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Un joven de Nuevo México convenció al FBI de que no era peligroso. Meses después baleó a dos jóvenes latinos en una escuela

Dos agentes acudieron a su casa por amenazas publicadas en internet y él les dijo que "tenía una vida fastidiada". “Pero no estoy realmente loco como esa gente”, agregó. Y le creyeron.

Por Ken Dilanian y David Douglas - NBC News

William Atchison sabía exactamente por qué dos agentes del FBI estaban llamando a su puerta.

"¿Es por mi historial de Internet?", dijo cuando los oficiales entraron en la modesta casa de su familia en una zona remota del noroeste de Nuevo México el 24 de marzo de 2016.

La visita del FBI fue provocada por un mensaje alarmante que el joven publicó en un foro de Internet unas semanas antes, según los registros judiciales. Atchison, de 21 años, dijo que estaba "planeando un tiroteo masivo" y que buscaba "armas buenas para matar a mucha gente que no sean muy caras".

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"Realmente no soy el tipo de persona que hace algo así", se defendió Atchison ante los oficiales, según una grabación de la entrevista obtenida en exclusiva por NBC News. Los agentes del FBI estuvieron de acuerdo, según su informe, y cerraron el caso.

Al año siguiente, el 7 de diciembre de 2017, Atchison entró por una puerta sin cerrar en su antigua escuela secundaria en Aztec, Nuevo México, y utilizó una pistola semiautomática comprada legalmente para matar a Casey Márquez, una animadora que entrenaba gimnasia, y a Francisco Fernández, un jugador de football.

Luego volvió el arma contra sí mismo mientras la policía se acercaba. Fue uno de los 50 tiroteos en escuelas en 2017.

En el exterior del instituto Aztec, un cartel indica a los visitantes que se registren en la oficina. El tirador entró por una puerta que estaba abierta en 2017.
En el exterior del instituto Aztec, un cartel indica a los visitantes que se registren en la oficina. El tirador entró por una puerta que estaba abierta en 2017.NBC News

Un análisis de NBC News sobre el tiroteo en la escuela secundaria Aztec -que incluye una revisión de los registros del Gobierno y una grabación de audio de una entrevista del FBI con el joven- encontró una serie de oportunidades perdidas que apuntan a lo que algunos expertos dicen que son deficiencias a nivel nacional en la forma en que las autoridades evalúan y responden a extremistas en el país.

Las oportunidades perdidas en este caso tienen paralelismos con lo sucedido antes de los tiroteos en escuelas de Parkland, Florida, cuando el FBI no actuó ante las pistas sobre el tirador; y en Oxford, Michigan, donde se acusa a las autoridades escolares de ignorar señales de advertencia obvias.

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"Este es otro ejemplo de fracaso del sistema", afirmó James Densley, un experto en tiroteos masivos que cofundó The Violence Project. "No hay un estándar nacional unificado que todo el mundo siga en términos de cómo llevar a cabo estas evaluaciones de amenazas y cómo unir esos puntos", agregó.

En los meses anteriores al tiroteo, Atchison dejó un rastro de odio racista y desesperación en publicaciones en línea de acceso público que las autoridades nunca vieron, según los registros judiciales. El día de los asesinatos, llevaba una memoria USB con una nota que decía: “Si las cosas van según el plan, hoy será cuando muera. Iré a algún sitio y me equiparé, tomaré una de las clases como rehén y luego me volaré los sesos".

Pero hubo muchas señales de advertencia que las autoridades sí vieron. Los errores cruciales, según los registros judiciales, los informes del Gobierno y los expertos que revisaron el caso para NBC News, incluyeron: 

  • Los funcionarios de la escuela nunca notificaron a la policía cuando Atchison fue suspendido en 2012 después de que escribiera una cronología del tiroteo en la escuela secundaria de Columbine en Colorado en una pizarra, un acto que los expertos calificaron como un indicador revelador de la violencia potencial. 
  • El FBI no informó al instituto después de descubrir la publicación de marzo de 2016 en la que Atchison amenazaba con llevar a cabo un tiroteo, y luego cerró su investigación sin hacer un seguimiento después de que Atchison dijera a los agentes que estaba fascinado con los asesinos en masa, que había publicado fantasías violentas en línea y que había tenido tendencias suicidas.
  • Tras un error de comunicación con el FBI, la policía local publicó un boletín de "precaución" en el interior de la comisaría utilizando el nombre y la foto del hermano mayor de Atchison y nunca hizo un seguimiento para corregir el error.
  • Como el FBI cerró el caso, la oficina no descubrió la relación en línea de Atchison con un joven de 18 años que disparó y mató a nueve personas en Munich, sólo cuatro meses después de su entrevista con los agentes. 

"Había muchas, muchas banderas rojas", dijo Jamie Lattin, cuya hija, Casey, fue asesinada a tiros. "Hay muchos responsables de la escuela, del Departamento de Policía de Aztec, del FBI, del propio tirador, de su familia. Todos tienen la culpa, todos", agregó.

Cuatro años después, Lattin dice que sigue hundida por el dolor.

"Sé que se ha ido. Sé que no va a volver (...) lidio con su muerte todos los días: las circunstancias que llevaron a su muerte, las personas responsables", agregó, "todavía tengo un proceso muy largo por delante. Tuve a mi hija durante 17 años. Su muerte nunca me abandonará".

Ni el distrito escolar ni la policía de Aztec quisieron hacer comentarios para este artículo, alegando una demanda por homicidio culposo presentada por Lattin y su abogado, Luis Robles.

El FBI también se negó a hablar, a pesar de que un juez desestimó la demanda de muerte por negligencia de la familia contra la oficina por razones técnicas, dictaminando que el FBI era inmune a ser demandado por su decisión de no investigar más a Atchison después de la entrevista de 2016.

Una puerta de seguridad fuera de la escuela Aztec después del tiroteo.
Una puerta de seguridad fuera de la escuela Aztec después del tiroteo.NBC News

En una breve conversación telefónica, el padre de Atchison, Wayne Atchison, dijo: “Pongo mucha culpa en el sistema escolar, porque estaba siendo intimidado y no hicieron nada al respecto. En cambio, lo aceptaron”. No quiso dar más detalles al respecto.

Atchison llevaba cuatro años sin asistir a la escuela cuando llevó a cabo el tiroteo. Su padre estaba con él cuando compró legalmente el arma homicida, una pistola Glock, en una tienda de artículos deportivos el 3 de noviembre de 2017, según un informe de la Policía Estatal de Nuevo México.

"He tenido una vida fastidiada"

Eran alrededor de las 3 de la tarde del 24 de marzo de 2016 cuando llegaron los dos agentes del FBI, recibidos por los padres de Atchison. Faltaban dos días para que Atchison cumpliera 20 años,

Rápidamente se acercó a los agentes, y antes de que pudieran siquiera formular una pregunta, comenzó a contarles su interacción en línea con un infame tirador de masas.

“No estoy realmente loco como esa gente", dijo. "Permítanme darles un resumen. Alrededor de 2007, este tipo, Pekka Auvinen, era de Finlandia. Se volvió un psicópata. Mató a ocho personas. ... hay cultos que realmente adoran a este tipo de personas. ... Hablé con él seis veces porque llegué a su canal a través de Amazing Atheist ..."

Atchison también dijo a los agentes del FBI que había sido golpeado y apuñalado repetidamente por compañeros que lo acosaban en la escuela. "Mi cuerpo está cubierto de cicatrices por haber sido apuñalado", dijo. “Lo que quiero decir es que he tenido una vida fastidada”, agregó.

Un agente le interrumpió. “Déjame aclararte algo, William. No va en contra de la ley que seas ateo. No va en contra de la ley que seas anti nada. Lo que va en contra de la ley es cuando lo llevas a otro extremo y se hacen publicaciones y ... o se actúa sobre esos sentimientos anti. ¿Entiendes lo que digo?"

Atchison respondió: "Sí. Como, obviamente, no soy el tipo de persona que realmente hace nada de esto". El agente aseguró: "Supongo que mi pregunta para ti es qué seguridad puede darnos".

El futuro asesino respondió: "Bueno, ustedes pueden ponerme en una lista de vigilancia y vigilarme y esas cosas".

Pero no hay ninguna lista de vigilancia de quienes disparan en las escuelas. Lo que hicieron los agentes, según los registros del FBI, fue cerrar el caso sin más investigación. 

"Basándose en las entrevistas realizadas al sujeto y a sus familiares, el [FBI] no ve una amenaza para la seguridad", concluye su informe. "Además, el sujeto, aunque afirmó haber acudido a un psicólogo en el pasado, no tiene acceso a armas de fuego, explosivos u otros dispositivos destructivos, e insistió en que las publicaciones en línea estaban relacionadas con los videojuegos y/o las actividades de trolling del sujeto con el único propósito de incitar a la controversia en Internet.”

La narración concluye: "Como tal, el [FBI] no ve una amenaza inmediata para las escuelas y/o el público".

Indicadores de violencia

En un estudio sobre los autores de tiroteos masivos, el grupo Everytown Research & Policy descubrió que, entre 2009 y 2020, más de la mitad de los asesinos mostraron al menos una señal de advertencia peligrosa antes de los tiroteos, como amenazas de violencia. En conjunto, se cobraron 596 vidas e hirieron a otras 260 personas, según el estudio.

Atchison no es la única persona que ha matado después de haber sido objeto de una entrevista y una evaluación de amenazas por parte del FBI. La agencia reconoció que entrevistó en 2020 a un hombre que disparó mortalmente a ocho personas el año pasado en unas instalaciones de FedEx en Indianapolis.

El FBI también entrevistó a Tamerlan Tsarnaev -y cerró el caso- dos años antes de que orquestrara el atentado del maratón de Boston de 2013.

Pero los expertos en tiroteos masivos dicen que no pueden recordar una entrevista del FBI que se haya hecho pública. Dicen que el intercambio de una hora del FBI con Atchison pinta una imagen de un joven que mostraba una variedad de indicadores de violencia.

"Cuando leí esto, fue como oh, Dios mío, es muy preocupante", aseguró Jillian Peterson, profesora de criminología y justicia penal en la Universidad Hamline de Minnesota y cofundadora con Densley de The Violence Project.

Atchison habló con los agentes de que había tenido tendencias suicidas. Le fascinaban las armas y los asesinos masivos. Les dijo a los agentes del FBI que había sido víctima de acoso escolar y que había tenido su propio comportamiento de acoso en línea, arremetiendo con una retórica furiosa, racista, misógina y llena de odio. 

“Hay un montón de señales de advertencia que sabemos por la investigación que son predictores de la violencia”, dijo, “este era claramente un joven que necesitaba una intervención seria”.

No está claro que ninguna agencia, ni siquiera el FBI, tuviera suficiente información por sí sola para haber intervenido con éxito para detener a Atchison.

Robles, el abogado de la familia Lattin, lo resumió así: "El FBI no llevó a cabo el tipo de investigación que se espera que lleve a cabo una agencia federal de aplicación de la ley. El distrito escolar sabía que tenía una amenaza potencial y decidió ignorarla. Y el Departamento de Policía, cuando se le informó de esta amenaza potencial, decidió no investigarla. Y el resultado fue una tragedia".

El sheriff del condado de San Juan, Ken Christesen, dijo tras el tiroteo: “Es una pena que no estuviera en nuestro radar”.

Katherine Schweit, que dirigió el programa de tiradores activos del FBI antes de retirarse de la oficina, revisó la cinta y la transcripción de la entrevista del FBI a Atchison para NBC News. Llegó a la conclusión de que los agentes del FBI hicieron un trabajo minucioso. No vio nada que debiera haberles llevado a abrir una investigación criminal.

"Aunque habló de muchas cosas diferentes y habló de lo orgulloso que estaba de estos tiradores y de esas acciones y de este evento (...) y de cómo publicó cosas admirables sobre personas que cometieron horribles atrocidades, siguen siendo sólo palabras", dijo.

"Espero que escuchen la frustración en mi voz diciendo que, como persona que trabajó en estos casos ... las palabras no son violentas, las acciones lo son", concluyó.

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Peter Langman, que ha dedicado su carrera a estudiar a los tiradores en masa y ha realizado trabajos de consultoría para el FBI, estuvo de acuerdo. "Dada la evidencia en el momento, creo que hicieron una investigación exhaustiva", dijo, "podrían haber seguido otro par de vías, pero no creo que eso hubiera cambiado nada".

Señaló que el ataque ocurrió más de un año después de la entrevista con el FBI. "Este es el reto", dijo, "no se puede seguir vigilando a todos los posibles sujetos".

"Si lo hubiera hecho"

Robles, que obtuvo el expediente del caso del FBI a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información, lo ve de otra manera. Sostiene que la propia amenaza en línea dio al FBI una causa probable para obtener una orden de registro de la computadora de Atchison, que habría dejado al descubierto el alcance de su extremismo violento. 

"Dado que el FBI se ha encargado de investigar el terrorismo interno, como los tiroteos en las escuelas, tenían la responsabilidad de llevar a cabo una investigación exhaustiva”, dijo Robles.

"El FBI no lo hizo. No bajaron a la calle y averiguaron más sobre el tirador desde la propia escuela. Y habrían podido saber que había algo más. No ejecutaron una orden de registro, ni obtuvieron el ordenador que luego podría utilizarse para acusarle de un delito y, esencialmente, sacarlo de la sociedad y protegerla con ello", agregó.

Incluso si el FBI no siguió su propio caso criminal, agregó, la oficina debería haber pasado la información sobre la amenaza de tiroteo masivo de Atchison a su antigua escuela secundaria. El FBI alertó a la policía de Aztec, pero el Departamento de Policía nunca entrevistó al joven, según los registros judiciales.

Si el FBI hubiera accedido al computador de Atchison, dijo Robles, los agentes habrían encontrado discusiones continuas sobre la violencia entre el joven y un hombre alemán, David Sonboly, que más tarde mató a nueve personas e hirió a otras 36 en un tiroteo en un McDonald’s de Munich en julio de 2016. 

La policía alemana descubrió los mensajes después del tiroteo de Munich, dijo Florian Hartleb, un académico alemán que escribió sobre el caso en un libro sobre la llamada lone wolf violence o violencia del lobo solitario.

"Hay dos niños muertos en Aztec, Nuevo México, [y] nueve alemanes muertos que, esencialmente, pagaron el precio máximo de que el FBI no hiciera lo que prometió al público estadounidense que iba a hacer", dijo Robles, que a menudo representa a policías.

Schweit y otros expertos afirman que el FBI recibe cada año miles de pistas sobre personas que han dicho o hecho cosas que sugieren que podrían cometer actos violentos. La mayoría no conducen a detenciones, ni a actos de violencia.

"Miles de veces no se convierten en nada", dijo Schweit. "He cubierto y trabajado en cientos de tiroteos. Todo el mundo dice: ‘Debería haber hecho esto. Debería haber hablado con él. Debería haberlo hecho. Si lo hubiera hecho".

Y añadió: “Cuando miré la transcripción y vi los comentarios que él publicó en Internet, no eran lo suficientemente específicos como para que me hubiera sentido cómoda acudiendo a un fiscal para que emitiera una orden de registro. ... Tienes que asegurarte de que si vas a invadir los derechos constitucionales de alguien a la libertad de asociación, a la libertad de expresión, es mejor que tengas una muy buena idea de que hay algo específico que alguien realmente quiere hacer y no es sólo retórica".

Peterson, el profesor de criminología, dijo que el FBI y otras autoridades deberían haber hecho más. Los agentes preguntaron a Atchison si estaba dispuesto a hablar con un consejero, pero no hay pruebas en los registros que sugieran que se tomó alguna medida para facilitarlo.

"El FBI probablemente debería haber hablado con la policía local, que debería haber hablado con la escuela", dijo Peterson.

"Me gustaría que esos agentes reconocieran que se trataba de un chico en una crisis de salud mental muy grave que probablemente era un peligro para sí mismo o para los demás, que necesitaba ser conectado a los servicios de salud mental. ... Habría esperado, como mínimo, algún tipo de seguimiento y algún tipo de recopilación de información adicional", agregó.

Fue un fracaso colectivo, dijo Lattin, la madre de Casey.

"He dicho desde el principio que esta comunidad tiene que darse cuenta de que hemos perdido a tres niños ese día", agregó. "Fue criado por la misma comunidad que la mía. Se sentó en las mismas aulas. Tuvo muchos de los mismos profesores. Tuvo mucha de la misma Administración. Toda esta comunidad lo perdió".