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Más vacunas contra el COVID-19 para los blancos y ricos que para las minorías latinas y negras. ¿Por qué esa desigualdad?

Las comunidades más afectadas por la pandemia, con las peores tasas de mortalidad, tienen menos acceso a la vacuna. Le explicamos qué hay detrás de esa desigualdad y lo que está haciendo algunas ciudades al respecto.
/ Source: Telemundo

En las primeras semanas de la campaña de vacunación, el 12% de las personas que recibieron una dosis en Philadelphia eran negras, en una ciudad donde el 44% de la población pertenece a esta raza. Esta desproporción se repite de modo similar en Nueva York, Miami-Dade, Washington y distritos de distintos puntos del país. 

Aunque las comunidades de menos ingresos, negras y latinas, sean las más afectadas por la pandemia y tasas altísimas de mortalidad a causa del virus, tienen menos acceso a las vacunas. Las poblaciones de vecindarios ricos y blancos, en cambio, han colapsado las citas de vacunación y se han quedado con gran parte de los suministros, advierten funcionarios en un informe de The New York Times. 

Los más acaudalados han ido incluso a buscar dosis a los barrios de menos recursos. George Jones, director de un centro de salud para personas pobres de Washington, cuenta que cuando la ciudad lanzó la vacunación para personas mayores de 65 años, ocurrió algo increíble. 

De repente, nuestra clínica estaba llena de gente blanca”, dice Jones, a cargo de la organización sin fines de lucro Bread for the City (Pan para la ciudad, en español). Era algo que nunca les había ocurrido. “Siempre servimos a personas que son en gran proporción afroestadounidenses”, explicó. 

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En esa ciudad, el 40% de las casi 7,000 primeras citas habilitadas fueron tomadas por residentes del barrio más rico y blanco, que se encuentra en la sección noroeste y que registró tan sólo el 5% de las muertes por COVID-19 de la ciudad. 

“Queremos que se vacune a las personas independientemente de su raza y ubicación geográfica, pero creo que la prioridad deberían ser las personas que contraen COVID-19 en las tasas más altas y que mueren a causa del virus”, dijo Kenyan McDuffie, concejal de la ciudad, a The New York Times.

Las comunidades más desfavorecidas enfrentan una serie de obstáculos, incluyendo dificultades para hacer las citas por teléfono o Internet, o la falta de transporte o tiempo para acudir a recibir una dosis. Pero también, hay un gran escepticismo ante las vacunas en comunidades negras y latinas, lo cual impacta en las tasas de inscripción.

Obstáculos partidarios para superar la desigualdad

Muchas otras ciudades están tratando de rectificar las desigualdades. Baltimore ofrecerá la vacuna en complejos habitacionales para personas mayores, yendo de puerta en puerta. "La clave con el enfoque móvil es que puedes conseguir a muchas personas al mismo tiempo, si tenemos suficiente suministros para hacer eso", dijo la comisionada de salud de la ciudad, Letitia Dzirasa. 

En otras áreas, como el condado de Wake en Carolina del Norte, se está dando prioridad a los distritos con las tasas más altas de la enfermedad. 

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Sin embargo, funcionarios de la salud advierten que la tarea por delante no es fácil. En gran medida, la capacidad de las localidades para abordar las desigualdades depende de cuánto control tengan sobre sus propias asignaciones de vacunas y si su liderazgo político se alinea con el de las autoridades supervisoras del condado o del estado.

El Departamento de Salud del estado de Texas, que tiene un gobernador republicano, anuló por ejemplo un plan del condado de Dallas, en su mayoría demócrata, para administrar vacunas a ciertos vecindarios minoritarios primero. 

La desconfianza hacia las nuevas vacunas

Incluso los esfuerzos exitosos para apuntar a los vecindarios empobrecidos se encuentran con otro problema: muchas personas negras y latinas dudan en recibir la vacuna.

Una encuesta de seguimiento de la Kaiser Family Foundation, realizada justo antes de la toma de posesión del presidente, Joe Biden, encontró que si bien la proporción de personas que querían vacunarse lo antes posible había aumentado desde diciembre, el 43% de los adultos negros y el 37% de latinos dijeron que querían "esperar y ver cómo funciona" la vacuna, en comparación con el 26% de los blancos.

 

Un trabajador médico suministra una vacuna de Pfizer contra el  COVID-19, en Seattle.
Un trabajador médico suministra una vacuna de Pfizer contra el  COVID-19, en Seattle. AP

Julie Gonzales, una senadora estatal de Denver, dice que los expertos en salud pública y las campañas de divulgación deben estar en sintonía con los matices culturales de las diferentes generaciones entre los latinos.

“Una cosa es hablar con un chicano de la vieja escuela que ha estado aquí por generaciones versus alguien que está preocupado por si el Servicio de Inmigraciones (ICE, por sus siglas en inglés) puede dar con su información personal si trata de vacunarse”, indicó Gonzales. 

Washington ha instaurado una nueva política: ofrecer el primer día de las citas nuevas a las personas que viven en los códigos postales con las tasas más altas de la pandemia. También se cuadruplicó la cantidad de trabajadores que ayudan a las personas a concertar citas por teléfono, entre otras medidas. 

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Aún así, Jones, de Bread for the City, dijo que incluso con el nuevo sistema, casi ninguna de las personas que venían a vacunarse a su clínica eran sus pacientes habituales. Comenzó a comunicarse entonces con los miembros de su comunidad y, con el permiso de la ciudad, reservó todas sus primeras dosis para ellos y para los clientes de otras organizaciones de servicios sociales. 

"No se trata sólo de guardar lugares para las personas", dijo Jones. "De alguna manera tenemos que persuadirlos de que usen esas citas", agregó. 

Un enfoque en trabajadores esenciales 

En Philadelphia, los funcionarios de salud encontraron que las cifras de vacunados eran más bajas entre los trabajadores de hogares de ancianos de la ciudad y los asistentes de hospitales, muchos de los cuales son negros.

 

 

Ahora la ciudad ha ampliado la elegibilidad y se espera que la distribución sea más equitativa. La vacuna está destinada a los residentes con afecciones médicas de alto riesgo, así como a los trabajadores de primeros auxilios, a quienes trabajan en el transporte público y en puestos de venta minorista y de servicios de alimentos. 

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“Muchas de estas son personas a las que se les paga menos, tienden a ser de comunidades de color y están en alto riesgo porque están expuestas a muchas personas”, dijo James Garrow, portavoz del Departamento de Salud Pública de Filadelfia.

Con información de The New York Times