo condición de anonimato por razones de privacidad, dijo que la notoriedad de la familia provocó una dinámica incómoda en el bloque. 

“¿Qué les dices: ‘Cómo te va hoy? ¿Robasteis algún millón?”, se preguntó. 

El caso no parece haber aplastado los esfuerzos religiosos de la familia. 

El otoño pasado, llamaron la atención de un organismo de control de ministerios después de que los contribuyentes de ASLAN Internacional recibieran un correo electrónico de “Edwards Family Ministries” con un asunto que presumía: “948 salvaciones hasta ahora”.

El correo electrónico contenía un enlace a un vídeo de YouTube, ya eliminado, titulado Texas, en el que se mostraban “18 minutos de imágenes en las que se veía a Evan Edwards rezando sobre la gente en un evento de autoservicio”, según The Roys Report

Evan Edwards y su hija, Joy, rezan por la gente en un evento de autoservicio en un vídeo sin fecha.
Evan Edwards y su hija, Joy, rezan por la gente en un evento de autoservicio en un vídeo sin fecha.The Roys Report

Evan Edwards no parece haberse escondido de las autoridades.

En junio de 2021, se reunió con un notario en el condado de Volusia para transferir la casa de New Smyrna Beach a su nombre desde el de ASLAN, según los registros locales.

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El sitio web de ASLAN Internacional ya no está activo, pero los registros estatales del ministerio están actualizados. Hace un par de meses, la familia cambió la dirección de ASLAN de su casa en New Smyrna Beach a la dirección de una tienda local de UPS en la ciudad, según los registros del Secretario de Estado de Florida.

En el bloque de los Edwards, algunos vecinos se refieren ahora a la familia con un apodo: los malversadores.

“Nos gustaría que los metieran en la cárcel”, afirmó una persona que vive cerca. “Es muy triste ver cómo los estafadores se llevan el dinero que está destinado a personas que realmente lo necesitan”.

Varios vecinos dijeron que Edwards no parecía hosco ni derrotado tras el incidente. Y su fe aparentemente no se había visto afectada.

Dijo a la gente del bloque que creía que la intervención divina había ayudado a la familia a sortear sus problemas legales. Según un vecino, lo dijo así: “Dios nos salvó”.