El joven de 21 años acusado de siete cargos criminales de asesinato por disparar más de 80 veces desde una azotea contra el desfile del 4 de julio en Highland Park, Chicago, ha confesado ser el autor de la masacre en una declaración voluntaria ante las autoridades, según informó este miércoles el fiscal del condado de Lake, Eric Rinehart, que agregó que planeaba otra masacre en Madison (Wisconsin).
El joven compro legalmente cinco armas, incluido el rifle de alta potencia usado en el tiroteo, a pesar de que las autoridades acudieron a su casa dos veces en 2019 por amenazas de violencia y suicidio, según informó la policía, y gracias al aval de su padre, según informó la agencia de noticias The Associated Press.
Seis personas murieron en el lugar ese lunes. Una séptima víctima falleció a causa de las heridas un día después; este miércoles fue identificada como Eduardo Uvaldo, de 69 años de edad.
Más de tres docenas de personas resultaron lesionadas. Nueve de ellas, de entre 14 y 70 años, aún están hospitalizadas. El portavoz de los investigadores Christopher Covelli, dijo que el sospechoso había planeado el ataque durante varias semanas, e informó de que había huido a casa de su madre tras la masacre vestido de mujer.
El fiscal indicó que el sospechoso afronta una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional si es declarado culpable, y prometió que presentará docenas de cargos más.
El joven planeaba declararse inocente al comparecer en corte, según afirmó su abogado, Tom Durkin, en la mañana del miércoles a la agencia The Associated Press. Horas después, Durkin dijo que ya no podía representarlo alegando un conflicto de intereses, por lo que se le asignará un defensor público.
Un portavoz del condado dijo que el sospechoso, que fue arrestado el lunes por la noche, usó un rifle “similar a un AR-15” para disparar desde lo alto de un edificio comercial a la multitud que se había reunido para el desfile en Highland Park, una comunidad próspera de unos 30,000 habitantes a orillas del lago Michigan.
El joven admitió en su primera declaración, según el fiscal, que subió a un tejado con un rifle Smith and Wesson, oteó por la mira y disparó a la calle. Se encontraron 83 cartuchos en la escena.
El joven dijo en su primera declaración que pensó en perpetuar otro tiroteo inmediatamente después de escapar del desfile, con las 60 rondas que le quedaban, en una celebración en Madison, Wisconsin, pero decidió no hacerlo, según los investigadores. El FBI encontró su celular en un negocio al norte de Madison.
Ya había amenazado a su familia
El tiroteo ocurrió menos de tres años después de que, en septiembre de 2019, la policía acudiera a la casa del sospechoso por un aviso de un familiar que dijo que el joven amenazaba con “matar a todos”. Covelli dijo que la policía confiscó 16 cuchillos, una daga y una espada, pero no parecía tener armas de fuego.
En abril de 2019, la policía ya había acudido a su hogar por una llamada por un intento de suicidio del sospechoso, dijo Covelli.
El joven compró legalmente el rifle utilizado en el ataque el año pasado. Tenía cinco armas de fuego, que fueron encontradas por agentes en la casa de su padre y en el vehículo cuando fue detenido.
Esta revelación es sólo un ejemplo más de jóvenes que pudieron obtener armas y llevar a cabo masacres en los últimos meses a pesar de las evidentes señales sobre su salud mental y actitud violenta.
La policía de Illinois, que emite las licencias de los propietarios de armas, dijo que el sospechoso solicitó una licencia en diciembre de 2019, cuando tenía 19 años. Su padre avaló su solicitud. En ese momento “no había base suficiente para establecer un peligro claro” y negar la solicitud, dijo la policía estatal en un comunicado.
Los investigadores que interrogaron al sospechoso y revisaron sus publicaciones en las redes sociales no determinaron un motivo ni encontraron ningún indicio de que se dirigiera a las víctimas por raza, religión u otro motivo concreto, dijo Covelli.
[El canal de YouTube del sospechoso mostró la ruta del desfile y una simulación del tiroteo]
El presunto asesino inicialmente evadió la captura vistiéndose de mujer y mezclándose con la multitud que huía, dijo Covelli. Un oficial de policía lo detuvo varias horas después de que la policía publicara su foto y advirtiera que probablemente estaba armado y era peligroso, dijo el jefe de policía de Highland Park, Lou Jogmen.
Los padres están “atónitos y conmocionados”
El padre del sospechoso, propietario de una tienda de delicatessen desde hace tiempo, se postuló para alcalde en 2019. La candidata que ganó esa carrera, la actual alcaldesa de Highland Park, Nancy Rotering, dijo que conocía al joven cuando era niño en Cub Scouts.
“Y es una de esas cosas en las que das un paso atrás y dices: ‘¿qué pasó?”, contó Rotering a NBC News, “¿cómo alguien se volvió tan agresivo, tan odioso, al punto que luego se desquitó con personas inocentes que literalmente estaban pasando un día en familia?”.
Steve Greenberg, el abogado de los padres, dijo a la agencia de noticias The Associated Press que “no hay posibilidad de que sean acusados de algo criminal” porque “no hicieron nada malo". "Están tan atónitos y conmocionados como cualquiera”, agregó.
Desde principios de año ha habido 15 tiroteos en Estados Unidos en los que murieron cuatro o más personas, incluido el de Highland Park, según The Associated Press. Decenas de balaceras a menor escala en Chicago dejaron ocho muertos y 60 heridos durante el fin de semana del 4 de julio.
Quién puede comprar armas en Highland Park
En 2013, funcionarios de Highland Park aprobaron la prohibición de armas semiautomáticas y cargadores de municiones de gran capacidad. Un médico local y la Asociación del Rifle de Illinois desafiaron la orden ante la justicia, pero finalmente la Corte Suprema se negó a escuchar el caso la prohibición se mantuvo.
Según la ley de Illinois, se puede negar la compra de armas a condenados por delitos graves, drogadictos y personas con “deficientes mentales” o capaces de hacerse daño a sí mismos o a otros. Eso debería impedir que un suicida consiguiera un arma.
Pero según la ley, quién es un “deficiente mental” debe ser decidido por “un tribunal, junta, comisión u otra autoridad legal”.
El estado tiene una ley llamada de bandera roja para detener a las personas peligrosas antes de que maten, pero requiere que familiares, parientes, compañeros de cuarto o la policía le pidan a un juez que ordene la incautación de armas.
La escena del tiroteo, un día después
Inicialmente los disparos se confundieron con fuegos artificiales antes de que cientos de asistentes huyeran aterrorizados. Un día después, los cochecitos de bebé, sillas de jardín y otros artículos dejados por los asistentes al desfile en pánico aún estaban dentro de un amplio perímetro policial, y los agentes del FBI buscaban más pruebas entre esos objetos y dentro de los tachos de basura.
Fuera de la cinta policial, algunos vecinos se acercaron a recoger mantas y sillas que habían abandonado. David Shapiro, de 47 años, dijo que los disparos convirtieron el desfile en un “caos”.
“La gente no sabía de inmediato de dónde venían los disparos, si el atacante estaba delante o detrás de ti persiguiéndote”, dijo el martes mientras recuperaba una carriola y sillas de jardín.
El tiroteo de Chicago fue solo el último en romper los rituales de la vida estadounidense. Las escuelas, las iglesias, las tiendas de comestibles y ahora los desfiles comunitarios se han convertido en campos de exterminio en los últimos meses. Esta vez, el derramamiento de sangre se produjo cuando la nación trató de celebrar su fundación y los lazos que aún la mantienen unida.