La decisión de una jueza federal de Florida de anular el mandato del uso de la mascarilla para los viajeros de aviones, trenes, autobuses y otros medios de transporte público ha dejado en manos de las compañías y los gobiernos locales el poder sobre si implementan o no este requisito.
El lunes, Delta, United Airlines, Southwest Airlines, American Airlines y Alaska Airlines optaron por no exigir el uso de mascarillas a sus clientes y JetBlue lo hizo opcional. Las aerolíneas habían pedido el fin de ese mandato ante la extensión hasta el 3 de mayo de la medida impuesta por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
El fallo de la jueza de distrito Kathryn Kimball Mizelle, nombrada por el expresidente Donald Trump, también fue acatado por la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés).

"Debido a la sentencia judicial de hoy, con efecto inmediato, la TSA dejará de aplicar sus directivas de seguridad y la enmienda de emergencia que exigen el uso de mascarillas en el transporte público y en los centros de transporte", aseguró la agencia.
Amtrak y el sistema de transporte de Washington, WMATA, también adoptaron la medida.
Voces que lo consideran un fallo cuestionable
La Casa Blanca calificó el fallo de “decepcionante” y afirmó que el Departamento de Seguridad Nacional y los CDC están revisando esta decisión. Así mismo el Departamento de Justicia estaría buscando la forma de apelar.
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Durante dos años, desde el inicio de la pandemia, los pasajeros se han visto obligados a usar la mascarilla. En febrero de 2021 la Administración Biden impuso el mandato y lo extendió en varias ocasiones.
La decisión de la jueza se hizo en respuesta a una demanda presentada a fines de marzo por 21 estados gobernados por el Partido Republicano, quienes han criticado la medida desde el inicio.
Los CDC siguen recomendando el uso de la mascarilla en recintos cerrados y han dicho que para levantar la obligatoriedad tenían que tomarse más tiempo para analizar el impacto de la subvariante BA.2 de ómicron, que hasta ahora es la dominante en Estados Unidos. Philadelphia, por ejemplo, restableció el mandato del uso de tapabocas ante el aumento de los casos, siendo la primera ciudad en hacerlo.
El país registró una media de siete días de casi 35,000 nuevas infecciones hasta el viernes, lo que supone un aumento del 36% en las dos últimas semanas.