La familia y los amigos de Tyre Nichols se reunieron este miércoles en un funeral destinado a celebrar su vida, tres semanas después de que muriera tras una brutal golpiza propinada por varios policías de Memphis (Tennessee). Al acto, en el que participaron cientos de personas, la vicepresidenta, Kamala Harris, que fue recibida con un gran ovación, instó al Congreso a que apruebe una reforma policial que acabe con los casos violencia y mitigue el racismo sistémico.
“Este acto violento no perseguía la seguridad pública”, dijo Harris. “¿No tenía también derecho a estar a salvo?”, se preguntó, “Tyre Nichols debería haber estado seguro”, condenó la vicepresidenta.
Al comenzar el funeral, un grupo de cantantes y percusionistas que tocaban instrumentos africanos se dirigieron a la entrada de la iglesia, donde el ataúd negro de Nichols estaba cubierto por un gran ramo de flores blancas. “Te queremos, Tyre", loaron los asistentes.
Una hermana de Tyre Nichols describió su “ira” y “profundo dolor” por la pérdida. “Le robaron su vida, sus pasiones y su talento, pero no su luz”, dijo Keyana Dixon. “Veo al mundo mostrándole amor y luchando por su justicia, pero todo lo que quiero es que me devuelvan a mi hermanito”, lamentó entre lágrimas.
Dixon explicó que, cuando escuchó la noticia del asesinato de su hermano, lloró y perdió la fe, luego se llenó de “ira”, “profunda tristeza” y “dolor que nunca sentí, cuando esos monstruos asesinaron a mi hermanito”. “Mi familia nunca será la misma, y siempre querré a mi hermanito, para siempre”, concluyó.
El Mississippi Boulevard Celebration Choir cantó la popular canción de culto gospel You Are My Strength (Tú eres mi fuerza), mientras la familia de Nichols, el reverendo Al Sharpton y el abogado de la familia, Ben Crump, escuchaban con la iglesia llena de dolientes.
El reverendo J. Lawrence Turner definió a Nichols como “una buena persona, un alma hermosa, un hijo, un padre, un hermano, un amigo, un ser humano” que se había ido demasiado pronto y al que “se le negaron sus derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, se le negó la dignidad de su humanidad, se le negó el derecho a ver ponerse el sol otro día, a abrazar a su madre, a salir con sus amigos, a abrazar a su hijo y el derecho a envejecer”.
Tiffany Rachal, madre de Jalen Randle, abatido mortalmente por un agente de policía de Houston en 2022, cantó una versión del clásico gospel Alabanza total entre los aplausos de los feligreses y de la familia de Nichols. “Todas las madres del mundo tienen que unirse, tienen que unirse para detener todo esto”, aseguró Rachal.
En pantallas gigantes se proyectó un montaje de fotos de Nichols e imágenes de las protestas que siguieron a la noticia de su muerte.
En las tres semanas transcurridas desde la muerte de Nichols, cinco policías fueron despedidos y acusados de asesinato. Su unidad especializada fue disuelta. Otros dos agentes han sido suspendidos. También fueron despedidos dos trabajadores de emergencias médicas del Departamento de Bomberos de Memphis y un teniente.
Pero el miércoles se habló de Nichols, un patinador y fotógrafo aficionado de 29 años que trabajaba haciendo cajas en FedEx, hacía amigos durante sus visitas matutinas a Starbucks y siempre saludaba a su madre y a su padrastro cuando volvía a casa: “¡Hola, padres!”.
Nichols era el pequeño de la familia, nació 12 años después que sus hermanos más cercanos. Tenía un hijo de 4 años y se esforzaba por superarse como padre, según su familia.
Creció en Sacramento, California, y le encantaban los San Francisco 49ers. Llegó a Memphis justo antes de la pandemia de coronavirus y se quedó atrapado. Pero le pareció bien porque estaba con su madre, RowVaughn Wells, y estaban increíblemente unidos, dijo esta. Incluso llevaba su nombre tatuado en el brazo.
Los amigos que asistieron al funeral la semana pasada lo describieron como una persona alegre y amable, que sonreía con rapidez y a menudo hacía el tonto. “Este hombre entraba en una habitación y todo el mundo le quería”, dijo Angelina Paxton, una amiga que viajó a Memphis desde California para asistir al funeral.
Sharpton, fundador y presidente de la Red de Acción Nacional, pronunció el panegírico en el funeral y Crump, abogado nacional de derechos civiles que representa a la familia Nichols, hará un llamamiento a la acción. El inicio del servicio en la Iglesia Cristiana de Mississippi Boulevard se retrasó durante horas debido al tiempo helado y a los peligros para la circulación. El programa del funeral incluía algunas fotos escénicas tomadas por Nichols.
También asistieron Tamika Palmer, madre de Breonna Taylor, y Philonise Floyd, hermano de George Floyd. Las muertes de Taylor en Louisville (Kentucky) y de Floyd en Minneapolis a manos de la policía desencadenaron protestas en todo el país.
La paliza a Nichols, que era negro, se produjo después de que la policía le diera el alto por una supuesta infracción de tráfico el 7 de enero. Un video hecho público tras las presiones de la familia de Nichols muestra a los agentes (los cinco que han sido acusados de asesinato en segundo grado también eran negros) sujetándolo y propinándole repetidos puñetazos, patadas y golpes con sus porras mientras gritaba llamando a su madre.
La muerte de Nichols fue la última de una serie de declaraciones iniciales de la policía sobre su uso de la fuerza que posteriormente se demostró que habían minimizado u omitido la mención de encuentros violentos.