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Una madre latina cumple su único deseo tras la muerte de sus hijos, baleados por error por un hombre con sed de venganza

“[La bala] entró por la parte de abajo de su cabeza, vi que se hizo un hueco grande, y terminó en mi rostro”, dice uno de los heridos sobre el asesinato de Juan y Sergio Guitrón.

Por Daniella Silva - NBC News

Michael Keetley, un exconductor de camión de helados condenado por asesinar a dos hermanos latinos y herir gravemente a otras cuatro personas en un tiroteo en Florida en 2010, fue sentenciado el viernes a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

"Ha sido un camino muy largo, es un caso muy difícil”, dijo el juez, Christopher Sabella, “lo que muestra este caso a las víctimas es que la justicia no siempre es rápida, pero al final se hace justicia”.

Michael Keetley.
Michael Keetley.Oficina del Alguacil del Condado Hillsborough

Juan Guitrón, de 28 años, y Sergio Guitrón, de 22, fueron baleados junto a otras cuatro personas en el portal delantero de una casa en Ruskin, Florida, en noviembre de 2010, cuando su familia y amigos se habían reunido en el fin de semana de Acción de Gracias.

Su madre, Paz Quezada, se dirigió a Keetley durante la audiencia judicial de sentencia: "Tomó la mitad de mi vida” y “me destruyó el corazón”. “Mis hijos eran lo único que tenía”, aseguró la mujer, “los amaba con todo mi corazón”.

Una venganza planeada tras un robo

Los fiscales dijeron durante el juicio que Keetley se obsesionó con vengarse después de ser víctima de un robo, en el que recibió un disparo, mientras vendía helados en la calle, un año antes de los crímenes. Keetley estaba frustrado con la investigación policial, indicaron los fiscales, y decidió hacer justicia por su mano.

Según los investigadores, Keetley comenzó su propia investigación y llegó a la conclusión errónea que un hombre apodado Creeper estaba vinculado. La noche en que cometió los asesinatos había salido a buscarlo. Pero las dos personas asesinadas y las cuatro heridas no tenían nada que ver con el robo que sufrió, según los fiscales. De hecho, tampoco estaba implicado Creeper, quien no resultó baleado en la vivienda en Ruskin, según precisó la policía.

La defensa argumentó que Keely no era capaz de cometer un acto así, debido a las heridas que sufrió cuando fue atacado meses antes. “Esta es nuestra defensa, Michael Keetley no es culpable porque no lo hizo. Michael Keetley no lo hizo, no podía hacerlo. No es médicamente capaz”, dijo el abogado John Grant, durante el juicio.

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Otro de sus abogados, Richard Escobar, dijo que la policía cometió varios errores después del tiroteo , y que su "investigación fue una pesadilla”.

Antes de que se dictara la sentencia el viernes, un juez rechazó las mociones para un nuevo juicio y una absolución. Los abogados de Keetley dijeron tras la sentencia que tienen la intención de apelar.

“Dios sabe que mis hijos eran inocentes”

Este viernes es el cumpleaños de la madre de los dos hermanos muertos, y su único deseo es uno que ha tenido desde el crimen: que el hombre que destruyó su familia sea encarcelado por el resto de la vida.

"Es el mejor regalo que Dios pudo darme", afirmó Quezada a NBC News, con lágrimas en los ojos. Dijo que había rezado para tener la fuerza de vivir para ver el día en que sus hijos recibieran justicia. "Me he mantenido peleando por mis hijos. Nunca los voy a olvidar".

"Dios sabe que mis hijos eran inocentes. No hicieron daño a nadie", afirmó Quezada, quien apretaba una cruz que perteneció a su hijo Sergio mientras el veredicto era leído.

Quezada explicó que ella y sus hijos eran inseparables, sobre todo después de la muerte del padre algunos años antes. Recordó que tras el funeral, cuando los tres estaban solos, lloraron agarrados de las manos: "Hicimos un pacto de estar juntos siempre".

"Los tres éramos como una sola persona", dijo.

Dios sabe que mis hijos eran inocentes. No le hicieron daño a nadie"

paz quezada  MADRE DE LAS VÍCTIMAS

Vivían juntos en la casa. De acuerdo con Quezada, a sus hijos les gustaba invitar amigos y primos a comer juntos. A Sergio le gustaba cocinar, dijo, hacer fajitas, hamburguesas y carne asada. El Día de las Madres, le enviaban flores al lugar donde ella trabajaba, contó.

También eran responsables y buenos trabajadores, dijo. Sergio trabajaba para una compañía de equipos médicos, y Juan en una firma de sofás. "Todo el mundo los quería", aseguró. Añadió que el ataque devastó a su familia y las vidas de otros que fueron heridos.

Richard Cantu, uno de los primos de los Guitrón que fue herido en la cabeza durante el ataque, cree, como su familia, que finalmente se había hecho justicia.

Cantú sufrió daño cerebral como resultado de sus heridas y tuvo que aprender a caminar y hablar de nuevo. Su familia tuvo que esperar más de una década y soportar un juicio que terminó sin una decisión del jurado. “Fueron 12 años y dos juicios muy difíciles”, dijo su hermano, Frankie Cantú.

El día de la balacera

Durante un emotivo testimonio, los sobrevivientes del tiroteo describieron cómo un hombre los emboscó mientras jugaban al póker y bebían cerveza en el portal en Ruskin.

Gonzalo Guevara, quien recibió cuatro disparos, testificó que un hombre blanco armado que vestía un pulóver con la palabra "sheriff" se acercó al grupo y demandó que le dijeran dónde estaba Creeper. Luego les dijo que se lanzaran al piso y le mostraran sus ID.

Según Guevara, mientras se arrodillaban, los miembros del grupo le dijeron que Creeper no estaba allí, y el hombre empezó a disparar. Recibió un tiro en una mano, dos en el torso y uno en la espalda, mientras sus amigos "lloraban y gritaban".

Daniel Beltron, quien sufrió varios disparos, se puso a llorar durante su testimonio mientras describía al hombre que le disparó a Juan Guitrón y puso el arma en la cabeza de Richard Cantú antes de dispararle.

"[La bala] entró por la parte de abajo de su cabeza, vi que se hizo un hueco grande, y terminó en mi rostro", dijo, mientras lloraba.

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Guevara relató que identificó a Keely en una foto ante la policía como el hombre que disparó contra sus amigos. Dijo que empezó a "llorar y estremecerse" cuando vio la imagen de Keely porque había reconocido al responsable del ataque.

Añadió que le dijo a la policía que estaba "2,000% seguro de que ese era el tipo que me había tiroteado" y señaló hacia Keely en la sala.

"Atacados sin razón"

Susan López, fiscal estatal del condado Hillsborough, declaró en ese momento: "El día de hoy tiene que ver con las víctimas, las seis, y es nuestra esperanza y rezos que el veredicto de hoy ponga fin a la pesadilla que han vivido".

Richard Cantú dijo que el fallo en el segundo juicio significó mucho para su familia y confesó que se sintió "liberado" y en "paz" después del juicio. Ahora él y sus primos han recibido "justicia".

Frankie Cantú declaró que el hecho de que su hermano y sus primos fueron el blanco de un vigilante y víctimas de un error de identidad, hacía toda la tragedia mucho más difícil.

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"No esperas que pase algo así. Mi familia y mis amigos fueron atacados sin razón", comentó Frankie Cantú. "No lo vamos a olvidar, pero poder darle un descanso al hecho", le ha dado a su familia alguna esperanza de que podrán seguir adelante, concluyó.