Dos meses después de la muerte sorpresiva de Mauricio Leal, reconocido peluquero de famosos y celebridades en Colombia, su caso se resolvió: este martes su hermano Jhonier se declaró culpable del homicidio de él y de su madre, Marleny Hernández, quienes se pensó, en un inicio, se habían suicidado.
"He tomado una decisión importante y muy personal: de manera libre y voluntaria acepto los cargos a través de un acuerdo de la Fiscalía", declaró Jhonier, acusado de homicidio agravado por el parentesco, estado de indefensión y sevicia, y ocultamiento, alteración y destrucción de material probatorio, según reporta el diario colombiano El Espectador.
"Aprovecho la oportunidad para hacer mi manifestación de arrepentimiento, pidiendo perdón antes que nada a mi familia, a mis hijos, a las víctimas y a toda Colombia por los hechos acontecidos y a comprometerme que jamás volverá a acontecer una situación de tal magnitud", agregó.
El cuerpo de Leal, un exitoso estilista que estaba a punto de firmar colaboraciones con Miss Universo y Victoria's Secret, y a cuyo local solo iban celebridades, presentadoras de televisión y reinas de belleza, fue encontrado el 22 de noviembre, junto al de su madre, en su mansión de La Calera, una zona de lujo cerca de Bogotá, según reporta el diario español El País.
Leal tenía 47 años y una carrera exitosa: en apariencia no había motivos para que acabara con su vida o con la de su madre, a quien se creía mató a puñaladas.
Pero quien había empuñado el cuchillo fue Jhonier y, sin darse cuenta, dejó evidencias. La policía descubrió que las heridas en el cuerpo de la víctima habían sido causadas por una persona zurda y Mauricio Leal era diestro.
Para convencer de que se trató de un suicidio, Jhonier también escribió una falsa nota de despedida, a nombre de su hermano, que decía: "Los amo, perdónenme, no aguanto más. A mis sobrinos y hermanos les dejo todo. Todo mi amor, perdóname mamá".
Ahora que la Fiscalía de Colombia ha escuchado la confesión del asesino, y que ha recopilado entrevistas, comunicaciones interceptadas y declaraciones juradas que inculpan a Jhonier, debe preparar un preacuerdo con su defensa para que se conozcan cuáles serán los beneficios que recibirá luego de haber aceptado los cargos imputados.
El fiscal dijo que dejar en libertad a Jhonier no es conveniente para el proceso porque podría tratar de incidir en el testimonio del conductor José Yair Ruiz Palacios a quien le dijo “que lo único que le preocupaba era apropiarse de la fortuna y del dinero de su hermano”.
Un comportamiento inusual
En la mañana de su muerte, Mauricio Leal dijo a sus trabajadores por WhatsApp que se tomaría el día libre; algo inusual en él. Su salón, como siempre, estaba a reventar y sus clientes asiduos reclamaban su presencia, pero Leal daba excusas.
La policía ahora sabe que, para ese momento del día, el famoso peluquero llevaba 30 horas muerto y que quien contestaba los mensajes era Jhonier, quien no había conseguido éxito en los negocios como su hermano, y planeaba heredar su fortuna.
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Jhonier llegó a las 2:40 pm a la mansión de su hermano. Fue acompañado por el chofer del estilista, quien al llegar encontró las puertas de la casa cerradas y una ventana abierta: la que daba al cuarto de Mauricio, en cuya sangre se hallaron restos de Zopiclona, un medicamento para estimular el sueño.
La policía luego descubrió cortes en las manos de Jhonier. En su momento, él dijo que se las había hecho con una tijera.
Un crimen que llevó a otro
La investigación del crimen dio pie a otra sobre lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. La fiscalía ahora indica que Mauricio Leal tenía vínculos con el narcotráfico. Era dueño de tres cuentas corrientes con más de medio millón de dólares y recibía depósitos diarios de 50,000 dólares.
Aunque su negocio era boyante, la policía cree que no tanto como para alcanzar esas cifras. La sospecha, ahora, es que Leal —soltero y sin hijos— trabajaba para La Gran Alianza, una unión de narcotraficantes de Cali.
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Las autoridades ya han aplicado una extinción de dominio al patrimonio del peluquero, lo que permite expropiar bienes de personas implicadas en actividades ilícitas. Jhonier anheló ser el dueño de ese patrimonio, pero la policía, y su propia confesión, se lo impidieron antes de que lo consiguiera.
