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Con la decisión de la corte se abre un nuevo capítulo en la vida de la sociedad estadounidense

A partir de hoy los matrimonios entre parejas del mismo sexo serán legales en todo el país.
LGBT lambda equality flags fly in West Hollywood
LGBT lambda equality flags fly in West Hollywood, California, United States, June 26, 2015. The U.S. Supreme Court ruled on Friday that the U.S. Constitution provides same-sex couples the right to marry in a historic triumph for the American gay rights movement. REUTERS/Lucy Nicholson - RTX1HYQKREUTERS/Lucy Nicholson / REUTERS

La Suprema Corte de Justicia ha decidido que la Constitución garantiza el matrimonio entre personas del mismo sexo. Es una histórica decisión que hasta hace poco más de una década hubiese parecido impensable que se diera en una nación donde hay grandes segmentos de gente conservadora y donde para muchos la religión tiene una enorme influencia.

 

La decisión de los magistrados fue de 5 a 4, con los cuatro jueces conservadores en oposición y los cuatro liberales a favor, siendo el juez Anthony Kennedy quien inclinó la balanza en pro de legalizar en todo el país los llamados matrimonios “gay”. 

 

Lo de Kennedy no ha sido sorpresa. Él mismo fue quien también en 2003 escribió la sentencia en otro caso central al mundo de los homosexuales por el cual se discriminalizó el tener relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. En ese entonces, era crimen en Texas.

 

“La corte decide ahora que las parejas del mismo sexo pueden ejercer el derecho fundamental de casarse. Esta libertad ya no se les podrá negar”, escribió Kennedy en la sentencia hecha pública este viernes. “No hay union más profunda que el casamiento, ya que representa los más altos ideales de amor, fidelidad, sacrificio y familia”.

 

A juicio de Kennedy y los otros cuatro jueces que votaron a favor, todos estos conceptos sobre el matrimonio también deben aplicarse a las parejas del mismo sexo. “Sería un mal entendido hacia estos hombres y mujeres el decir que no respetan la idea del matrimonio”, sigue el argumento de Kennedy. “Lo que piden es una dignidad igual ante los ojos de la ley. La Constitución les garantiza este derecho”.

 

Este último argumento de Kennedy sobre la Constitución vis a vis el matrimonio entre homosexuales es en cierto sentido simple: si se asume que estas parejas entran en todos los criterios del casamiento no hay razón legal entonces para negarles ese derecho. Hacerlo sería discriminarlos, lo cual la Constitución no lo permite. O dicho en otras palabras, la Constitución garantiza la igualdad. La lógica jurídica del argumento es que si un hombre y una mujer tienen derecho a casarse, lo mismo lo tienen dos hombres o dos mujeres.

 

Un momento, no vayan tan lejos, pareció decir el juez Presidente de la Corte John G. Roberts, quien voto en contra de la sentencia de Kennedy. “Si usted esta entre los muchos estadounidenses -de cualquier orientación sexual- que favorecen el matrimonio entre personas del mismo sexo, tiene todo el derecho a celebrar la decisión de hoy”, señaló Roberts en su escrito en desacuerdo. 

 

“Celebre el haber conseguido la meta deseada. Celebre la oportunidad para expresar la entrega a su pareja. Celebre el que hayan disponibles nuevos beneficios. Pero no celebre la Constitución. (La sentencia) no tiene nada que ver con ella”, remató el juez quien apenas un día antes se había puesto del lado de los liberales en la otra histórica sentencia que reafirmó la ley de salud conocida como “Obamacare”.

 

Y todavía más, al juez Roberts no sólo le parece que el fallo de sus colegas liberales y Kennedy no tiene base en la Constitución, sino igual de dañino, es algo que va más allá de lo que los jueces o magistrados están supuestos hacer. “Cinco abogados han cerrado el debate (sobre los matrimonios ‘gay’) y establecido su propia visión del matrimonio como un asunto de ley constitucional”, detalló Roberts.

 

A lo que Roberts se refiere es que más allá de si un juez -en este caso un magistrado del supremo tribunal- está o no de acuerdo con lo de los matrimonios “gay”, no es él (o ella) el que tiene que decidir sobre un tema de tal trascendencia y tanta controversia. Que es a través del “proceso democrático”, léase elecciones, iniciativas, etc. que se deciden estos asuntos. Que hacerlo por decisión de la corte además, pone “una nube” sobre “un dramático cambio social que será mucho más difícil aceptar”.

 

Un aspecto que había sido central en esta discusión sobre la legalidad de los matrimonio “gay” era el de los hijos, particularmente entre los conservadores para quienes precisamente una de las razones por las cuales el matrimonio se define como entre un hombre y una mujer es la capacidad de procrear. La corte simplemente dijo no a este argumento.

 

“La habilidad, el deseo o la promesa de la procreación no es y no ha sido un prerrequisito para un matrimonio válido en ningún Estado”, se lee en una parte de la sentencia.

 

Estos de los “estados” también es parte importante de todo el caso legal que llegó ante la corte. Sucede que el supremo tribunal conoció del caso de los matrimonios “gay” precisamente porque habían varios estados que seguían oponiéndose a tales matrimonios. Hoy con la decisión de la corte todos los estados estarán obligados a aceptar los matrimonios entre personas del mismo sexo (actualmente hay 37 estados que lo permiten y 13 que lo prohiben).

 

Y al hablar de los estados no puede ignorarse el recuento histórico de que fue apenas en 2004 que el liberal estado de Massachusetts fue el primero que permitió los matrimonios “gay”. De nuevo, como ahora, por una decisión de los jueces, en ese caso de la Suprema Corte del estado.

 

A partir de lo de Massachusetts sin embargo, el cambio ha sido relativamente rápido. Es no sólo lo de los 37 estados que ya permitían los matrimonios “gay”, sino también de que alrededor del 60% de la población (cifra que varía según sea la encuesta) del público estadounidense dice estar en favor de tales matrimonios. Igualmente, el hecho de que más del 70% de la población vive en algún estado donde se permitían los matrimonios entre personas del mismo sexo.

 

La reacción del Presidente Obama ha sido de elogio a lo decidido por la corte. El mandatario habló de varios puntos entre los que destacan el tema de la igualdad ante la ley y el aporte de mucha gente anónima a la lucha -tanto legal como en la sociedad en general- para que se fuera haciendo cosa común lo de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

 

Los jueces, señaló Obama “han reafirmado que todos los estadounidenses tienen el derecho a la igual protección ante la ley; que toda la gente debe ser tratada igual, independiente de quienes son o a quien amen”.

 

Esta decisión “es una victoria para Estados Unidos”, siguió Obama. “Esta decisión afirma lo que millones de estadounidenses ya crean en su corazón. Cuando todos los americanos son tratados como iguales, todos somos más libres”.

 

Del lado republicano uno de los primeros en reaccionar ante lo resuelto por la corte fue el candidato presidencial Jeb Bush, quien señaló que guiado por su fe seguía creyendo “en el matrimonio tradicional” y que la corte debió haber dejado a los estados que tomaran sus propias decisiones sobre el tema.

 

Se cierra o se abre un capítulo en la vida de la sociedad estadounidense. Más allá de que si el juez Roberts tiene razón en el sentido de que hubiese sido mejor que el asunto de los matrimonios “gay” se decidiera mediante los votos de la población o alguna ley, lo cierto es que Estados Unidos es una sociedad donde se respeta la ley y por supuesto las decisiones del máximo tribunal de justicia. 

 

Por decisión mayoritaria de los jueces el matrimonio entre personas del mismo sexo está hoy permitido en toda la nación. Bien o mal, los magistrados le han dado el sello de legitimidad y legalidad a algo que en la práctica la mayoría del país ya aceptaba.