El informe federal más ambicioso en dos décadas sobre armas y delincuencia muestra una reducción del tiempo transcurrido entre la compra legal de un arma y su hallazgo en la escena de un crimen.
También documenta un aumento en el uso de dispositivos que permiten que un arma semiautomática dispare como una ametralladora, y la creciente incautación de armas fantasma, que se fabrican manualmente en casas y son muy difíciles de rastrear.
Gran parte de los datos del informe de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, en inglés) no se habían divulgado antes, y su publicación busca ayudar a policía y políticos a reducir la violencia armada, dijo el director, Steve Dettelbach.
“La información es poder”, afirmó.
El informe muestra que el 54% de armas que la policía encontró en escenas del crimen en 2021 habían sido compradas recientemente (en gran medida menos de un año antes). Esa rapidez puede indicar tráfico ilegal de armas o una compra legal para luego entregarla a alguien que no puede poseerlas. El número total de armas nuevas creció significativamente en ese año, tras batir récords durante la pandemia de coronavirus.
La mayoría de las armas utilizadas en delitos cambiaron de manos desde su compra, señala el informe. También destaca lo que la fiscal general adjunta, Lisa Monaco, calificó como una epidemia de armas robadas: más de 1.07 millones fueron reportadas como robadas entre 2017 y 2021. Casi todas ellas, el 96%, fueron de particulares.
El informe también documenta un aumento de más de cinco veces en la cifra de dispositivos que convierten un arma semiautomática legal en una automática y por tanto ilegal. Entre 2012 y 2016, la ATF recuperó 814, pero esa cifra se disparó a 5,414 durante el período de cinco años documentado en el informe.
Un dispositivo de conversión se utilizó en un tiroteo masivo que dejó seis muertos y 12 heridos en Sacramento el pasado abril en lo que los agentes describieron como un tiroteo entre bandas rivales.
El documento también hace un seguimiento del aumento de las armas fantasma, armas de fuego de fabricación privada sin número de serie que han ido apareciendo cada vez más en las escenas de los crímenes de todo el país.
La ATF rastreó más de 19,000 en 2021, más del doble que el año anterior. Este aumento se debe en parte a que la agencia anima a la policía a enviar las armas para que puedan ser rastreadas, a pesar de que normalmente no aportan tanta información como las armas de fuego convencionales. Esas armas tienen características balísticas únicas y otras características que pueden ser relevantes en las investigaciones criminales.
El informe se publicó después de que el fiscal general, Merrick Garland, pidiera a la ATF que elaborara el primer estudio exhaustivo sobre el tráfico delictivo de armas en más de 20 años.