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¿La variante delta es más peligrosa para los niños? Cada vez más menores están enfermando de COVID-19

"Estamos viendo enfermar a niños que simplemente no vimos en el primer año de la pandemia, antes de que llegara la variante delta", aseguró el doctor Mark Kline, médico jefe del Hospital Infantil de Nueva Orleans.

Por Erika Edwards - NBC News

El número de niños muy enfermos ingresados en el Hospital Infantil de Nueva Orleans con COVID-19 se ha disparado en las últimas dos semanas: de cero a 20.

"Nunca había visto nada igual", aseguró el doctor Mark Kline, médico jefe del hospital. "Estamos viendo enfermar a niños que simplemente no vimos en el primer año de la pandemia, antes de que llegara la variante delta", agregó.

Los médicos del Hospital Arnold Palmer para Enfermedades Infecciosas Infantiles de Orlando Health, en Florida, han observado recientemente aumentos similares. "En las últimas dos semanas, los casos han seguido aumentando", dijo el doctor Federico Laham, director médico del hospital. "No creo que hayamos alcanzado nuestro pico", añadió.

A pesar del aumento considerable de casos, Laham y otros expertos en enfermedades infecciosas pediátricas de todo el país aseguraron a NBC News que aún no hay pruebas contundentes de que la variante delta haya transformado el virus en algo más peligroso para los niños.

"Es demasiado pronto para saberlo", dijo el doctor Bernhard Wiedermann, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Nacional Infantil de Washington D.C. "Va a hacer falta tiempo y una recopilación de datos de múltiples sitios para saber" si la variante delta es, de hecho, más virulenta en los niños que las versiones anteriores del virus.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) están trabajando para determinar si la variante delta puede, de hecho, causar una enfermedad más grave en los niños, dijo la doctora Rochelle Walensky, directora de los CDC, durante una sesión informativa el jueves.

Walensky añadió que dicha investigación se complica por la combinación del aumento de casos y la relajación de las restricciones sobre el uso de la mascarilla y el distanciamiento social. "Las estrategias de mitigación que se utilizaron el verano pasado, incluso en invierno, no se han empleado en muchas de estas zonas en las que estamos teniendo repuntes ahora mismo", dijo Walenksy.

Delta es la "peor pesadilla" de un médico

Lo que es obvio ahora, dicen los expertos, es que los aumentos de los casos pediátricos de COVID-19 se deben a la “hipertranmisibilidad” de la variante, que circula en una población que quedó sin vacunar y, por lo tanto, es vulnerable al virus.

"Si hay más niños que enferman, es porque hay más niños que enferman", dijo el doctor Paul Offit, investigador de vacunas en el Hospital Infantil de Philadelphia. "Es claramente un aumento del contagio, no un aumento de la virulencia", señaló.

Los niños han sido susceptibles al COVID-19 todo el tiempo. Más de 4.1 millones de niños han sido diagnosticados con la enfermedad desde el comienzo de la pandemia, lo que representa el 14.3% de todos los casos, según los últimos datos de la Academia Estadounidense de Pediatría.

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Entre el 15 y el 29 de julio, ese porcentaje aumentó al 19% de los casos notificados semanalmente.

"En el transcurso del primer año de esta pandemia, existía el mito de que los niños nunca se ponían muy enfermos de COVID-19", dijo Kline. Eso se debió principalmente a que el número de casos pediátricos fue relativamente bajo.

Dado que la variante delta es tan contagiosa, agregó, el aumento de los casos muestra claramente el potencial del virus, incluso en niños pequeños y por lo demás sanos.

"Esta variante delta es la peor pesadilla de un especialista en enfermedades infecciosas", dijo Kline.

El aumento de los casos pediátricos de coronavirus se produce en un momento en que los jóvenes se preparan para volver a las clases presenciales, y en muchas zonas, sin la protección añadida de las mascarillas. Además, los hospitales infantiles también se han visto inundados de niños enfermos por otros virus respiratorios, como resfriados graves, tos y el virus respiratorio sincitial (VRS).

El doctor Evan Anderson, experto en enfermedades infecciosas pediátricas del Children's Healthcare of Atlanta, advirtió que la convergencia de varios virus podría saturar las salas de los hospitales pediátricos, de por sí saturadas.

"Muchos hospitales infantiles se llenan bastante durante los meses habituales de invierno con la gripe, el VRS y otros patógenos respiratorios virales", dijo Anderson. Con una oleada añadida de COVID-19, "habría grandes preocupaciones sobre la capacidad de los hospitales".

Kline está de acuerdo. "Los niños no tienen muchas opciones cuando se trata de encontrar atención si tienen enfermedades graves o condiciones médicas complejas", dijo. "El COVID-19 está llenando camas que de otro modo podrían ser ocupadas por niños con otros problemas médicos", añadió.

El impacto del aumento de los casos de COVID-19, unido a los de otros virus, preocupa a pediatras como la doctora Natasha Burgert, portavoz nacional de la Academia Estadounidense de Pediatría y médico en ejercicio en Overland Park, Kansas.

"Estamos empezando a ver niños que tienen tanto COVID-19 como VRS y que no están bien", dijo Burgert. "No tengo ni idea de lo que va a pasar si tienen COVID-19 y gripe", advirtió.

Mientras que la gripe puede causar enfermedades graves en los niños, e incluso provocar la muerte, Burgert dijo que los efectos potenciales del COVID-19 van "más allá de lo que haría la gripe".

"Aunque el COVID-19 tenga síntomas parecidos a los de la gripe, el COVID-19 no es gripe", sentenció.

Burgert y sus colegas señalan la posibilidad de que los niños con COVID-19 desarrollen el síndrome inflamatorio multisistémico infantil (o MIS-C, en inglés).

Esto es cuando los niños desarrollan una peligrosa inflamación alrededor del corazón y otros órganos, casi siempre semanas después de la infección inicial. Muchas veces, los pacientes no saben que se han infectado porque sus síntomas son inexistentes o extremadamente leves.

Cuando a un niño se le diagnostica con gripe, tiene claramente síntomas, y los médicos saben que deben estar atentos a las complicaciones. El potencial del COVID-19 para dar lugar al MIS-C es diferente, porque deja ciegos a los médicos y a sus jóvenes pacientes.

"Podría tratarse de un niño que parece estar totalmente bien y que tres semanas después está en la UCI con un fallo orgánico", dijo la doctora Nicole Baldwin, pediatra de Cincinnati.

Laham, en Orlando, se prepara para estos casos. "Una vez que se produce una ola de COVID-19 en la comunidad, sabemos que tres o cuatro semanas después, empezamos a ver niños que llegan al hospital presentando MIS-C", señaló.