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Por qué el impacto negativo del COVID-19 en las mujeres es desproporcionado

El 8 de marzo se conmemora en todo el mundo la lucha por la igualdad de derechos, pero este año de pandemia afianzó las disparidades. Así están las cosas y así se puede luchar para cambiarlas.
/ Source: Telemundo

La pandemia ha obligado a muchas mujeres a elegir entre cuidar de sus hijos en casa o trabajar. También las encerró con sus maltratadores, lo que disparó los casos de violencia doméstica en muchos países de la región. Un año después del inicio de la crisis del coronavirus, el panorama es muy preocupante: las desigualdades que ya existían se han profundizado por la emergencia. 

“Hemos atestiguado los devastadores impactos que ha tenido el COVID-19 en nuestras sociedades y comunidades, y podemos comprobar que las consecuencias han sido desproporcionadamente negativas para las mujeres”, asegura María-Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres. 

Explicamos a qué se refiere.

  • Una recesión femenina

“Hay dos razones por las que esta recesión ha herido a las mujeres mucho más que a los hombres, algo que es bastante inusual, pues en la mayoría ocurre lo contrario”, explica Chabeli Carrazana, reportera económica del medio digital The 19th, que lleva todo el año escuchando historias de mujeres que han perdido sus empleos o se han visto obligadas a dejarlos.

Katy McAvoy juega con su hija Paige McAvoy, de 5 años, en Grand Rapids, Michigan, a principios de marzo de 2021. Tras quedarse sin trabajo en medio de la pandemia, muchas mujeres luchan por encontrar otro empleo.
Katy McAvoy juega con su hija Paige McAvoy, de 5 años, en Grand Rapids, Michigan, a principios de marzo de 2021. Tras quedarse sin trabajo en medio de la pandemia, muchas mujeres luchan por encontrar otro empleo que les permita seguir cuidando de sus hijos.REUTERS

“La primera está relacionada con los trabajos en los que se concentran las mujeres: campos como la hospitalidad, ventas al por menor, los trabajos del sector de la salud que son los que pagan salarios más bajos", asegura, "estos son los campos más vulnerables a la distancia social, muchos de ellos son de cara al público y por eso son los primeros trabajos que se eliminan".

"Como las mujeres se concentran en empleos que pagan muy poco dinero, y es mucho menos probable que se conviertan en managers u ocupen posiciones que ofrezcan un poco más de protección cuando la recesión ocurre", añade.

El segundo motivo es el cuidado de los niños, dice Carrazana: “Cuando las escuelas y las guarderías cerraron, fueron las mujeres las que asumieron esos cuidados”. “Eso no quiere decir que los hombres no lo hicieran, pero sí está claro que ellas lo asumieron por más horas. En la mayoría de las familias heterosexuales, el hombre hace más dinero y es menos probable que deje su trabajo, entonces lo que vimos fue a cientos de miles de mujeres decidiendo ‘voy a renunciar a mi trabajo y mi empleo es del que podemos prescindir’”, añade.

Los datos de la ONU lo confirman: “El confinamiento provocó una abrupta reducción de los arreglos formales (centros educativos y de cuidados, centros de cuidado de personas en situación de dependencia, trabajo doméstico remunerado) e informales de cuidado (apoyo de familiares, vecinos) y aumentó la carga de trabajo no remunerado en las mujeres”. 

  • Las latinas en Estados Unidos: muy afectadas

Las mujeres pertenecientes a minorías han sido las más afectadas en Estados Unidos. La tasa de desempleo está en el 8.9% para mujeres negras y el 8.5% para latinas, frente al 5.2% para blancas. "Es una brecha enorme”, destaca Carrazana, que asegura que esta tendencia se ha mantenido durante toda la pandemia y concluye: “Aunque algunos trabajos regresen, los que no van a volver son aquellos que ocupaban las mujeres”.

La recesión revertirá además los avances en la reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe, señala la directora regional de ONU Mujeres: “23 millones de mujeres se sumaron a la pobreza producto de la crisis, para un total de 118 millones de mujeres en situación de pobreza. Esta pandemia ha provocado un retroceso de más de 10 años en la participación femenina en el mercado laboral”.
 

Una mujer con su hija pequeña en un campamento migrante de Matamoros, México.
Una mujer con su hija pequeña en un campamento migrante de Matamoros, México. Los datos evidencian que aunque el coronavirus ha alterado las realidades económicas y sociales de la gente, sin importar el lugar del mundo, no todos han sentido estos efectos de la misma manera ​​​​​​.Getty Images
  • Las consecuencias de que tantas mujeres abandonen la fuerza laboral serán de largo plazo

La crisis de cuidados en la región también se agudizó, explica María-Noel Vaeza, de ONU Mujeres: “Las mujeres dedican tres veces más tiempo al trabajo de cuidados no remunerado. El aumento de las multitareas en el hogar –en donde las mujeres tomaron mayor responsabilidad en las tareas educativas, por ejemplo– ha afectado negativamente las posibilidades de trabajo remunerado, ocio o estudios,así como su salud mental”.

[El desempleo se dispara en marzo por el coronavirus: los latinos son los más afectados]

Los testimonios recopilados por Noticias Telemundo recalcan esa situación: “Estoy agotada, más que nunca”, dijo Claudia, madre de dos niños tras apenas un mes de confinamiento. “No logro hacer mi trabajo como debo, ni tampoco cuidar a mi hijo bien, estoy sola con él”, escribió Teresa, que tiene un hijo de 4 años. Y son comunes las historias de quienes han perdido familiares o sus empleos, y están sobrepasadas por el estrés y la inseguridad económica. 

“Esto es algo que nos va a perseguir como país por mucho tiempo”, asegura la periodista Chabeli Carrazana, “las mujeres prácticamente eran la mitad de la fuerza laboral y tenemos este éxodo masivo en un momento en el que estábamos intentando alcanzar un poco más de paridad en términos de pagos e igualdad entre hombres y mujeres".

"Cuando un grupo de personas abandona la fuerza laboral por un período de tiempo, luego es mucho más difícil que regresen", añade, "y si lo logran, lo hacen en trabajos de menor nivel y salario, menos horas y no los mismos trabajos que hacían antes de que todo comenzara".

"Y lo que eso va a provocar es que la brecha salarial se va a profundizar, porque quienes van a estar más tiempo desconectadas van a ser las mujeres y tendrán que esforzarse mucho más para poder regresar”, finaliza.

Una vendedora ambulante vende zapatos en Iztapalapa durante la emergencia por el COVID-19, a principios de marzo de 2021.
Una vendedora ambulante vende zapatos en Iztapalapa durante la emergencia por el COVID-19, a principios de marzo de 2021. NurPhoto via Getty Images
 
  • La violencia doméstica se ha disparado

“La pandemia volvió más evidente una realidad que ya conocíamos, otra pandemia que ya estaba ahí: la de la violencia contra la mujer”, afirma Paula Avila-Guillen, abogada de derechos humanos y directora ejecutiva del Women’s Equality Center. 

“Se dispararon las llamadas y los pedidos de auxilio", agrega, "sabemos que los abusos ocurren en la misma familia y el encierro los disparó". Así, muchas ONG cambiaron sus prioridades para ayudar a estas mujeres que no podía seguir viviendo con sus agresores y necesitan un refugio, añade. 

Por cada tres meses de confinamiento, habrá 15 millones de casos adicionales de violencia de género en América Latina y el Caribe, según ONU Mujeres. Y se han creado además barreras adicionales para que las sobrevivientes accedan a servicios que les permitan salvar sus vidas. 

En Argentina, durante las primeras semanas de la pandemia, el número de llamadas diarias a la Línea de Ayuda 144 para la Violencia de Género aumentó en un 39%. En México, se registró un aumento de 53% en las llamadas de auxilio al 911 por incidentes de violencia contra las mujeres en el primer cuatrimestre del 2020 comparado con el mismo periodo del 2019. Según la Organización de Estados Americanos (OEA), en toda la región hubo un incremento de hasta un 80% en las llamadas a las líneas telefónicas que brindan atención en casos de violencia.

El distanciamiento social, los toques de queda y el resto de las medidas de restricción de movimiento también están generando mayores riesgos de acoso, violencia sexual y otras formas de violencia en espacios públicos, ya que no hay testigos o personas que puedan apoyar o intervenir y tampoco hay muchas posibilidades de entrar a lugares para pedir ayuda.

"Insistir, persistir, resistir y nunca desistir", se lee en un mural de Bogotá, Colombia, a principios de marzo.
"Insistir, persistir, resistir y nunca desistir", se lee en un mural de Bogotá, Colombia, a principios de marzo. AFP via Getty Images
“En este contexto hay un incremento en las percepciones de inseguridad y el temor que viven las mujeres en las calles y otros espacios públicos, y esto impacta en la movilidad autónoma de las mujeres”, dice María-Noel Vaeza.

La ciberviolencia y el ciberacoso en internet también se han intensificado. “Hay reportes de un aumento del uso de sitios pornográficos donde han reportado violaciones y explotación sexual. Los cierres de las escuelas aumentan los riesgos de abusos e incluso de trata”, agrega la representante de ONU Mujer. 

  • El acceso a la salud sexual y reproductiva se ha reducido

La pandemia del coronavirus también está teniendo consecuencias en la salud reproductiva, los comportamientos asociados a la fertilidad y el acceso a los cuidados básicos de la salud femenina.

Alejandra Soto, directora de comunicaciones y medios latinos de Planned Parenthood, explica que en 2020 se redujo la visita de pacientes a sus centros de salud: “No están yendo a sus chequeos anuales. Al principio de la pandemia esa era la recomendación, ir solo en caso de emergencias. Pero seis meses después, por ejemplo, la gente seguía sin ir. Mucha gente no lo considera como parte de su salud total. Pero lo es”. 

Maria Edilma Aguilar lava ollas mientras trabaja como empleada doméstica a mediados de febrero, en Bogotá. Perdió su trabajo en un salón de belleza en marzo del año pasado debido a la pandemia.
Maria Edilma Aguilar lava ollas mientras trabaja como empleada doméstica a mediados de febrero, en Bogotá. Perdió su trabajo en un salón de belleza en marzo del año pasado debido a la pandemia.AFP via Getty Images

 

Soto se enfrenta diariamente a los vacíos de información que alejan a las personas de estos servicios. Por eso recuerda lo mucho que abarca la salud sexual y reproductiva: “Tiene que ver con enfermedades de transmisión sexual, con planificación familiar; con si te quieres embarazar, para que te hagas un chequeo y tu cuerpo esté listo para ello; o si no te quieres embarazar, para que tengas acceso a cualquier método que quieras utilizar para dejar el embarazo para otro día. La mayoría de los servicios son gratuitos o de bajo costo, y ofrecen información en español”.

Como pasa con los datos del desempleo, las comunidades de bajos ingresos y las minorías latinas, negras, asiáticas siempre son las más afectadas: “Si vas a suburbios tienen tremendos hospitales pero si vas a comunidades rurales, de menor ingreso, no hay un hospital, hay un centro comunitario, un centro de salud humilde al que no siempre acuden con la frecuencia que deberían”. 

Avila-Guillen explica que otro aspecto llamativo fue la falta de acceso a anticonceptivos; parte de eso es porque mucha de la producción venía de Asia. “Muchos de los países de la región dejaron de considerarlos esenciales”, dice.

Una niña y su madre al volver de la escuela en Buenos Aires, Argentina.
Una niña y su madre al volver de la escuela en Buenos Aires, Argentina. Las mujeres tienen una cantidad desproporcionada de responsabilidad en casa y todo eso tiene unas consecuencias. Cuando cerraron las guarderías o los centros de cuidados para ancianos, eso resaltó la importancia del cuidado gratuito que ofrecen las mujeres.Getty Images

Estos son algunos de los hallazgos del estudio El impacto temprano de la pandemia de COVID-19: resultados de la encuesta 2020 de experiencias de salud reproductiva del Guttmacher Institute, realizada con una muestra de más de 2,000 mujeres:

✔️ Más del 40% de las mujeres reportaron que debido a la pandemia de COVID-19 cambiaron sus planes sobre cuántos hijos tener y cuándo tenerlos. 

✔️ Las mujeres negras (44%) y latinas (48%) respondieron con más frecuencia que las blancas (28%) que, debido a la pandemia, querían retrasar sus embarazos o tener menos hijos.

✔️ Un tercio (34%) de las mujeres estuvieron de acuerdo con la afirmación “Debido a la pandemia, soy más cuidadosa de lo que era cuando uso anticonceptivos cada vez que tengo sexo.

  • ¿Qué pueden hacer las niñas y mujeres para protegerse?

“Hay mucho por hacer", indica ONU Mujeres: "En primer lugar, los Gobiernos tienen que actuar con medidas concretas, específicas y urgentes. Que diseñen políticas que garanticen una distribución equitativa de la carga de cuidados, que garanticen el regreso de las niñas a la escuela, que aseguren que las mujeres puedan tener acceso a servicios esenciales de protección y a la justicia. En segundo lugar, es fundamental que las mujeres estén en el centro de la recuperación post-COVID. Es decir, que se dé prioridad a su inclusión, a su regreso al mercado laboral y a otras oportunidades”.

“Yo les digo que en cada uno de los países siempre hay una ONG que trabaja por los derechos de las mujeres, aliadas. ¡Búsquenlas!”, recomienda Avila-Guillen, “allí siempre habrá activistas dispuestas a luchar por ustedes”.