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Científicos buscan 'humanizar' hígados de cerdo para aliviar la escasez de órganos

“Suena a ciencia ficción, pero por algún lado hay que empezar”, dice el jefe de trasplantes de uno de los hospitales que participará en el estudio. Más de 105,000 pacientes esperan un trasplante en Estados Unidos. Un órgano de bioingeniería podría ser la solución.

Por Lauran Neegaard - The Associated Press

En un gran frasco flota una figura fantasmal, que antes era del color marrón rojizo de un órgano sano, y ahora es semitranslúcida con tubos blancos que parecen las ramas de un árbol.

Se trata de un hígado de cerdo que gradualmente se transforma para parecerse y actuar como el de un humano, como parte de la intensa búsqueda de los científicos para aliviar la escasez de órganos para trasplantes en el país mediante la bioingeniería de órganos.

El primer paso de los trabajadores de este laboratorio, ubicado en los suburbios de Minneapolis, es eliminar con champú las células porcinas que hacían funcionar el órgano, cuyo color va desapareciendo a medida que se disuelven y se eliminan. Lo que queda es un armazón gomoso, una estructura de panal del hígado, con los vasos sanguíneos vacíos.

Un hígado de cerdo al que se le han retirado las células en un laboratorio de Micromatrix.
Un hígado de cerdo al que se le han retirado las células en un laboratorio de Micromatrix.Andy Clayton-King / AP

Luego, las células hepáticas humanas —tomadas de órganos donados que no se pueden trasplantar— se volverán a introducir para reiniciar las funciones del órgano.

“Básicamente lo regeneramos”, explica Jeff Ross, director general de Miromatrix. “Nuestro cuerpo ya no lo verá como el órgano de un cerdo”.

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Es una afirmación audaz. En algún momento de 2023, Miromatrix planea realizar las primeras pruebas en humanos con un órgano de bioingeniería para empezar a demostrarlo. 

Si la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) lo autoriza, el experimento inicial se realizará fuera del cuerpo de un paciente. Los investigadores colocarían un hígado similar al de un cerdo junto a una cama de hospital para filtrar temporalmente la sangre de alguien cuyo hígado haya fallado repentinamente.

Si ese novedoso “asistente hepático” funciona, sería fundamental para intentar finalmente un trasplante de órgano por bioingeniería, probablemente un riñón.

“Suena a ciencia ficción, pero por alguna parte hay que empezar”, afirmó el doctor Sander Florman, jefe de trasplantes del Hospital Mount Sinai en Nueva York, uno de los que ya tienen previsto participar en el estudio de asistencia hepática. “Esto es probablemente más el futuro próximo que el xenotrasplante”, es decir, implantar directamente órganos de animales en personas.

Más de 105,000 pacientes esperan un trasplante de órganos en Estados Unidos. Miles morirán antes que llegue su turno. Otros miles ni siquiera entran en la lista, por considerarse una posibilidad demasiado remota.

“El número de órganos que tenemos disponibles nunca va a poder satisfacer la demanda”, explicó el doctor Amit Tevar, cirujano de trasplantes del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. “Es nuestra frustración”.

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Por eso los científicos buscan en los animales otra fuente de órganos. En enero, un hombre de Maryland vivió dos meses tras recibir el primer trasplante de corazón de un cerdo, un animal genéticamente modificado para que sus órganos no desencadenaran un ataque inmediato del sistema inmunitario humano.

La FDA está estudiando la posibilidad de autorizar otros xenotrasplantes con riñones o corazones de cerdos modificados genéticamente.

La bioingeniería de órganos es notablemente diferente: no se necesitan cerdos especiales, sino órganos que sobran de los mataderos.

“A largo plazo, es muy probable que esto contribuya al desarrollo de órganos que podamos utilizar en humanos”, afirma Tevar, de Pittsburgh. No está implicado en Miromatrix y advierte que las pruebas previstas fuera del cuerpo son un primer paso.

El planteamiento de Miromatrix tiene su origen en una investigación realizada a principios de la década de 2000, cuando la especialista en medicina regenerativa Doris Taylor y el doctor Harald Ott, entonces en la Universidad de Minnesota, fueron pioneros en la descelularización completa del corazón de una rata muerta.

El equipo inyectó en el armazón resultante células cardíacas inmaduras de crías de rata que hicieron latir el pequeño órgano, lo que acaparó titulares internacionales.

Ahora, en la empresa derivada de la universidad, Miromatrix, hay filas de grandes jarras que bombean fluidos y nutrientes a hígados y riñones en diversas fases de su metamorfosis.

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Según Ross, la eliminación de las células porcinas reduce algunos de los riesgos de los xenotrasplantes, como los virus animales al acecho o el híperrechazo. La FDA ya considera seguro el tejido porcino descelularizado para otro fin: utilizarlo para fabricar un tipo de malla quirúrgica.

Es más complejo conseguir que las células humanas tomen el relevo.

“No podemos extraer miles de millones de células e introducirlas en el órgano de una sola vez”, explica Ross. Cuando se inyectan lentamente, “se arrastran y, cuando ven el entorno adecuado, se adhieren”.

La fuente de esas células humanas: hígados y riñones donados que no se trasplantarán. En 2021, casi una cuarta parte de los riñones donados en Estados Unidos se desecharon porque los hospitales suelen negarse a trasplantar órganos menos perfectos o porque se tardó demasiado en encontrar un receptor compatible.

Laboratorio de Micromatrix en Minneapolis.
Laboratorio de Micromatrix en Minneapolis.Andy Clayton-King / AP

Siempre que haya suficientes células funcionales cuando los grupos de donación ofrezcan un órgano, los biólogos de Miromatrix las aislarán y multiplicarán en placas de laboratorio.

A partir de un órgano humano rescatado, la empresa dice que puede cultivar suficientes células para repoblar varios hígados de cerdo o riñones, células responsables de diferentes tareas, como las que recubren los vasos sanguíneos o filtran los desechos, por ejemplo.

“Básicamente lo regeneramos. Nuestro cuerpo ya no lo verá como el órgano de un cerdo”

Jeff Ross,  DIRECTOR GENERAL DE MIROMATRIX

En 2021, investigadores de Miromatrix y la Clínica Mayo informaron que trasplantaron una versión de hígados de bioingeniería a cerdos.

Esto sentó las bases para probar un tratamiento de “asistencia hepática” similar a la diálisis, utilizando hígados de bioingeniería para filtrar la sangre de personas con insuficiencia hepática aguda, una enfermedad potencialmente mortal. En la actualidad, los médicos tienen poco que ofrecer, salvo cuidados de apoyo, a menos que el paciente tenga la suerte de recibir un trasplante rápido.

“El hígado es el único órgano capaz de repararse a sí mismo y volver a crecer”, explica Florman. “Me alegraré cuando tengan su primer paciente inscrito y espero que sea con nosotros”.

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No está claro cuándo podrán empezar las pruebas. La FDA comunicó a Miromatrix que tiene algunas dudas sobre la solicitud del estudio.

Si el experimento del hígado fuera del cuerpo funciona, lo siguiente será más investigación para intentar algún día trasplantar un órgano creado por bioingeniería, probablemente un riñón, ya que el paciente podría sobrevivir con diálisis si la operación fracasara.

Aunque la regeneración de riñones no está tan avanzada, “me quedé completamente atónito” ante los progresos realizados hasta ahora, aseguró el doctor Ron Shapiro, experto en trasplantes de riñón en Mount Sinai.

Él trata a muchos pacientes ancianos en diálisis que “esperarán años y años para conseguir un riñón y probablemente morirán aguardando en la lista que sería perfecta” para tales experimentos, si llegan a tiempo.