Por Ryan J. Foley - The Associated Press
Cristhian Bahena Rivera, el hispano que está siendo juzgado por el secuestro y asesinato de una estudiante de la Universidad de Iowa en 2018, afirmó este miércoles en un dramático testimonio ante la corte que los responsables de ese crimen fueron en realidad dos hombres enmascarados que lo obligaron a participar como cómplice apuntándole con una pistola.
En un giro inesperado, la defensa llamó a Rivera como testigo en su propio juicio por homicidio en primer grado. El hombre admitió que su automóvil negro es el que se ve en un video de vigilancia siguiendo a Mollie Tibbetts, mientras la joven trotaba en Brooklyn, Iowa, el 18 de julio de 2018. También reconoció que ella acabó en el maletero de su vehículo; que escondió su cuerpo en un maizal; y que dijo a los investigadores dónde encontrarla un mes después.
Pero el acusado presentó un relato de lo que sucedió muy diferente al de los fiscales, negando que fuera responsable de las puñaladas en la cabeza, cuello y pecho que causaron la muerte a Tibbetts.
Bahena Rivera, un trabajador inmigrante mexicano, aseguró que dos hombres armados que vestían de negro y tenían la cara cubierta se presentaron en su remolque después de que terminara de ducharse aquella noche. Los hombres le indicaron que se subiera a su vehículo, que manejara y que pasaron varias veces por delante de Tibbetts mientras ella corría antes de que le indicaran que se detuviera.
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Rivera, de 26 años, relató que uno de los hombres se bajó del auto con un cuchillo en mano, caminó por la carretera rural y desapareció durante unos 10 minutos mientras que el segundo hombre, sentado en el asiento trasero del vehículo, se ponía nervioso y decía: "Come on, Jack".
El acusado dijo que desconocía la identidad de los hombres, pero sus abogados han tratado de levantar sospechas sobre el novio de Tibbetts, Dalton Jack, quien dijo haber tenido una aventura con otra mujer y problemas de ira en el pasado. La policía afirmó que descartó a Jack como sospechoso tras establecer que estaba fuera de la ciudad ese día por razones laborales.
Bahena Rivera declaró que los enmascarados colocaron algo en su maletero, y le indicaron que condujera varios kilómetros hasta una zona rural, apagara el automóvil y que esperara unos minutos antes de marcharse. Dijeron que conocían a su exnovia y a su hija pequeña, y que les harían daño si alguna vez le contaba a alguien de lo sucedido, según afirmó.
El acusado señaló que los hombres se marcharon a pie por la carretera y no volvió a verlos. Dijo que abrió el maletero unos minutos más tarde y encontró el cuerpo de Tibbetts, y añadió que pesaba mucho cuando lo llevó al maizal.
Según contó, cubrió el cuerpo con tallos de maíz porque "no quería que estuviera demasiado expuesta al sol", y que luego se fue y no pensaba volver a hablar de lo que había sucedido. Rivera señaló que dejó el teléfono, el reloj y los audífonos de Tibbetts a un lado de la carretera.
Rivera aseguró que no dijo la verdad cuando los detectives comenzaron a interrogarlo sobre la desaparición de Tibbetts el 20 de agosto de 2018 porque estaba preocupado por la seguridad de su hija. En ese entonces, declaró que se había acercado a Tibbetts mientras ella corría, que forcejearon después de que amenazó con llamar a la policía y luego "perdió la memoria".
Afirmó que aceptó guiar a los investigadores hasta el cuerpo de Tibbetts a primera hora del día siguiente porque estaba cansado y quería que el interrogatorio terminara. Y agregó que la policía le había instado a "ponerse en la posición de la familia y a pensar" en cómo se sentiría si fuera su hija la que hubiera desaparecido.
Bahena Rivera relató que creció en un entorno de pobreza en el sur de México y que llegó ilegalmente a Estados Unidos después de cumplir 17 años, cruzando el río a Texas en una balsa inflable con otras 10 personas. Inmediatamente se fue a vivir a Iowa, donde se habían establecido los hermanos de su padre, y consiguió un trabajo a los pocos días ordeñando vacas en una granja.
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El acusado, que ha estado encarcelado desde su arresto en agosto de 2018, manifestó que trabajaba jornadas de 12 horas y que tenía cuidado de evitar a la policía por temor a ser deportado. Dijo que nunca tuvo contacto con las fuerzas del orden hasta que los investigadores que indagaban la desaparición de Tibbetts identificaron su vehículo en el video de vigilancia tomado desde una vivienda en la ruta donde trotaba la víctima.
La mayoría de los expertos legales no esperaban que Bahena Rivera testificara. Su abogado, Chad Frese, señaló durante la selección del jurado que estaba indeciso sobre si llamar a su cliente como testigo. Dijo que si no testificaba parecería que tenía algo que ocultar, pero que si lo hacía podría considerarse que intentaba salvarse del crimen.
Los jurados se sorprendieron cuando Bahena Rivera subió al estrado y los fiscales tomaron notas mientras declaraba. El acusado demostró poca emoción, pero su voz bajó y tembló ligeramente cuando habló de las supuestas amenazas de los hombres a su hija.
La defensa completó su testimonio este miércoles. Los argumentos de cierre en el juicio de una semana de duración en el juzgado del condado de Scott, en Davenport, estaban programados para este jueves. Bahena Rivera podría ser condenado a cadena perpetua si es declarado culpable.