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Estados Unidos supera los 200,000 muertos por coronavirus. Expertos advierten que la cifra puede duplicarse

Un aumento en las infecciones durante el invierno podría desencadenar una nueva ola que podría duplicar la cantidad de fallecidos para el próximo mes de enero, según estimados de la Universidad de Washington. California, Florida y Texas son los estados más afectados.

Por Erika Edwards y Denise Chow - NBC News

En las horas previas al amanecer del 30 de marzo, la doctora Deborah Birx se paró frente a la cámara en el césped de la Casa Blanca e hizo una predicción alarmante sobre el coronavirus, que para entonces había matado a menos de 3,000 personas en Estados Unidos.

"Si hacemos las cosas juntos, bueno, casi a la perfección, podemos llegar a entre 100,000 y 200,000 muertes", señaló Birx, coordinadora del grupo de trabajo sobre el coronavirus de la Casa Blanca, a Savannah Guthrie del programa Today de NBC News. "Ni siquiera queremos ver eso", agregó, antes de que Guthrie la interrumpiera.

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"Lo sé, pero me deja sin aliento con esa predicción", dijo Guthrie. "Porque lo que te escucho decir es que ese es el mejor de los casos", añadió.

"El mejor escenario", respondió Birx, "sería que el 100% de los estadounidenses hicieran precisamente lo que se requiere".

Este sábado, la predicción de Birx se hizo realidad, ya que el número de vidas perdidas por la pandemia en Estados Unidos superó los 200,000.

Expertos como el doctor Tom Frieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), recordó que esto no tendría por qué haber sido así.

"Decenas de miles de personas no habrían muerto si la respuesta de Estados Unidos hubiera sido más eficaz", declaró Frieden, ahora presidente de Resolve to Save Lives, una iniciativa de salud pública mundial.

Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota, señaló que la predicción de Birx a finales de marzo fue "muy aleccionadora". Ese era el momento, dijo, de desarrollar e implementar un plan para detener o al menos frenar la propagación del virus.

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Eso no sucedió entonces y no ha sucedido desde entonces. "¿Dónde está nuestro plan nacional?", se preguntó Osterholm. "¿Cómo estamos tan lejos de tener uno y po qué no lo tenemos?", añadió.

"Tenemos un largo camino por recorrer", concluyó.

De hecho, el país todavía enfrenta muchos desafíos para superar la pandemia, incluida una concienciación elemental. Los estadounidenses todavía están discutiendo sobre si deben usar máscaras, si el virus es grave y hasta qué punto es seguro reabrir ciertos negocios y reanudar ciertas actividades.

En resumen, el 100% de los estadounidenses, incluidos los funcionarios del gobierno, todavía no están haciendo exactamente lo que se requiere.

Otra predicción ominosa

Ahora muchos expertos están haciendo otra predicción horrible: un aumento de infecciones en otoño e invierno, combinado con un creciente cansancio por respetar el distanciamiento social y otras medidas de salud pública, podría resultar en más de 415,000 muertes en EE. UU. para el mes de enero, según el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME, por su siglas en inglés) de la Universidad de Washington.

La predicción se produce incluso cuando los tratamientos de los médicos han mejorado sustancialmente y los ensayos clínicos están revelando que tratamientos como el remdesivir y la dexametasona pueden ayudar. A medida que la pandemia se ha extendido en una segunda ola, se ha las poblaciones más jóvenes y saludables y que tienen menos probabilidades de morir por coronavirus, son las que más se han contagiado.

Cementerio Green-Wood de Brooklyn, Nueva York
Una mujer pasa frente al cementerio Green-Wood de Brooklyn, Nueva York, adornado con tributos a las víctimas de la pandemia, el 28 de mayo de 2020.AP Photo/Mark Lennihan

Las proyecciones del IHME no están escritas en piedra. Los cambios en el comportamiento humano, como un mayor hábito usando máscaras, pueden reducir considerablemente el la cifra predicha, afirmó el director del IHME, el doctor Christopher Murray, profesor de ciencias de la métrica de la salud en la Universidad de Washington. Pero las experiencias de otros países han demostrado que, a medida que avanza la pandemia, la relajación pública es una preocupación real.

"Lo estamos viendo de una manera muy grande en partes de Europa, por ejemplo, donde la falta de vigilancia ya está provocando un gran repunte", indicó Murray.

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El modelo del IHME es uno de varios que los CDC utilizan para rastrear la evolución de la pandemia, pero ha sufrido cierto escepticismo. El modelo a menudo incluye altos grados de incertidumbre y fue criticado desde el principio por subestimar el número de muertes en todo el país. En abril, por ejemplo, el modelo IHME proyectó que el número de muertos en EE.UU. hasta agosto podría ser de 60,415, aunque la predicción incluía un amplio rango para dar cuenta de las incertidumbres al principio de la pandemia.

Murray explicó que el modelo se está mejorando constantemente para proporcionar escenarios más precisos, pero que la mayoría de los investigadores de la comunidad habían estado advirtiendo durante meses que la pandemia podría tener un gran número de muertos. Es el tipo de conocimiento, señaló Murray, que hace que el hito de las 200,000 muertes sea aún más frustrante.

"Obviamente, hay algo bastante deprimente en todo este drama a medida que se desarrolla", recordó. "Es como un choque de trenes que sabemos que se está desarrollando y la gente sigue aferrada a la idea de que no es tan malo", ejemplificó.

200,000 que no esperaban morir

Para aquellos cuyos seres queridos han muerto, esa complacencia es "como una patada diaria en los dientes".

Nicole Hutcherson, de Goodlettsville, Tennessee, perdió a su padre, Frank M. Carter, de 82 años, a causa del coronavirus en abril. Hutcherson dijo que desde entonces, las personas que la rodean han cuestionado si la pandemia es real (lo es) o han sugerido que su padre ya estaba frágil o enfermo antes de infectarse con el virus (no lo era).

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"Mi papá podría trabajar más que cualquier persona de 30 años", declaró Hutcherson. "La gente simplemente no se está dando cuenta de que esto es un gran problema", añadió.

El doctor E. Wesley Ely, profesor de medicina y cuidados intensivos en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, calificó las 200,000 muertes como un "punto de referencia de tristeza".

"Son 200,000 personas que no pensaban que iban a morir este año", explicó Ely.

La pandemia ha matado a personas de todas las edades, todas las razas y todas las afiliaciones políticas. Incluyendo a un técnico médico de emergencia veterano del Departamento de Bomberos de Nueva York a un pastor en Texas, a una enfermera en Carolina del Sur o a niños que han sucumbido a una rara complicación inflamatoria de la enfermedad llamada MIS-C.

Los estados que actualmente registran el mayor número de muertes diarias por coronavirus son California, Florida y Texas. De lejos, el estado con la mayor cantidad de muertes es Nueva York, con poco más de 33,900 hasta el sábado.

Un "tsunami" de coronavirus

El doctor Hugh Cassiere sintió que estaba enfrentando un "tsunami" de pacientes gravemente enfermos de coronavirus cuando Nueva York estaba en su pico de casos en marzo y abril. Dirigió una unidad de cuidados intensivos en el Hospital de la Universidad de North Shore, parte de Northwell Health, en Long Island.

El coronavirus presentó nuevos desafíos incluso para los médicos veteranos de la UCI.

"Hubo una gran cantidad de muertes todos los días, sin importar lo mejor que lo pudieramos hacer. Fue abrumador profesional y emocionalmente", recordó Cassiere.

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Pero no todos los pacientes llegaron a la UCI.

Joyce Brown Wigfall, una enfermera en Forest Hills, Nueva York, comenzó a sentirse enferma el 30 de marzo, el día en que Birx hizo la predicción de 200,000 muertes.

Wigfall, de 67 años, se sentía débil y tenía problemas para recuperar el aliento al subir escaleras: síntomas inusuales para una mujer que crió a cinco hijos, amaba las clases de Zumba y acababa de completar una maestría en enfermería mientras ya se postulaba para un doctorado.

"Estaba tan orgulloso de ella", declaró el hijo de Wigfall, Erik Brown, de 33 años. Una semana después de enfermarse, a Wigfall le diagnosticaron coronavirus, pero se sintió lo suficientemente bien como para recuperarse en casa. Brown dijo que su madre seguía comprometida con sus compañeros de trabajo desde lejos, y el 12 de abril afirmó que estaba lista para volver a trabajar.

El 13 de abril, la salud de Wigfall se deterioró rápidamente. Falleció a las pocas horas. Su muerte dejó un vacío inconmensurable.

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"Ella era el centro de la familia. Era la roca", señaló Brown.

"Estoy enojado por el hecho de que todavía no tenemos ningún tipo de plan concreto para que el país vuelva a la 'normalidad', sea lo que sea", se lamentó Brown. "Todavía no hay forma de que podamos volver a la vida que tenía antes del 30 de marzo", añadió.

Memorial para una víctima de coronavirus en la Iglesia Católica Santa Rosa de Lima en Chelsea, Massachusetts
Los feligreses preparan un memorial para José Agustín Iraheta, quien murió de coronavirus, antes de las bendiciones funerarias en la Iglesia Católica Santa Rosa de Lima en Chelsea, Massachusetts, el 12 de mayo.Brian Snyder / Reuters file

Un camino impredecible

Aún se desconoce mucho sobre cómo podría progresar el virus en otoño e invierno, particularmente con respecto a si los cambios de estación afectarán la forma en que se propaga dentro de las comunidades, ya que el clima frío atrae a las personas a los interiores. Pero los expertos enfatizaron que mantener la vigilancia será una de las formas más efectivas de contenerlo y prevenir brotes fuera de control.

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Un equipo de la Northeastern University en Boston creó un modelo que proporciona proyecciones estatales y nacionales de hasta cuatro semanas en el futuro, similar a un pronóstico del tiempo. Más allá de las cuatro semanas, la precisión del modelo se puede diluir por muchos factores desconocidos, explicó Alessandro Vespignani, director del Instituto de Ciencias de la Red de Northeastern.

Dejando a un lado los números, Vespignani insistió en que ciertas estrategias probadas, cuando se siguieran, reducirían el número de casos y muertes futuros.

El cónsul general mexicano Jorge Islas López en la Catedral de San Patricio en Nueva York el 11 de julio
El cónsul general mexicano Jorge Islas López conduce a un grupo de personas que llevan restos cremados después de un servicio de oración en la Catedral de San Patricio en Nueva York el 11 de julio. El servicio se llevó a cabo para bendecir las cenizas de los mexicanos que murieron durante la pandemia de coronavirus pero que no pudieron tener misas funerarias ni entierros.Andrew Kelly / Reuters file

"Una tormenta hará lo que se supone que debe hacer. No se puede hacer nada al respecto", dijo Vespignani. "Con una epidemia, podemos cambiar la trayectoria", afirmó.

Muchas de las formas de hacerlo no son nuevas, como usar máscaras, practicar una buena higiene lavándose las manos con frecuencia y vacunándose contra la gripe, contó.

El manejo de los factores que se pueden controlar será crucial en los próximos meses, especialmente porque la mayoría de los científicos anticipan una nueva ola de infecciones durante el otoño y el invierno, coincidiendo con la temporada de gripe.

"Se acerca el invierno y podría haber otra ola de transmisión por delante, por lo que todavía necesitamos tener un plan para lidiar con eso", afirmó Sen Pei, científico investigador asociado de la Universidad de Columbia, que ha realizado un extenso trabajo de modelado de la pandemia. "De lo contrario, seguiremos viendo morir a gente", advirtió.

La predicción del modelo IHME de que Estados Unidos duplicará su número de muertes por coronavirus para enero, a 415,000, no es poco realista, según los expertos.

Cassiere, de Northwell Health, lo ve factible: "Creo que fácilmente alcanzaremos los 400,000".