La víspera de Navidad inició en Tierra Santa con una serie de alegres bandas de música y la llegada llegada triunfal del principal clérigo católico, pero pocas personas estaban allí para recibirlos, ya que la pandemia de coronavirus y un estricto bloqueo empañaron las celebraciones en el lugar de nacimiento tradicional de Jesús.
La escena se repitió alrededor del mundo, donde las reuniones familiares o festivas se redujeron o cancelaron por completo.
En Australia, los fieles tenían que reservar boletos en línea para asistir a los servicios religiosos en donde se observó la distancia social. Filipinas prohibió las reuniones masivas y prohibió a las familias extensas celebrar cenas tradicionales de Nochebuena. Los villancicos infantiles tradicionales de puerta a puerta se cancelaron en Grecia.
En Nochebuena en Italia, las campanas de las iglesias sonaron antes de lo habitual. El toque de queda del Gobierno italiano propició que los pastores adelantaran los servicios.
La Misa de Gallo que ofició el papa Francisco se llevó a cabo a las 7:30 pm en la basílica de San Pedro. Hubo unos 100 asistentes presentes.
Francisco en su homilía ofreció reflexiones sobre el significado de la Navidad. “A menudo escuchamos decir que la mayor alegría en la vida es el nacimiento de un niño. Es algo extraordinario y lo cambia todo”, dijo. Un niño “nos hace sentir amados, pero también puede enseñarnos a amar”, agregó.
“Dios nació niño para animarnos a cuidar de los demás”, dijo Francisco, quien ha prestado atención a los pobres y ha hecho de la injusticia uno de los principales motivos de su papado.
Las celebraciones en otras partes de Europa se cancelaron o se redujeron en gran medida a medida que aumentaban las infecciones por virus en todo el continente y se detectaba una nueva variante que podría ser más contagiosa.
En Colombia, miles de migrantes venezolanos pasaron la Navidad alejados de sus familias y en condiciones precarias.
En años anteriores, muchos venezolanos regresaron a sus hogares durante las vacaciones para visitar a sus familiares.
Pero el Gobierno de Colombia ha cerrado los cruces fronterizos con Venezuela en un intento por frenar las infecciones de COVID-19.
En Nueva York, si bien muchas iglesias han reanudado los servicios en persona, la iglesia Luterana de San Pedro en Manhattan, una de las mas afectadas durante la pandemia, continuó ofreciendo sus misas solo en línea. El horario de Nochebuena y Navidad incluyó misas en inglés y español y un servicio de vísperas de jazz bilingüe.
A pesar de su propia tristeza por los miembros de la congregación que han muerto, más de 60, sus compañeros, muchos de ellos inmigrantes, donaron abrigos, bufandas y otra ropa de invierno para más de 100 menores migrantes en un centro de detención en Manhattan.
A pesar de las luces y abetos colocados en algunas calles y de los todoterrenos que se pasean a ratos con los villancicos a todo volumen, el Líbano, donde algo menos del 40% de la población es cristiana, tiene poco que celebrar estas fiestas.
A su peor crisis económica desde la guerra civil (1975-1990) se ha sumado la pandemia del coronavirus y la explosión en el puerto de Beirut no a hecho más que dar el golpe de gracia a la hastiada población del pequeño país mediterráneo.