Por: Robert Frank
El tiempo es dinero y en este caso es dinero en grande. Cuando Christie dejó caer el martillo que puso fin a la apuesta del reloj pulsera de Rolex, éste se convertió en el reloj más caro jamás vendido en una subasta.
El raro modelo Oyster Perpetual de 1949 con esfera esmaltada levantada, se esperaba vender entre $ 570,000 y $ 1,13 millones. Pero la reñida subasta del lunes empujó el precio final de venta a 1,220,632 dólares.
La venta de relojes de Christie en Ginebra, Suiza, alcanzó el total de $26,5 millones, con el 91 por ciento de 435 relojes vendidos. Esta venta muestra que el mercado de los relojes de colección de alto valor continúa siendo fuerte a pesar de la volatilidad de las bolsas de valores y la incertidumbre global.
Las inversiones en los relojes de colección han aumentado en los últimos años, pero continúan estando a la zaga de los coches, los sellos y las monedas. El mercado de los relojes de colección creció un 4 por ciento el año pasado y un 32 por ciento en los últimos cinco años, según Knight Frank, una compañía dedicada a la investigación y a los bienes raíces de lujo.
La venta de Christie duró ocho horas y demostró que los coleccionistas actuales son realmente globales. La casa de subastas informó que en la venta participaron apostadores de 30 países.
En el lote principal estaba el Patek Philippe, un reloj pulsera de platino, en forma de cojín con minutero repetido creado a petición del prominente banquero Henry Graves Jr. a principios del 1900. Graves era un ávido coleccionista de relojes y uno de ellos – el llamado Supercomplication, se vendió en Sotheby\'s por una suma récord de 11 millones de dólares en 1999.
El Patek subastado el lunes se vendió en $ 1,340,804, cifra considerada en el extremo más bajo de lo estimado.
El Rolex fue la gran sorpresa de la subasta. El reloj automático es de oro de 18 quilates con manecillas de segundero, corona enjoyada automática, números en forma de estrellas y esfera esmaltada en la que aparece el dibujo de una ballena y una fragata navegando en un mar tormentoso.