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California pronto no será un estado con mayoría blanca no hispana

California pronto no será un estado con mayoría blanca no hispana

Por Carlos Rajo/Columna de Opinión

En alguna clínica, hospital o centro de salud de California nacerá este mes un bebé de una familia latina que merecería se le premiara como se premia a esos que nacen el primer día del año o en alguna otra fecha especial.  Será un bebé que contribuirá a hacer historia en el llamado “Estado Dorado”.

Ese bebé hará que los latinos en California empaten en números a la población anglo, o blanca, según predicciones del Departamento de Finanzas del Estado de California.

Una vez que se cuente a ese bebé habrá en California más o menos unos quince millones de latinos e igual cantidad de anglos o blancos. Muy pronto -ahí nomás en el 2014- y con la ayuda de muchos otros bebés como del que hablamos, los latinos de California pasarán a los blancos como la primera pluralidad del estado.

¡Quién lo hubiese dicho! Esta es la misma California en la que recién hace unas décadas se veía mal que los niños hablaran español en las escuelas. Es el mismo estado que en los años 90s pasó una proposición que prohibía toda asistencia pública a los indocumentados -la mayoría latinos, por supuesto-. Es la California, además, donde apenas hace quince años la población blanca sobrepasaba a la latina por 5 millones. Ciertamente que el estado ha cambiado.

Las razones de este “empate” en el número de latinos y blancos tienen que ver con el aumento en la inmigración y al mayor número de nacimientos en las familias latinas. Igualmente, al hecho de que las mujeres blancas tienen menos hijos y a que un buen número de gente anglo ha salido de California.

La noticia debería de ser no sólo motivo de celebración -más de uno recordará que California un día fue parte de México- sino además de servirá de recordatorio de las cosas que están pendientes para la población latina.

Una cosa es empatar en números poblacionales y otra cosa muy diferente es ver la situación de los latinos vis a vis los blancos en áreas como la educación, el empleo o los ingresos. De entrada un veredicto: en esto no mucho ha cambiado. En varias de estas áreas es lo mismo que lo que era hace quince años cuando los anglos eran claramente mayoría.

En educación, por ejemplo, no obstante que los niños latinos han avanzado en su desempeño académico, sigue existiendo una diferencia entre lo que son sus resultados en áreas como matemáticas en relación a sus compañeros de mismo grado de origen blanco no hispano.

Hace diez años el 40% de los niños latinos de California de segundo grado mostraban niveles aceptables de rendimiento en matemáticas. El año pasado este porcentaje se elevó al 55%, lo cual, por supuesto, es alentador. Con todo, el porcentaje para los estudiantes blancos fue del 77%.

Las cifras muestran que los estudiantes latinos pueden avanzar y alcanzar mejores rendimientos, el problema es que “a menudo hay bajas expectativas” para estos niños, según lo dicho por Arun Ramanathan, director ejecutivo de “Education Trust-West”, citado por el diario Sacramento Bee. Según Ramanathan, es necesario que no sólo las familias sino los profesores y demás líderes del sistema escolar “eleven las expectativas” de estos estudiantes latinos.

En términos de ingresos hay también diferencias entre los latinos de California y el resto de la población blanca. El ingreso promedio de una familia latina es de $44,300 dólares mientras que el de una familia blanca es de $67,000 dólares.

Muchos latinos, en particular inmigrantes, forman parte de la población que gana el salario mínimo o similar (el 60%). La cifra de desempleo es igualmente más alta  (3% más)  entre los latinos de California que entre la población blanca.

No todo es negativo en esta comparación entre las poblaciones latina y blanca de California. Lo cierto es que el hecho de que pronto los latinos serán el grupo poblacional con más gente en el estado da lugar a ciertas comparaciones positivas para ellos. La edad para el caso: la edad promedio de los latinos es de 27 años, mientras que la de los blancos es de 45.

Estos números últimos no deberían tomarse a la ligera, al menos por dos razones. Una, porque esta población relativamente joven es la que ocupará las plazas de trabajo que muchos blancos tarde o temprano dejarán por retiro o jubilación. Es decir, los latinos son los que de alguna manera sostendrán con sus impuestos y fuerza de trabajo a millones de gente mayor de origen blanco.

Y dos, por el hecho de que estos jóvenes latinos cada año irán ingresando en mayor número a las listas de electores -asumiendo que se registren-. Esto tampoco es cosa menor. Significa que casi con seguridad California seguirá siendo un estado demócrata debido a que así es como votan la mayoría de latinos en el estado.

Una de las razones por las cuales tanto el gobernador como las dos Cámaras en la legislatura estatal de California están en manos de los demócratas es precisamente por el voto latino. Y si esto sucede ahora imaginémonos lo que pasará cuando haya más latinos en el estado.

Volvamos por un instante al tema económico. Es no sólo que los trabajadores latinos de California son la futura fuerza de trabajo, sino también que muchos de estos jóvenes serán los que crearán pequeñas empresas. Este un tema que normalmente no se menciona pero que merece un apartado en el análisis de la población latina. Así como los latinos son trabajadores igualmente son emprendedores. No por casualidad entre estos dueños de pequeños negocios los latinos son el segmento de más rápido crecimiento.

A los latinos igualmente no se les puede poner a todos en la misma bolsa. Así como hay diferencias en ingreso y tasas de desempleo en relación a sus pares blancos, en particular entre los latinos inmigrantes, también hay una mejoría sustancial entre los latinos de segunda generación. Estos experimentan mayor movilidad social y mayores ingresos como resultado de su mejor educación.

El tema da mucho para hablar. El punto ahora es reconocer a ese bebé anónimo que habrá de nacer este mes en algún lugar de California y convertirse, con su presencia, en el latino que topa la cifra de los 15 millones en el “Estado Dorado”. Ya habrá en su momento tiempo para reconocer también al bebé latino que nacerá el próximo año y que con su existencia inclinará la balanza en favor de la población latina de California.

Se ha logrado mucho y queda igualmente mucho por conseguir. El mensaje de todo es que ciertamente hay “una nueva California”. Ya no es más el estado con una mayoría blanca.