Por Heidi Przybyla y Rebecca Shabad - NBC News
La Casa Blanca dio a conocer este miércoles su nueva estrategia para la siguiente fase de la pandemia, con medidas para convivir con el coronavirus y minimizar los riesgos de una enfermedad que no va a desparecer sino a convertirse en endemica como la gripe.
El nuevo plan, que requiere de fondos adicionales del Congreso, tiene cuatro objetivos principales: la protección y el tratamiento contra el COVID-19; la preparación ante nuevas variantes; evitar los cierres de escuelas y negocios; y el envío de vacunas al extranjero.
La Casa Blanca esbozó un enfoque de “pruebas y tratamiento”, que proporciona píldoras antivirales gratuitas en las farmacias, como el Paxlovid, a las personas que den positivo al virus. A finales de mes, habrá un millón de pastillas disponibles, y el doble en abril, según la Administración.
El plan se desplegará inicialmente en cientos de farmacias de todo el país, incluyendo locales de CVS, Walgreens y Kroger, y luego se extenderá. Aquellos que den positivo en los centros podrán obtener las píldoras antivirales deuso rápido, reduciendo drásticamente el riesgo de casos graves.
"Podemos empezar a regresar a lo que conocíamos antes del COVID-19 [...] Podemos volver al trabajo, dejar a nuestros hijos en la escuela", señaló este martes el secretario de Salud, Xavier Becerra.
"No vamos a limitarnos a vivir con el COVID-19. Ya no vamos a dejar que dicte nuestra forma de vida", dijo la Casa Blanca en una nota.
En su discurso del Estado de la Nación, Biden aseguró que permitirá pedir otra ronda de pruebas gratuitas para su envío a domicilio. A partir de la próxima semana, pondrá a disposición de los hogares estadounidenses otras cuatro pruebas gratuitas a través de COVIDTests.gov, que ha enviado más de 270 millones a casi 70 millones de hogares desde su lanzamiento a mediados de enero.
Otro objetivo es reforzar la vigilancia de la recogida de datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés). También se creará un papel más permanente para gestionar la preparación para la pandemia a largo plazo.
El nuevo plan de Biden incluirá una importante cantidad de dinero para hacer frente a los casos largos de COVID-19, así como al duelo de los niños que han perdido a sus padres por el virus y viceversa.
La estrategia también busca la colaboración de la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo y otros organismos para establecer mejores requisitos de ventilación en todos los edificios, incluidas las oficinas y las escuelas, con vistas a un regreso seguro al trabajo.
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Estados Unidos está pasando a una nueva fase de la pandemia y muchos ciudadanos desean volver a la vida normal. Sin embargo, con una tasa de vacunación del 63%, los expertos sanitarios afirman que el COVID-19 ha llegado para quedarse.
El nuevo enfoque de la Casa Blanca toma en consideración así los consejos de expertos sobre cuál debe ser la “nueva normalidad”.
Biden amplió el martes el reembolso del 100% del coste de la respuesta de emergencia del COVID-19 a los estados, las tribus y los territorios, una señal de que su Administración ve una necesidad continua de recursos federales, incluso cuando las cifras de infección disminuyen en todo el país. Muchos estados han utilizado los fondos para aumentar la capacidad de pruebas.
“No es una ciencia de cohetes averiguar qué se necesita”, aseguró el doctor Steven Phillips, vicepresidente de Covid Collaborative, una coalición de expertos en salud, educación y economía. En una entrevista, Phillips esbozó cómo el país puede volver a la vida anterior a la pandemia y cómo sería, con un acceso amplio a las pruebas rápidas y protegiendo a los más vulnerables. “Omicron va a estar con nosotros por mucho tiempo. Es endémico”, dijo.
Entre los expertos a los que la Casa Blanca consultó se encuentra Peter Hotez, codirector del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, quien dijo que “debe haber un plan de comunicación no para si, sino para cuando las cifras empiecen a subir”.
“Hemos tenido grandes olas en el sur, y este verano espero otra ola”, añadió, “y, si no, deberíamos esperar otra ola en invierno. No creo que hayamos terminado con esto, así que ¿cuál es la orientación anticipada para que el pueblo estadounidense sepa que no se sorprenda si tenemos que volver a entrar en números rojos?”
El Gobierno federal también puede crear más garantías para los fabricantes de pruebas rápidas, dijo Lindsey Dawson, un director de la Kaiser Family Foundation.
Durante las vacaciones de invierno y con el aumento de la variante ómicron, Estados Unidos se vio sin un suministro adecuado de pruebas. Asegurar a los fabricantes que el Gobierno seguirá comprando pruebas al por mayor es un paso importante. Recientemente, el Gobierno solicitó asesoramiento a los fabricantes sobre lo que puede hacer para animarles a aumentar rápidamente el suministro cuando sea necesario, dijo Dawson.
Una vez resuelta la cuestión del suministro, gran parte del papel del Gobierno federal recaerá en los CDC para publicar un nuevo manual para vivir con coronavirus, que incluya cómo y cuándo utilizar los kits de pruebas caseras y que ayude a allanar el camino para la entrega rápida de la terapéutica a las poblaciones más vulnerables, señaló Phillips.
“Tenemos que ser mucho más específicos sobre los protocolos reales, las indicaciones reales para el uso de estas pruebas rápidas de forma valiosa para la salud pública. Y creo que, francamente, tenemos un camino que recorrer, y espero que los CDC y otros organismos científicos proporcionen alguna orientación a los estadounidenses”, dijo Dawson.