La policía de Chesapeake (Virginia) informó este viernes de que el asesino que baleó a seis personas en un centro comercial Walmart el pasado lunes compró legalmente la pistola de 9 milímetros de calibre que usó en la masacre esa misma mañana en un comercio.
El hombre, que se quitó la vida antes de que llegara la policía, dejó escrito en su teléfono celular un texto, que tituló “Death Note” (nota de la muerte, en español) en el que acusaba a compañeros de acoso y burlas (algo que las autoridades no han confirmado en absoluto).
En la nota, difundida por la ciudad de Chesapeake, el asesino dice que pensaban despedirlo de su trabajo (llevaba más de una década en Walmart, donde era mánager nocturno), y explicaba incluso por qué decidió perdonarle la vida a una colega porque su propia madre, según escribió, había muerto de cáncer.
El atacante asegura en la nota, que tiene un tono religioso con múltiples menciones a Dios, que era él era en realidad “una de las personas más encantadoras del mundo”, para quienes llegaban a conocerlo. Sin embargo, sus compañeros de trabajo que sobrevivieron al tiroteo han relatado otra versión sobre lo que veían en la tienda: cuentan que era difícil trabajar con el asesino y que maltrataba a los empleados.
El asesino aseguró que no tenía intenciones de matar nadie, que no era su plan (pese a que en la nota en sí anticipa la masacre, para el cual compró específicamente un arma ese día). “Lo siento a todos, pero no planeé esto, les aseguro que las cosas simplemente fueron pasando como si Satanás me dirigiera”, aseguró.
En la casa del asesino, la policía encontró una caja de municiones y diferentes elementos que muestran que adquirió la pistola 9 milímetros de modo legal la mañana del tiroteo, como municiones, la caja del arma, un recibo y otros papeles.
"Era como una cacería"
Una testigo reveló también que el atacante no disparó al azar, sino que parecía estar eligiendo a cada una de sus víctimas y rematando a algunas de ellas cuando ya estaban en el piso para asegurarse que estén muertas.
Jessica Wilczewski contó que un grupo de trabajadores estaba reunido en la sala de descanso de una tienda l martes por la noche cuando el asesino entró y abrió fuego. Mientras que otro testigo describió a Bing disparando salvajemente, Wilczewski dijo que lo observó apuntar a ciertas personas.
“Por la forma en que actuaba, estaba haciendo una cacería”, dijo Wilczewski a The Associated Press el jueves. “La forma en que miraba los rostros de las personas y la forma en que hacía lo que hacía, estaba eligiendo a las personas”, señaló.
Ella lo vio además disparar a personas que ya estaban en el suelo. “Lo que sí sé es que se aseguró de que quien quería muerto, estuviera muerto”, dijo. “Regresaba y le disparaba a cadáveres. Asegurándose que estuvieran muertos”, contó.
Wilczewski dijo que solo había trabajado en la tienda durante cinco días y no sabía con quién el asesino se llevaba bien o tenía problemas. Ella dijo que ser una nueva empleada puede haber sido la razón por la que se salvó. Ella dijo que después de que comenzó el tiroteo, un compañero de trabajo sentado a su lado la empujó para que pudiera esconderse debajo de la mesa. Ella dijo que en un momento, el asesino le dijo que saliera de allí. Pero luego se dio cuenta que era ella, entonces, dijo: “Jessie, vete a casa”.
Un supervisor agresivo e incluso hostil
Algunos de los compañeros de trabajo del asesino han contado que tenía la reputación de ser un supervisor agresivo, e incluso hostil, que una vez admitió tener “problemas de ira”. Pero también podía hacer reír a la gente y parecía estar lidiando con el estrés que muchas personas tienen en el trabajo.
“No creo que tuviera mucha gente a la que recurrir en su vida personal”, dijo Nathan Sinclair, quien trabajó en Walmart durante casi un año antes de irse a principios de este mes.
Durante las charlas entre compañeros de trabajo, “nosotros diríamos algo como ‘el trabajo está consumiendo mi vida’. Y él diría, ‘Sí, de todos modos no tengo una vida social’”, recordó Sinclair el jueves.
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En general, el atacante parecía ser una persona bastante normal para Janice Strausburg, quien lo conocía por haber trabajado en Walmart durante 13 años antes de irse en junio. Podía ser "gruñón", pero también podría ser "plácido", dijo. Hacía reír a la gente y le dijo a Strausburg que le gustaba bailar.