Por Patrick Smith - NBC News
El jefe del grupo de mercenarios Wagner, que lidera la ofensiva rusa en el este de Ucrania, anunció este viernes que sus fuerzas abandonarán la batalla por Bakhmut debido a la falta de munición y apoyo militar por parte del Ministerio de Defensa rusa.
Yevgeny Prigozhin dio a conocer la noticia a través de un video en el que aparece rodeado de cadáveres y en el que culpa a la cúpula militar de las graves pérdidas que ha sufrido su compañía en los últimos tiempos. Además, confirmó que cederá el control de la ofensiva de Bakhmut al Ejército rusa el 10 de mayo ante la escasez de munición.
"Voy a retirar las unidades de Wagner de Bakhmut porque, a falta de munición, están condenadas a una muerte sin sentido”, señaló.
Visiblemente enojado, Prigozhin dijo que sus fuerzas sufren una dramática falta de armamento, lo que ha provocado que el número de bajas en sus filas se haya disparado. Ucrania decidió el mes pasado por reforzar sus defensas en Bakhmut en lugar de rendir la ciudad, con la esperanza de infligir pérdidas cruciales a las fuerzas rusas antes de una contraofensiva.

El 'chef de Putin'
Conocido como el chef de Putin por sus lazos con el presidente ruso y su pasado como proveedor del Kremlin, Prigozhin hizo su anuncio vestido con uniforme militar y con un fusil de asalto colgado del hombro. El video iba acompañado de una declaración dirigida al jefe del Estado Mayor ruso, al Ministerio de Defensa y al propio Presidente Vladimir Putin.
Se desconoce si se trataba de una declaración de intenciones seria, dado su historial de afirmaciones no verificadas y amenazas vacías, pero en cualquier caso parecía representar un capítulo más en su batalla interna con la cúpula militar rusa que amenaza con socavar las esperanzas de Putin de progresar en el campo de batalla.
El Kremlin dijo que había visto su anuncio, pero que no podía hacer comentarios.
Los combatientes de Wagner han dirigido el asalto ruso a Bakhmut, una campaña de un mes de duración que se ha convertido en la batalla más larga y sangrienta de la guerra. La ciudad ha adquirido un valor simbólico que puede pesar más que su importancia estratégica, aunque Prigozhin lleva tiempo acusando a los líderes militares rusos de ignorar sus peticiones de más munición y otros medios de apoyo.
El jueves por la noche publicó un video gráfico en la aplicación de mensajería Telegram, en el que aparentemente aparece de pie junto a los cadáveres de combatientes de Wagner, preguntando airadamente al ministro de Defensa, Sergei Shoigu: “¿Dónde están los proyectiles?”.
“Son muchachos de Wagner que han muerto hoy. La sangre aún está fresca”, aseguró Prigozhin, señalando los cuerpos a su alrededor. “Vinieron aquí como voluntarios y están muriendo para que ustedes puedan engordar en sus despachos”, agregó.
El Gobierno de Estados Unidos calcula que más de 100,000 soldados rusos han muerto o han resultado heridos desde diciembre, la mitad de ellos procedentes del grupo de mercenarios Wagner.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, dijo a los periodistas en una sesión informativa esta semana que los combatientes de Wagner, muchos de ellos exconvictos, habían sido enviados al conflicto sin “suficiente entrenamiento de combate, liderazgo de combate o cualquier sentido de mando y control organizativo.”
El anuncio de retirada del grupo Wagner ocurre la misma semana que Rusia acusó a Estados Unidos de estar detrás de un ataque ucraniano con drones contra el Kremlin, en un intento frustrado de asesinar a Putin.
Tanto Ucrania como Estados Unidos han negado las acusaciones, que algunos analistas especulan que podrían ser una falsa bandera rusa diseñada para conseguir apoyo para el debilitado esfuerzo bélico, pero otros dicen que es más probable que sea una exposición de sus vulnerabilidades.
El incidente se produjo antes de una importante festividad rusa que conmemora la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial la próxima semana. Prigozhin dijo en su declaración que Wagner había planeado capturar Bajmut el 9 de mayo, pero que no había podido por falta de apoyo.
Se cree que las fuerzas ucranianas está a punto de lanzar una contraofensiva, con la que Kiev espera llevar a las tropas rusas a la defensiva tras haberlas retenido y desgastado en Bajmut durante el invierno.
Ambas partes han sufrido grandes pérdidas en la ciudad minera del este y sus alrededores, y sus ejércitos se han empantanado en una brutal batalla de desgaste en la que las tropas rusas han ido avanzando poco a poco, pero sin llegar a lo que sería una victoria simbólica.
Tras reclutar prisioneros y llamar a filas a cientos de miles de reservistas militares el año pasado, el Kremlin ha redoblado recientemente sus esfuerzos para encontrar una nueva oleada de reclutas voluntarios cuando la guerra entra en una fase clave.