Por Rebecca Santana - The Associated Press
Una mujer que se disponía a tomar un vuelo en el aeropuerto de Philadelphia, en Pennsylvania, metió en su bolso de viaje medicamentos, su celular y unos bocadillos, pero olvidó desempacar una pistola de calibre 380 cargada que llevaba guardada en una funda negra.
La suya es una de las 6,542 armas que la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) interceptó en 2022 en los controles de seguridad de los aeropuertos de todo el país.

Se trata de una cifra récord, con una media de 18 decomisos al día, lo que suscita gran preocupación teniendo en cuenta que cada vez hay más estadounidenses armados.
“Lo que vemos en nuestros puestos de control refleja realmente lo que vemos en la sociedad, y en la sociedad hay más gente que lleva armas de fuego hoy en día”, explicó David Pekoske, administrador de la TSA.
Con la excepción de 2020, el año que explotó la pandemia, el número de armas interceptadas en los puestos de control aeroportuarios ha aumentado anualmente desde 2010. Los expertos no creen que se trate de una epidemia de aspirantes a delincuentes -casi todos los detenidos afirman haber olvidado que llevaban un arma encima-, pero hacen hincapié en el peligro que puede suponer incluso un arma en las manos equivocadas en un avión o en una zona de control.
Aunque se han interceptado armas en aeropuertos pequeños de todo el país como el de Burbank, en California, o el de Bangor, en Maine, la mayoría son detectadas en aeropuertos grandes situados en estados con leyes más favorables al porte de armas, según Pekoske.
Los diez aeropuertos con más identificación de armas el año pasado son Dallas, Austin y Houston (Texas), Nashville (Tennessee), Atlanta (Georgia), Phoenix (Arizona), Denver (Colorado) y tres situados en Florida, según la TSA.
Pekoske desconoce si la explicación de “se me olvidó” es siempre cierta o de si se trata de una reacción natural cuando una persona es descubierta. Pero es un problema al que hay que poner fin, subraya.
Cuando el personal de la TSA cree detectar un arma a través de los rayos X, suele detener la cinta para que la bolsa permanezca dentro de la máquina y el pasajero no pueda acceder a ella. Entonces llama a la policía local.
Las consecuencias varían en función de las leyes locales y estatales. La persona puede ser arrestada y su arma decomisada. Pero a veces se les permite entregar el arma a un acompañante que no vuele con ellos y seguir su camino. Las armas descargadas también pueden introducirse en maletas facturadas, siempre que se sigan los procedimientos adecuados.
A la mujer de Philadelphia se le confiscó el arma e impuso una multa. Esas multas federales son la herramienta de la TSA para castigar a quienes llevan un arma a un puesto de control. El año pasado, la TSA elevó la sanción máxima a 14,950 dólares como medida disuasoria.
Los pasajeros también pierden su estatus PreCheck -que les permite saltarse algunos tipos de controles- durante cinco años. Antes eran tres años, pero hace un año la agencia aumentó el plazo y cambió las normas. Los pasajeros también pueden perder su vuelo, así como su arma. Si los funcionarios federales pueden demostrar que la persona tenía la intención de llevar el arma más allá del puesto de control a lo que se llama la zona estéril del aeropuerto, se trata de un delito federal.
Keith Jeffries, empleado jubilado de la TSA, dijo que las interceptaciones de armas también pueden retrasar a otros pasajeros en la cola.
“Es perturbador pase lo que pase”, aseguró. Jeffries. “Es un artículo peligroso y prohibido y, seamos sinceros, debería saber dónde está su arma, por el amor de Dios”.
Expertos y funcionarios afirman que el aumento de los decomisos de armas refleja simplemente que cada vez más estadounidenses llevan armas.
La National Shooting Sports Foundation, un grupo comercial del sector, realiza un seguimiento de los datos del FBI sobre las comprobaciones de antecedentes realizadas para la venta de un arma de fuego. Las cifras fueron de poco más de siete millones en 2000 y de unos 16.4 millones el año pasado. El número fue aún mayor durante la pandemia de coronavirus.
Para los agentes de la TSA que buscan artículos prohibidos, puede ser chocante.
En Atlanta, Janecia Howard estaba controlando la máquina de rayos X cuando se dio cuenta de que estaba viendo una pistola en la bolsa del portátil de un pasajero. Inmediatamente lo marcó como objeto de “alta amenaza” y avisó a la policía.
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Howard dijo que sintió como si se le desplomara el corazón y que le preocupaba que el pasajero pudiera intentar coger el arma. Se trataba de un hombre de negocios muy arrepentido que aseguró que se le había olvidado que la llevaba encima. La agente dice entender que viajar pueda ser estresante, pero considera que la gente debe tener cuidado cuando se prepara para tomar un vuelo.
“Tienes que estar alerta y prestar atención”, dijo. “Es tu propiedad”.