IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

El exjefe de policía escolar de Uvalde explica por qué no intentó detener al asesino que estaba atrincherado en un aula con niños

"Probablemente va a haber algunos fallecidos ahí dentro, pero no necesitamos más de aquí fuera", dijo Pete Arredondo a los agentes que esperaban en el pasillo para actuar mientras la vida de niños y maestras podía depender de ellos.

Pete Arredondo, exjefe de policía de las escuelas de Uvalde (Texas), explicó a los investigadores durante un interrogatorio al que tuvo acceso la cadena de noticias CNN por qué tardó más de una hora en intervenir durante el tiroteo en el que murieron 19 niños y dos maestras el 24 de mayo. Arredondo, que fue despedido en verano por su actuación en la masacre, dijo a los oficiales que analizaron lo ocurrido que decidió no entrar al salón de clases donde se escondía el asesino porque estaba preocupado por salvar a otros estudiantes.

“Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, lo primero que pensé es que teníamos que desalojar [la escuela primaria Robb]. Lo tenemos contenido [al asesino] –y sé que esto es horrible y sé que es [lo que] nuestro entrenamiento nos dice que hagamos, pero– lo tenemos contenido, probablemente va a haber algunos fallecidos ahí dentro, pero no necesitamos más de aquí fuera”, dijo Arredondo a los investigadores del Departamento de Seguridad Pública de Texas. Poco después dejó de colaborar con las pesquisas, tras ser señalado como el oficial al mando y trascender el retraso en la intervención policial. En las aulas 111 y 112, donde estaba el asesino atrincherado, había además niños y profesoras; la muerte de alguno de ellos pudo ser consecuencia de la inacción policial.

El exjefe policial confirmó a los investigadores estatales que tenía su pistola y que llamó al teléfono 911 de emergencia para pedir fusiles de asalto, aunque ya había agentes con rifles en la escuela primaria.

Los protocolos policiales de actuación en un tiroteo instruyen a los oficiales a “aislar, distraer y neutralizar” al asesino de forma inmediata. Desde el tiroteo en la escuela de Columbine en 1999 se ha hecho hincapié que cualquier agente que responda al sonido de los disparos debe intentar detener cuanto antes al asesino.

Arredondo no tenía su radio, por lo que el contacto con él tenía que ser telefónico pero ignoró su celular una vez que “todo el mundo” empezó a llamarle, según el medio citado. “Llámame cuando el [equipo especial de seguridad] SWAT esté preparado. Te voy a tener en vibrador, así que llámame dos veces si es necesario”, dijo.

A los policías congregados en el pasillo a las puertas del aula donde estaba el asesino, les dijo: "Vamos a limpiar este edificio antes de hacer ninguna entrada", según se escucha en cámaras corporales.

"El tiempo está de nuestro lado ahora, sé que probablemente hay niños ahí, pero tenemos que salvar la vida de los otros", explicó.

La policía estatal y un informe oficial publicado en julio criticaron al exjefe de policía del distrito escolar (con unos 4,000 alumnos) por no ponerse al frente de la respuesta policial, por no entrar antes en el aula; y por haber perdido el tiempo buscando la llave de una puerta que, según se conoció después, estaba abierta.

Las investigaciones y las grabaciones de las cámaras corporales de agentes dejaron al descubierto cómo la policía acudió al lugar de los hechos con escudos antibalas y rifles de alta potencia en cuestión de minutos, pero esperó más de una hora antes de enfrentarse al autor de la matanza en un aula en la que había alumnos de cuarto grado.

Los diarios The Washington Post, ProPublica y The Texas Tribune difundieran en diciembre videos, grabaciones y entrevistas que revelan además fallas en la respuesta de los equipos médicos que muestran que la atención médica también fue deficiente y pudo contribuir a la pérdida de vidas.

El material obtenido por los medios citados da cuenta de una respuesta caótica de los equipos médicos. Al menos tres víctimas que fueron sacadas con aún con vida del plantel, 77 minutos después del ingreso del atacante, el tiempo que demoró la policía en neutralizarlo, murieron mientras recibían atención médica.

En dos de esos tres casos, los paramédicos no tuvieron a la mano recursos vitales para tratar oportunamente a esas víctimas, la maestra Eva Mireles, de 44 años, y el alumno Xavier López, de 10, según los documentos consultados por los medios citados.

Entre las fallas que destacaron los reportes, se incluye el envío de helicópteros médicos con suministros esenciales para las víctimas, como bolsas de sangre, a tres millas de distancia de la escuela, siendo que habían tratado de aterrizar en el plantel pero un funcionario del Departamento de Bomberos se los impidió.