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“No quisieron dar una bala por un niño”: el padre de una de las víctimas de Uvalde condena la actuación de la policía

Federico Torres, el padre de Rojelio Torres, critica al cuerpo policial del pueblo texano como "incompetente". Entre el dolor, la ira y el desconsuelo, dice sentir impotencia por no haber podido salvar a su hijo de 10 años.

Por Lourdes Hurtado y Sara Puig

"Nadie me entiende, nadie puede [entenderme], ni a mí, ni a las familias de aquí. Al que dejé ahora en un pozo, adentro, abajo, fue a mi hijo... Siento impotencia de no poder hacer nada", cuenta a Noticias Telemundo Federico Torres, el padre de Rojelio Torres, una de las 21 víctimas de la masacre en Uvalde, Texas.

El martes 24 de mayo, cuando corrió la noticia de que se estaba desarrollando un tiroteo en la escuela primaria Robb de esta localidad de mayoría hispana, Torres se comunicó inmediatamente con su exesposa para saber si tenía información de su hijo, cuenta Torres.

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"Ya había hablado con la escuela y [le dijeron que] todo estaba bien. Pero fue una mentira", lamenta este hombre desde el campo, donde trabaja a diario, incluso el mismo día en que tuvo que enterrar a su hijo.

Ese día, con el paso de las horas y sin que Rojelio apareciera, la familia se movilizó.

"Nos daban la posibilidad de que él pudo haber corrido, de que él pudo haber escapado, que se pudo haber escondido, pero no era así", relata, rememorando las "falsas esperanzas" que, según él, las autoridades le dieron sobre el bienestar de su hijo.

Federico Torres, padre de una de las víctimas de la masacre en Uvalde, Texas, criticó a la policía local por no haber evitado las muertes. "No quisieron meterse para no arriesgar su vida. Para eso están, ¿No?", dijo.
Federico Torres, padre de una de las víctimas de la masacre en Uvalde, Texas, critica a la policía local por no haber evitado las muertes. "No quisieron meterse para no arriesgar su vida. Para eso están, ¿No?", dijo.Noticias Telemundo

Pero la ilusión de reencontrarse con Rojelio se esfumó cuando supo que el tiroteo había tenido lugar en el aula en la que estudiaba el pequeño, de 10 años.

"¿Se imagina? ¿Quién va a sobrevivir, unos niños, a un arma de ese calibre?", se pregunta Torres acerca del rifle semiautomático estilo AR-15 que usó Salvador Ramos, el autor de 18 años de la masacre que fue abatido por las autoridades dentro del centro escolar.

Rojelio es uno de los 19 niños que murieron en la matanza, además de dos maestras: Irma García y Eva Mireles.

Torres, estadounidense de origen mexicano, condena enérgicamente la actuación de la policía en esta tragedia. "No quisieron dar una bala por un niño", asegura. "¿Para qué queremos este tipo de policías?".

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Las autoridades han revelado que el jefe de la policía del distrito escolar de Uvalde, Pete Arredondo, al frente de la gestión del tiroteo, dio la orden a sus oficiales de no atacar al creer que Ramos se había atrincherado en un salón donde no había niños.

Torres cree que la policía que se encargó de enfrentar a Ramos es “incompetente”. “Un policía tiene que estar preparado, siempre preparado para cualquier cosa, no nada más para eso”, asegura.

"Esos policías yo no sé qué hicieron... nada, no hicieron nada", dijo descontento. "No sirven para nada".

Las familias de las víctimas no han recibido ninguna explicación oficial, subraya, aunque esperan que el Gobierno les transmita el resultado final de las investigaciones. "Hemos querido que nos den respuesta: por qué no entraron, por qué no lo detuvieron", cuenta indignado.

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A la espera de las explicaciones de las autoridades, el padre de Rojelio se muestra dolido y enojado. "Cuando acabe todo esto, simplemente vamos a ser olvidados como todos. Ellos [los políticos] siguen con las armas, siguen haciendo dinero... es política, so... A ellos no les importa. Ahora te traen una ayuda o dos, ¿y luego? ¿Qué hacen? No hacen nada", recalca resignado.

Ahora le exige a las autoridades que se entrenen más y mejor, y que no entierren al asesino, quien era también de Uvalde, junto con las víctimas.

La impotencia de no haber podido actuar

Torres dice además sentirse frustrado por no haber podido ayudar a su pequeño hijo. "Eso es lo que tengo, una impotencia de no haberlo podido defender. Yo daría mi vida por él para que él estuviera aquí. Yo hubiera entrado, a mí no me importa nada", dijo durante la entrevista realizada este sábado, pocas horas después del funeral de su niño.

“Rojelio era un niño extrovertido, amaba la vida, amaba estar afuera y siempre tenía una sonrisa en su rostro”, reza su obituario. “Siempre estaba dispuesto a ayudar. Tenía muchos pasatiempos ... amaba el Pokémon, jugar al fútbol y jugar videojuegos”.

Rojelio deja tres hermanos, dos niñas y un niño, quienes quedaron "tristes", según el padre. "Ha sido muy duro para nosotros lo que ha pasado".

Torres quiere que se recuerde a su hijo como un niño "feliz, alegre, sonriente", y dice que prefiere no hablar mucho de él.

"Mi hijo ya está descansando en paz y sí quisiera dejarlo descansar en paz, lo menos posible hablar de él", dice.