La Alianza Atlántica (OTAN) ha asegurado este miércoles que Corea del Norte ha emprendido una “campaña sin acelerada y sin precedentes” de “pruebas nucleares y lanzamiento ilegal de misiles balísticos”, lo que constituye “una provocación” y “amenaza la estabilidad regional e internacional”. El pasado 3 de septiembre, el régimen norcoreano llevó a cabo otro ensayo nuclear, y asegura que en este caso detonó una bomba de hidrógeno. En caso de ser cierto (es plausible, pero no está demostrado), supondría un paso adelante fundamental en el desarrollo de un arsenal nuclear capaz de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
Más potente que una bomba atómica. Con hasta 10.000 kilotones, una bomba de hidrógeno es varios cientos de veces más potente que las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó sobre las ciudades japonesas de Hiroshima (15 kilotones) y Nagasaki (20 kilotones) durante la II Guerra Mundial.
Expertos consultados por la agencia Associated Press consideran que Corea del Norte ha probado una bomba de hidrógeno de al menos 140 kilotones. Un kilotón equivale a cuatro billones la potencia del explosivo trinitrotolueno (TNT), usado en los proyectiles de la I y la II Guerra Mundial.
El poder del sol. Las bombas atómicas funcionan por un proceso de fisión, que divide el núcleo de un átomo, como las plantas nucleares de energía. Las bombas de hidrógeno operan por fisión y por fusión (que es lo contrario, la unión del núcleo de un átomo) para producir más energía. Es el mismo proceso que alimenta las estrellas.
Se las conoce también como bombas termonucleares por la temperatura extrema que es necesaria para inducir la fusión. Una bomba de hidrógeno funciona así por etapas: primero una fisión atómica detona la bomba, y luego comienza la fusión de un isótopo del hidrógeno.
Suficientemente pequeña. Las bombas atómicas de Japón eran enormes y se lanzaron desde un avión. Las bombas de hidrógeno, sin embargo, se pueden construir lo suficientemente pequeñas como para que quepan en un misil intercontinental.
Es el armamento estándar de las cinco naciones militarmente más poderosas: Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Reino Unido. Hay otros países que intentan fabricarla pese a los tratados firmados para evitar la proliferación nuclear, entre ellas, Corea del Norte.
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