Por Susan Montoya Bryan - The Associated Press
Los policías encontraron a Tony Peralta sentado en una curva no lejos de la tienda donde pidió prestado un celular para llamar al número de emergencias 911 y confesar que había matado a su antiguo arrendador en 2008.
Sudando y tomando bocanadas de su cigarrillo, Peralta les dijo que estaba cansado de vivir en la mentira y agobiado por un sentimiento de culpabilidad. Entonces acordó llevar a los oficiales al lugar donde había enterrado el cuerpo, antes de levantarse y dejarse poner las esposas.
La policía en la comunidad Roswell, en el sureste de Nuevo México, publicó las grabación de la llamada al 911 y casi una hora de grabaciones de la cámara de un policía, a pedido de The Associated Press. El video del 1 de mayo muestra a Peralta dando gracias a los policías en varias ocasiones por detenerlo.
"Voy a confesar, hombre. Voy a confesar. No quiero vivir más sin confesar", dijo sentado en una sala de interrogatorios en las oficinas centrales de la policía.
"¡Hay un cadáver ahí dentro"
Los policías y detectives que hablaron con Peralta le hicieron muchas preguntas sobre cuándo había ocurrido el asesinato, cómo y por qué. Peralta dijo que no sabía o no recordaba, y reconoció que "había bebido mucho" el día que llamó al 911.
Peralta, de 37 años, fue acusado formalmente el martes de asesinato en primer grado. Su defensor público declaró que se iba a asegurar de que recibiera un trato justo, mientras el caso se manejaba en el sistema de cortes.
Un juez fijó este martes el juicio de Peralta para octubre, pero dijo que la fecha podía cambiar.
Las autoridades le preguntaron a Peralta si estaba inventando la historia y llevándolos por un camino engañoso, ya que no estaba ofreciendo muchos detalles, más allá de decir que había matado a alguien hacía mucho tiempo.
"¡Hay un cadáver ahí dentro, hombre!", le dijo a uno de los oficiales en el auto patrullero frente a la casa donde una vez fue inquilino de William Blodgett, de 69 años. Peralta aseguró que se iba a sentir mejor una vez que el cuerpo fuera encontrado.
Los investigadores dijeron que habían obtenido una orden de registro y habían hallado una bota, huesos y prótesis dentales después de remover un piso de madera en un cuarto al lado de la casa.
[Según la policía Nikki Alcaraz fue golpeada por su novio poco antes de su desaparición]
Las prótesis fueron comparadas a los récords dentales de Blodgett, obtenidos cuando fue reportado como desaparecido en 2009, y coincidieron con los registros de la víctima, de acuerdo con la policía.
El motivo del crimen
Entre lágrimas, Peralta le dijo a la policía que no sabía por qué había matado a Blodgett. En un punto, el video de la policía lo muestra poniendo la cabeza sobre la mesa y llorando.
Peralta les aseguró a los policías que había decidido confesar porque "su corazón dolía" y pensaba sobre el crimen todos los días. Añadió que Blodgett era un buen hombre y que lo había matado sin razón mientras se encontraba drogado con metanfetaminas.
"No tengo excusa", afirmó. "Mucha gente tiene una. Yo, no".
La novia de Blodgett y su familia no lo habían visto desde finales de diciembre de 2008. La mujer, quien fue considerada sospechosa a comienzos de la investigación, le dijo a la policía que Peralta tuvo algún tipo de discusión con Blodgett, quien trató de sacarlo de la casa.
En esa época, las autoridades habían hablado con la familia, amigos y vecinos de Blodgett, y visitado la casa que los dos hombres compartían, que parecía abandonada con pertenencias personales adentro. La policía no halló señales de delito inmediatamente y el vehículo de Blodgett se encontraba en el lugar, de acuerdo con el informe inicial sobre la desaparición.
"Nos dijeron que lo iban a matar": trabajadores latinos relatan violento asalto a puesto de tacos
Los detectives manejaban periódicamente por la casa pero nunca vieron a nadie. También llevaron un perro entrenado para buscar restos óseos en la propiedad, pero nunca los hallaron.
La policía dijo que el caso se enfrió después de que los investigadores agotaron todas las pistas, hasta la llamada de Peralta al 911.