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¿Coalición demócrata ante republicanos?

Precandidatos del Partido Demócrata resaltan las diferencias con los republicanos más que luchas entre ellos
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Bernie Sanders, left, Hillary Clinton, center, and Martin O’Malley take the stage for a Democratic presidential primary debate Saturday, Dec. 19, 2015, at Saint Anselm College in Manchester, N.H. Seated at the table are debate moderators Martha Raddatz, left, and David Muir, of ABC News. (AP Photo/Jim Cole)AP / AP

Los tres aspirantes demócratas a la candidatura presidencial se enfrascaron en un intenso debate que dejó claro sin embargo que hay pocas o sutiles diferencias entre uno y otro, bien sea en asuntos de política exterior y como combatir al terrorismo, como en temas de política interna como la economía y los impuestos.

Que como lo repitió varias veces Hillary Clinton, lo que quedaba claro eran menos las diferencias entre ellos y sí las diferencias con los republicanos. Y ciertamente, las diferencias con sus rivales republicanos son enormes. Pareciera que en efecto son dos países distintos los que cada quien intenta gobernar. 

Así como el líder en las encuestas de los republicanos Donald Trump ha propuesto por ejemplo, que no se deje entrar al país a los musulmanes, en el debate demócrata los tres participantes coincidieron en que al contrario, que uno de los frentes de combate al terrorismo es precisamente esa comunidad musulmana con lo cual hay que trabajar de cerca.

“Me causa mucha preocupación que la retórica que llega de los republicanos, particularmente Donald Trump, esté enviando un mensaje a los musulmanes aquí en los Estados Unidos y literalmente alrededor del mundo que esto es un ‘choque de civilizaciones’, que existe cierta clase de conspiración o aun ‘guerra contra el Islam’, que pienso enciende las llamas de radicalización”. detalló Clinton.

No fue casualidad que el tema del terrorismo se llevara buena parte del debate. Las encuestas señalan que la mayoría del público dice estar temeroso por lo que ha sucedido en París y luego en San Bernardino y no es secreto que la campaña presidencial ha estado centrada en las últimas semanas en estos temas de por ejemplo como combatir al Estado Islámico. Quizá los demócratas no manifiesten el mismo temor o ansiedad de los republicanos -las encuestas también muestran esta realidad- pero al final de cuentas el tema era inevitable en el tercer debate demócrata.

Un debate extraño por cierto este de los demócratas. Es no sólo que hay relativamente pocas diferencias entre los candidatos, sino que además, Clinton lleva una enorme ventaja sobre sus dos rivales, el senador Bernie Sanders y el ex gobernador de Maryland Martin O’Malley. La última encuesta que apareció el viernes pone a Clinton con el 59% de las preferencias contra el 28% de Sanders y el 5% de O’Malley. 

Ventaja que en cualquier otra circunstancia haría que los dos que van atrás se lanzaran con todo contra quien va primero. El problema es que es difícil marcar diferencias entre ellos y también existe como un cierto pacto de caballeros de no ir a la yugular ya que por cuales quiera razones se han prometido entre ellos que será un campaña más de sustancia y menos de ataques.

Mucha de la introducción tuvo que ver con la promesa de que darían seguridad, de que como presidente es su principal función y demás. Formalidades que de nuevo, debido a la inquietud de mucho del público eran inevitables. Mucho del tiempo se consumió en el tema de cómo combatir al Estado Islámico. Clinton básicamente propone una estrategia en la cual por un lado se ataca al grupo terrorista pero al mismo tiempo se trabaja en una solución diplomática para que salga el presidente sirio Bashar Assad.

Hubo una larga discusión con Sanders quien propone que la prioridad debe ser el combate al Estado Islámico y sólo depués lidiar con  Assad. Una discusión ilustrada sí, pero más de un seminario académico que de un debate político con respuestas cortas. Básicamente la discusión mostró lo complicado que es el tema y que no hay soluciones fáciles para entrarle a un tema que requerirá de la colaboración de la comunidad internacional. 

Detalles mas detalle menos, los tres candidatos proponen una coalición internacional en la cual los países árabes deberían jugar un rol central para poner tropas en el terreno. Nadie habló de bombardeos al Estado Islámico como se escuchó en el debate republicano y tampoco de enviar tropas estadounidenses a la región. 

Uno de los pocos puntos en los cuales hubo una clara división en este tema del terrorismo y cómo combatirlo fue el del rol de Estados Unidos en el mundo. Según Sanders, Estados Unidos no puede ser siempre “el policía del mundo”. 

Para Clinton por el contrario, no hay duda de que el liderazgo de Estados Unidos es clave y que si al final de cuentas Estados Unidos no se hace presente en las crisis internacionales se forma “un vacío" que luego trae peores consecuencias para todos.

Es difícil arrinconar o moverle el piso a Clinton en estos temas de política exterior. Más allá de que se esté de acuerdo o no con ella, la ex secretaria de estado muestra un sólido conocimiento del Medio Oriente y los diferentes problemas o crisis que ahí existen. 

Ciertamente Clinton está más al centro o la derecha si se quiere tanto de Sanders como de O’Malley, pero con posiciones que no ofenden a la mayoría de los demócratas, o incluso a la mayoría de estadounidenses. Bien o mal, son muchas posiciones que por décadas han existido en la política exterior del país. 

Escuchar a Clinton en política exterior es casi como escuchar a Obama. No hay retórica guererrista como entre los republicanos, pero sí ciertamente una clara decisión de hacer presente el poder de la super potencia militar que es Estados Unidos en los lugares donde sea necesario proteger sus intereses. 

No es casualidad que Clinton votó por ir a la guerra en Irak y fue clave en que Estados Unidos apoyara la coalición que al final ayudo al derrocamiento del líder libio Mohamar Kadaffi. En ambos temas fue atacada por Sanders y ciertamente que son puntos débiles o negros en el curriculum de Clinton ya que Libia por ejemplo es hoy un desastre. No queda claro sin embargo, que el público le ponga mucho interés o atención a estos “negativos” de Clinton. Lo de Irak está muy lejos en la memoria y lo de Libia es difícil de entenderlo o ponerle interés.

El resto del debate fue dedicado a los asuntos económicos y otros de política interna. La economía se supone debería de ser el punto fuerte de Sanders. Y ciertamente que el senador hizo todo lo posible por mantener el tema en el centro del debate. Lo de Sanders es simple: la economía como está ahora es en beneficio de los super ricos, en particular la gente que trabaja en las finanzas en Wall Street. Y que si llega a ser presidente cambiara esta situación con mas impuestos a los ricos y el desmantelamiento de los grandes bancos. Y por supuesto, con aumentos de salarios, tanto el mínimo como los de la clase media.

Clinton no es que oponga a estas ideas, es solamente que sus propuestas son o al menos se escuchan menos radicales que las de Sanders. Este acusa a Clinton de estar muy cerca de la gente de Wall Street. 

Clinton responde que no es cierto, que al contrario, varia gente poderosa de Wall Street está contra ella. Más allá de los detalles, lo cierto es que Clinton, a diferencia de Sanders, ve a estos capitalistas como centrales a la economía y sociedad estadounidense. En una frase: hay que reformar el sistema capitalista pero no dinamitarlo. Sin el sector privado, explica Clinton, no hay reacción de trabajos. Para Sanders es el estado, via una inversión multimillonaria en infraestructura -arreglar puentes, carreteras, escuelas, etc.-, el que creará muchos trabajos.

Clinton prometió que no aumentara impuestos a la clase media, asunto en el que los otros candidatos dejaron abierta la posibilidad de si habrán aumentos. Esto se explica en parte porque Clinton pareciera estar jugando ya la estrategia de la campaña general para la presidencia. Cosas que hoy pueden sonar atractivas a una audiencia demócrata más tarde son problema ante el país todo. Lo de no aumentar los impuestos para el caso, vende bien con las clases medias más conservadoras fuera del partido demócrata.

Cuesta pensar que el debate haya movido voluntades y que cambie de alguna manera la percepción que se tiene de Clinton, Sanders y O’Malley, y más importante, el lugar en las encuestas. Los dos opositores necesitaban hacer ver mal a Clinton si querían que la gente los viera de otra manera y considerara darle sus preferencias. Al final quedan seis semanas para la primera votación de las primarias que será en Iowa y con las navidades y fin de año encima no habrá mucho evento político. Luego vendrá enero y Clinton comenzara el año firmemente en primer lugar. A no ser que se de un terremoto político la aspirante demócrata debería de ganar fácil la nominación presidencial.