En repetidas ocasiones se ha escuchado decir al presidente, Donald Trump, que está comprometido con "producir una vacuna contra el COVID-19 en un tiempo récord".
Pero esta promesa —que lanzó desde el inicio de la pandemia en Estados Unidos y ha repetido con más fuerza mientras se acerca el día de las elecciones— continúa generando escepticismo entre los principales funcionarios de salud del país, quienes sostienen que Trump no está siendo realista y advierten de los efectos adversos de aprobar un fármaco demasiado pronto.
Este miércoles, su Administración develó un plan de 150 páginas explicando cómo será distribuida la vacuna una vez autorizada, y prometiendo que será gratuita y comenzará a suministrarse 24 horas después de obtener aprobación.
“Creo que esto va a funcionar muy bien. Estamos muy cerca de llegar a esa vacua, como saben”, dijo a finales de esta tarde en un encuentro con reporteros desde la Casa Blanca.
Horas antes, sin embargo, Robert Redfield, el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) dejó claro en una comparecencia ante el Congreso que las mascarillas constituyen una protección más efectiva contra el coronavirus que cualquier vacuna potencial que el presidente esté promocionando.

"Esta mascarilla tiene más garantías de protegerme contra el COVID que si me someto a una vacuna, porque la inmunogenicidad puede ser del 70%. Y si no obtengo una respuesta inmune, la vacuna no me va a proteger. Esta mascarilla sí lo hará", dijo Redfield a los legisladores, y agregó que el público estadounidense aún no ha acatado el uso de las cubiertas faciales a un punto que pueda controlar eficazmente el brote.
El alto funcionario, que fue nominado para el cargo por el propio presidente, también dijo que los estadounidenses podrán comenzar a ver los resultados de la vacunación generalizada para el segundo o tercer trimestre de 2021.
En su conferencia de prensa, horas después de que Redfield hablara en el Congreso, Trump lo contradijo y lo tildó de “confundido”, volviendo a prometer una fecha más temprana.

"Creo que cometió un error cuando dijo eso. Simplemente es información incorrecta", dijo Trump a los reporteros, y agregó que el director de los CDC debió haber entendido mal las preguntas de los legisladores.
"Estamos listos para distribuir de inmediato. Estamos listos, podría ser en octubre o en noviembre. Podría ser más tarde, pero creo que será en octubre", agregó. "En lo que respecta a las mascarillas, espero que la vacuna sea mucho más beneficiosa".
Miles de centros de salud a disposición de las minorías, asegura la Administración
Pero Redfield asegura que cualquier vacuna disponible en noviembre o diciembre tendrá un "suministro muy limitado" y estará reservada para el personal médico y las personas más vulnerables a la enfermedad.
Según el plan de la Administración, los estadounidenses bajo mayor riesgo serán los primeros en recibirla.
El doctor Scott Atlas, uno de los asesores agregados recientemente al equipo de respuesta de la Casa Blanca dijo que hasta 700 millones de dosis podrían estar disponibles para fines de marzo.
Además del personal médico, las personas con enfermedades subyacentes y los ancianos, las minorías, dijo Atlas, contarán con miles de centros de salud para ser vacunados.
Unos 14,000 centros de salud de pondrán a disposición de suministrar el medicamento a estos grupos, dijo. Los hispanos y afroamericanos son las dos minorías más golpeadas por la pandemia.
“Pensamos que antes de enero la mayoría de estas personas con máxima prioridad habrán sido vacunadas”, agregó el doctor, quien dijo a los reporteros que la Administración Trump “no está tomando atajos” para la aprobación del medicamento, una afirmación que no concuerda exactamente con todos los expertos en salud.
“Una persona” dio positivo al coronavirus en la Casa Blanca
Este miércoles circularon reportes de que varios miembros del personal de la Casa Blanca habían dado positivo al COVID-19, un día después de que Trump se reuniera con tres líderes mundiales para firmar un histórico acuerdo de paz en Medio Oriente.
Los reportes fueron generados por periodistas que trabajan como corresponsales en la Casa Blanca. Tanto ellos como los miembros del personal cercanos a Trump y el vicepresidente, Mike Pence, son sometidos a exámenes diariamente para mitigar el riesgo de infección.
En la mañana de hoy, sin embargo, los reporteros fueron llamados a hacerse el examen diario más tarde de lo habitual.
“La Casa Blanca llamó a los periodistas del lugar 30 minutos tarde para hacer nuestra prueba de COVID de rutina. Me dijeron que llegaban tarde porque 'Era una mañana muy ocupada. Hoy tuvimos un par de casos positivos'”, tuiteó la periodista Raquel Krähenbühl, de la cadena GloboNews.
Antes de la comparecencia de Trump esta tarde, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, se había negado a confirmar o negar estos reportes.
Trump dijo a los reporteros que solo una persona había dado positivo, y decantó que no representaba peligro para él.
“Fue solo una persona y no fue alguien con quien yo me relacioné”, dijo sucintamente el presidente, dando por terminada la conferencia.
Desde el comienzo de la pandemia, varios miembros del personal de la Casa Blanca cercanos a Trump han dado positivo al virus, incluyendo su asesor de Seguridad Nacional, Robert O’Brien, uno de sus valets, un empleado de la cafetería y la jefa de personal de Pence, Katie Miller.