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Estos trabajadores han sufrido el mayor riesgo ante el COVID-19, ¿por qué hay tantos sin vacunar?

El virus aumentó un 39% el riesgo de muerte entre trabajadores de la alimentación, indica un estudio. Aún así, existe cierta resistencia a los mandatos de inmunización. Estos son los motivos.
/ Source: Telemundo

Por Leticia Miranda - NBC News 

Desde el comienzo de la pandemia del coronavirus el año pasado, casi 500 trabajadores del comercio minorista y de la industria cárnica han muerto a causa del COVID-19, según el sindicato United Food and Commercial Workers International. Sin embargo, muchos trabajadores cuyos compañeros enfermaron e incluso murieron en los momentos más críticos de la pandemia rechazan las presiones de sus empleadores para que se vacunen.

Desde Walmart hasta el gigante de la carne Tyson Foods, un número creciente de empresas han puesto en marcha mandatos de vacunación para los miembros del personal corporativo o para todos los empleados. Sin embargo, los esfuerzos por incentivar a los trabajadores a vacunarse -y los recientes mandatos de vacunación- han provocado desacuerdos y reacciones negativas entre los trabajadores, lo que ha llevado a algunas empresas a no exigir la inmunización a los empleados que están en la primera línea de riesgo de contagio.

"Si McDonald's exige la vacuna, yo buscaría otro empleo", dijo Kenya Ahl, gerente de departamento en un restaurante McDonald's de propiedad de la empresa en Paynesville, Minnesota. McDonald's anunció en un memorando interno este mes que los trabajadores de oficina deberán mostrar una prueba de inmunización antes de volver al trabajo el 11 de octubre. Sin embargo, la norma no se aplica a los miembros del personal de los restaurantes. McDonald's no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

"Eso no es algo en lo que quiera participar y no es algo que quiero meter en mi cuerpo", dijo Ahl.

 

El virus aumentó un 39% el riesgo de muerte entre trabajadores de la alimentación en comparación con los niveles anteiores a la pandemia, indica un estudio de la Universidad de California.
El virus aumentó un 39% el riesgo de muerte entre trabajadores de la alimentación en comparación con los niveles anteiores a la pandemia, indica un estudio de la Universidad de California. AFP via Getty Images

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La resistencia a la vacunación y a los posibles mandatos se mantiene casi dos años después de una pandemia que ha hecho estragos en la industria minorista y de comestibles.

Debido a su mayor contacto con el público, aumentó por el virus un 39% el riesgo de muerte entre los trabajadores de la alimentación y un 18% entre los del comercio minorista, en comparación con los niveles previos a la pandemia, según un estudio de la Universidad de California en San Francisco publicado en enero. El virus aumentó el riesgo de muerte entre los trabajadores no esenciales en un 11%.

Ahl, que trabaja en McDonald's desde hace dos años, dijo que la empresa colocó carteles en la sala de descanso incentivando a los trabajadores a inmunizarse. También aparece un recordatorio de vacunación cada vez que un empleado se conecta a los ordenadores, dijo. La empresa ha proporcionado seminarios web y material de lectura para educar a los trabajadores sobre las vacunas, junto con otorgarles cuatro horas de tiempo libre remunerado para vacunarse.

 

Aunque la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó por completo la vacuna de dos dosis de Pfizer-BioNTech el 23 de agosto, Ahl se niega a inmunizarse.

"El sentido común me dice que esta vacuna no lleva suficiente tiempo en el mercado como para tener algún estudio o antecedente sobre la inyección", dijo, y añadió que un reciente debate en Facebook que leyó sugería que la vacuna podría contener el virus vivo. La vacuna no contiene ningún virus vivo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). A pesar de ello, "no me da tranquilidad", dijo Ahl.

Hasta hace poco, los empresarios dependían de los incentivos en efectivo, las bonificaciones, las tarjetas de regalo y tiempo libre remunerado para superar las dudas sobre las vacunas, dijo Devjani Mishra, abogado de Littler Mendelson, un bufete de abogados especializado de alcance global que representa a los directivos.

Los empleados de Kroger reciben bonos de 100 dólares si tienen una prueba de vacunación y los de Publix que se han inmunizado, tarjetas de regalo de 125 dólares. Walmart duplicó recientemente su incentivo en efectivo de 75 a 150 dólares. Pero las bonificaciones y las tarjetas de regalo tienen un límite, y con la plena aprobación de la vacuna de Pfizer por parte de la FDA, los empleadores están considerando medidas más agresivas, dijo Mishra.

"Son pequeñas cosas que hacen avanzar las cosas sin convertirlas en un requisito de empleo", dijo. "Pero algunos empleadores que han probado estas medidas para aumentar las cifras de vacunación han llegado a un punto en el que ya no juegan con los incentivos y están dispuestos a tomar la decisión" de imponer los mandatos.

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Alrededor del 63% de los empleadores encuestados por la empresa en agosto indicaron que piensan seguir fomentando la vacunación. Pero casi la mitad también dijo que está "considerando seriamente" los mandatos debido al aumento de los casos por la variante delta.

Mientras las vacunas estén disponibles por igual para todos los trabajadores, los empleadores del sector privado tienen derecho a imponer la vacunación, excepto en Montana, donde se prohíbe a las empresas exigir la inyección como condición para el empleo, dijo Mishra. Aunque tengan la ley a su favor, los empresarios están analizando preocupaciones de que pueda dañarse la cultura del lugar de trabajo con los mandatos y las posibles pérdidas de empleados que podrían alejarse debido a esas políticas.

"Si el 50% de los trabajadores activos o más no están vacunados, ¿cómo le dices a ese 50%: 'Tienes que ir a hacer algo o no tienes trabajo'?", dijo. "No está garantizado que puedas sustituirlos por alguien de la comunidad que esté inmunizado", agregó.

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Mientras los trabajadores se debaten entre vacunarse o no, los sindicatos que los representan en las tiendas de comestibles, del comercio minorista y de la producción de alimentos se han mantenido en silencio sobre la cuestión de los mandatos.

Anjali Cadambi, portavoz de United for Respect, una organización sin ánimo de lucro que se centra en los derechos de los trabajadores, dijo que el grupo no ha tomado una posición. 

 

 

Chelsea O'Connor, portavoz del Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Grandes Almacenes, declinó hacer comentarios; el presidente del sindicato, Stuart Appelbaum, dijo este mes a The New York Times que los empleadores deberían negociar cualquier requisito con los trabajadores y ampliar los beneficios de la pandemia, como el tiempo de enfermedad pagado. 

El presidente de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación y del Comercio, Marc Perrone, dijo en respuesta al reciente mandato de vacunación de Tyson Foods que el sindicato se reunirá con la empresa para "garantizar que los derechos de estos trabajadores estén protegidos y que esta política se aplique de forma justa".

Gran parte del escepticismo se debe a la desconfianza en el Gobierno y a las posibles repercusiones de las vacunas en la salud de los trabajadores, junto con las dudas sobre la propia pandemia, dijo Appelbaum a The Wall Street Journal este mes, antes de que la FDA aprobara la vacuna de Pfizer.

Spencer Dillenbeck, que trabaja en una tienda Target de San Diego desde hace cinco años, dijo que se vacunó a regañadientes para poder trabajar sin mascarilla durante los breves meses en que la empresa levantó su obligación de utilizarla. Pero sigue siendo escéptico respecto a la generalización de la inmunización, ya que cree que el virus se ha convertido en una amenaza menor al haber disminuido las tasas de mortalidad.

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"Podría vernos haciendo [un mandato de vacunación] si la gente estuviera muriendo a lo loco", dijo Dillenbeck. El trabajador indicó que ha recurrido para obtener información sobre el virus a fuentes como el podcast de Joe Rogan y el canal de YouTube de Tim Pool, los cuales han sido criticados por difundir información errónea.

"Es un virus real, pero no sé si deberíamos tener un mandato de vacunación. Voy a seguir viviendo mi vida", dijo Dillenbeck.

 

 

Lawrence O. Gostin, director del Instituto O'Neill de Derecho Sanitario Nacional y Global del Centro Jurídico de la Universidad de Georgetown, dijo que, si bien hay en la  historia moderna mandatos de vacunación infantil, ha habido pocos para adultos y ningún requisito de vacunación similar instituido por las empresas, las universidades y los organismos gubernamentales.

"Se trata de un cambio radical, pero se necesita urgentemente para sacar a Estados Unidos de esta pandemia", escribió a NBC News en un correo electrónico.

Históricamente, los requisitos de vacunación han sido muy eficaces, dijo Gostin. Los mandatos de vacunación infantil como condición para la inscripción en la escuela aumentaron las tasas de inmunización en todo el país, y los estados que eliminaron las exenciones religiosas y filosóficas tuvieron tasas de cumplimiento aún más altas, dijo. 

Después de que el Hospital Metodista de Houston se convirtiera en la primera empresa en exigir la vacunación como condición para el empleo, la compañía registró un índice de cumplimiento del 99%. El Departamento de Desarrollo de Recursos Humanos de Hawai informó que cerca del 99% de los 14,000 empleados del estado cumplen con el nuevo mandato estatal.

Aunque "una minoría ruidosa" se opone a los mandatos, "la vacunación se convertirá en la norma y la mayor parte de la resistencia desaparecerá con el tiempo", dijo Gostin.

Una trabajadora de 61 años de un Home Depot en Phoenix, que pidió permanecer en el anonimato porque no está autorizada a hablar con los medios de comunicación, dijo que los trabajadores que interactúan con el público deberían estar obligados a vacunarse.

Su opinión está motivada en gran medida por su experiencia de haber sobrevivido al Covid-19 y haber perdido a su marido por el virus en diciembre, poco antes de que las vacunas estuvieran disponibles para las personas de alto riesgo.

"Si hubiera podido aguantar seis semanas más", dijo. "No quiero que nadie más corra ese riesgo", agregó.