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"No se puede ver esto sin llorar". El feroz bombardeo ruso en Kharkiv aterroriza a Ucrania: "Nadie perdonará, nadie olvidará"

Los ataques rusos golpean el centro de la segunda ciudad más grande: "Es una pesadilla y te agarra por dentro con mucha fuerza, no se puede explicar con palabras", dice una madre.
/ Source: The Associated Press

Entre el polvo, los escombros y los muertos que yacen en la céntrica plaza de la Libertad de Kharkiv, los ucranianos vieron este martes lo que podría pasar a otras ciudades si la invasión rusa no se detiene.

Poco después del amanecer, un bombardeo ruso golpeó el centro de la segunda ciudad más grande de Ucrania, dañando gravemente un simbólico edificio de la administración regional de la era soviética.

Las imágenes del circuito cerrado de televisión mostraban una bola de fuego que envolvía la calle frente al edificio, con unos cuantos coches rodando entre el humo.

“No se puede ver esto sin llorar”, dijo un testigo en un video verificado por la agencia de noticias The Associated Press.

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Un funcionario de emergencias dijo que los cuerpos de al menos seis personas habían sido sacados de las ruinas, y que al menos otras 20 personas estaban heridas. Dos cadáveres yacían uno al lado del otro sobre los adoquines, cerca de un coche abandonado. Uno estaba descalzo y envuelto en una manta. El otro, con ropa de color militar, tenía el puño cerrado.

Un coche quemado frente a un edificio dañado del Ayuntamiento, en Kharkiv, Ucrania, el martes 1 de marzo de 2022.
Un coche quemado frente a un edificio dañado del Ayuntamiento, en Kharkiv, Ucrania, el martes 1 de marzo de 2022.Servicio de Emergencia de Ucrania vía AP

No está claro aún qué tipo de arma se utilizó contra el edificio o cuántas personas murieron en el ataque, pero el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy dijo que hay decenas de víctimas.

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Zelenskyy calificó el ataque en la plaza de la Libertad de “terror franco y no disimulado”. “Nadie perdonará. Nadie olvidará. Este ataque en Kharkiv es un crimen de guerra”, señaló.

Era la primera vez que los militares rusos atacaban el centro de la ciudad, de 1.5 millones de habitantes, cuyos barrios residenciales llevan días siendo bombardeados. El servicio de emergencias ucraniano dijo que había apagado 24 incendios causados por los bombardeos, y que había desactivado 69 artefactos explosivos.

El ataque del martes también afectó un campamento de tiendas de campaña en la plaza que se había instalado para recoger ayuda para los voluntarios ucranianos que han acudido a la defensa de Kharkiv.

En los últimos días, los voluntarios habían ocupado el edificio de la administración regional como parte de esos esfuerzos. Se teme que algunos estén ahora entre los muertos.

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En el edificio del Gobierno, las ventanas estallaron y los techos se derrumbaron. El polvo de hormigón añadía otra capa de sombría y gris desesperación. Un coche cercano fue aplastado por escombros.

“¡Esto es para los que esperaban una paz rusa! Esto es lo que querían, ¿no? Hay muchos heridos”, dijo un socorrista.

El Ejército ruso ha negado haber atacado a civiles ucranianos, a pesar de las abundantes pruebas de que está bombardeando edificios residenciales, escuelas y hospitales en Ucrania.

“[Los militares] toman todas las medidas para preservar la vida y la seguridad de los civiles”, dijo este martes el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, “los ataques se llevan a cabo sólo sobre objetivos militares y se utilizan exclusivamente armas de precisión”.

Un hospital de Kharkiv ha trasladado su sala de maternidad a un refugio antibombas, donde las mujeres embarazadas caminan con dificultad en la oscuridad. Los gritos de decenas de recién nacidos resuenan en los gruesos muros de cemento. Cuelgan cables eléctricos y hay colchones enrollados contra las ventanas para proteger de los mortales fragmentos de cristal en las explosiones.

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Mientras se intensificaban los bombardeos en Kharkiv, una familia pasó un quinto día en otro refugio bajo la ciudad. En el sótano había botellas de agua y mochilas. Un casco de estilo militar colgaba de una estantería, y debajo de él un niño miraba un teléfono. El aburrimiento se mezclaba con el miedo.

“Es una pesadilla, y te agarra por dentro con mucha fuerza. No se puede explicar con palabras”, dijo Ekaterina Babenko, la madre.

Apenas podía creer que el ataque ruso estuviera ocurriendo en Kharkiv y desgarrando sus barrios: “Mi amiga vive en el suburbio de Gorizont; hace unas horas la casa contigua a la suya fue alcanzada y varios pisos quedaron destruidos”, dijo Babenko, “durante un tiempo no hubo conexión con ella. Fueron minutos de miedo, de mucho miedo”, agregó.

Para su familia y otras personas que seguían refugiadas en la ciudad cercana a la frontera rusa, el mundo de arriba estaba cambiando demasiado rápido para comprenderlo. Almacenes, casas, garajes, coches, todo ardía.

“Sveta, vámonos”, le pedía un hombre en un video que mostraba el bombardeo del lunes en una zona residencial de Kharkiv.

“Vete, ya te alcanzaré”, dice la mujer.

“¡Vete, por el amor de Dios!”, suplicaba el hombre.

Otros residentes ya estaban fluyendo hacia el oeste, con la esperanza de escapar del infierno en Ucrania.