WASHINGTON.— Centenares de activistas cívicos, religiosos y ecologistas, encabezados por la actriz Jane Fonda, realizaron este viernes otra ronda de protestas contra el cambio climático, en una jornada que puso el acento en los “refugiados climáticos”.
En el marco de las protestas semanales convocadas por Fonda, denominadas en inglés "Fire Drill Fridays", la actriz acompañó a activistas de grupos ecuménicos, cívicos, ecologistas y proinmigrantes, que portaban carteles con advertencias contra una “extinción masiva” debido al cambio climático.
Por ahora no ha habido arrestos, aunque siete activistas se encadenaron frente a la sede de Wells Fargo para exigir que la institución cese el financiamiento de empresas que se lucran con la detención de inmigrantes. En las protestas de septiembre pasado, la policía arrestó a 32 activistas que bloquearon el tráfico en al menos 15 intersecciones de la capital.
En este noveno viernes de protestas, los organizadores escogieron el lema de la “justicia para los migrantes”, al señalar que la crisis migratoria también es impulsada por daños al ecosistema y problemas como la sequía, inundaciones, entre otros fenómenos agravados por el cambio climático en la región.
Fonda, de 81 años, hizo un llamado a continuar protestando “contra el trato inhumano de refugiados climáticos y todos los refugiados” y, de cara a los comicios de 2020, pidió “nunca más votar por alguien que no muestre empatía, que no entienda lo que es la compasión, y que no tenga valentía”.
“Va a tomar mucha valentía para que nuestros funcionarios elegidos, no sólo acá en Washington sino también en cada estado y en cada ciudad, todos tienen que levantarse para combatir la crisis climática, y so requerirá valentía”, afirmó Fonda, quien asegura que la crisis climática es también "una crisis política".
En la Plaza Franklin, los oradores tomaron turnos para emitir mensajes de solidaridad con los inmigrantes, denunciando en particular la política migratoria de la Administración Trump, que, según recordaron, ha producido hacinamiento en los centros de detención, separación de familias y deportaciones a países plagados de violencia.
“Como muchos jóvenes indocumentados, a mi me preocupa mucho el sistema de deportación masiva en este país y la crisis climática… sabemos que el método de fracking (extracción petrolera), la contaminación del agua, las minas, la desforestación, es la razón por la que tanta gente emigra”, dijo Claudia Quiñonez, una activista dreamer de United We Dream.
Por su parte, el reverendo Noel Anderson, coordinador de base de Church World Service, una organización de reasentamiento de refugiados, señaló que los pobres son los más afectados por la crisis climática y, como mínimo, el gobierno de EEUU no debe cerrarles la puerta.
Tomados de la mano, los activistas marcharon hacia la sede del Banco Mundial, gritando consignas en inglés y español, incluyendo “el pueblo unido, jamás será vencido”, y también frente a la empresa energética BlackRock.
Nick Brana, portavoz de la coalición Shut Down DC, que organizó la protesta, explicó que el Banco Mundial debe cesar las inversiones en combustibles de fósiles que contribuyen de forma significativa al calentamiento global, según estudios científicos.
Los activistas también quieren instituciones bancarias como BlackRock, JP Morgan Chase y Wells Fargo cesen su lucro derivado de financiar centros de detención de migrantes en manos de empresas privadas.
De hecho, siete activistas se encadenaron de brazos con tubos de plástico y bloquearon la entrada al edificio de Wells Fargo, desafiando el arresto de la policía.
Son compañías que no sólo han contribuido a la migración por el cambio climático sino que también se están lucrando de ese fenómeno, según explica la página web de Fire Drill Fridays.
Según estudios científicos citados por los activistas, el cambio climático agravará los desplazamientos de “refugiados climáticos” dentro y fuera de sus países, y para 2050, la cifra podría alcanzar los 200 millones.
Por ello, los organizadores hicieron énfasis en que la crisis climática no es un asunto que “puede esperar a mañana” y, haciéndose eco de la joven activista sueca, Greta Thunberg, señalaron que hay que tratar la crisis como si se tratara de un hogar en llamas.
Un “ejército” de activistas
Javier Sierra, un coordinador del Sierra Club, defendió las protestas y huelgas de activistas ciudadanos como una herramienta útil que “ya está teniendo un extraordinario impacto en todo el mundo”.
Ante el llamado “efecto Thunberg” –por la joven activista– candidatos del Partido Verde en Australia triplicaron sus votos y formarán así una coalición con el partido gobernante, y cada vez aumentan más las presiones en el mundo para que las empresas abandonen los combustibles fósiles, precisó Sierra.
“ExxonMobil, la mayor empresa de gas y petróleo del mundo y una de las principales contaminadoras del mundo, por primera vez en casi un siglo perdió su lugar entre las 10 mejores compañías del índice S&P 500. La presión está funcionando, pero tiene que continuar, y los gobiernos del mundo tienen la obligación moral de garantizar un futuro próspero y en paz para las futuras generaciones”, enfatizó.
Conscientes de que el presidente Donald Trump y otros líderes políticos han tachado el cambio climático como una “farsa”, los activistas de Fire Drill Fridays consideran que la clave está en la persistencia de “un ejército de activistas”.
"Cuando lanzamos estas protestas con Jane Fonda en octubre pasado, no teníamos ni idea de que iban a generar tanta energía. La gente en todo el país nos escribe, nos dicen que están inspirados y quieren fomentar acciones sobre el clima", dijo Annie Leonard, directora de GreenPeaceUSA.
"El pueblo estadounidense está listo para un verdadero liderazgo en este tema, y si nuestros líderes elegidos no lo ofrecen, lo harán los activistas ciudadanos", aseguró.
En septiembre pasado, Fonda se reunió con líderes demócratas del Senado y éstos le dijeron que los republicanos han bloqueado sus iniciativas ambientales, y su futuro dependerá de si los progresistas dejan su huella en las urnas el próximo año.
Fonda continuará las protestas todos los viernes hasta el próximo 10 de enero, en víspera de su cumpleaños, fecha en la que prevé dejarse arrestar junto a otros activistas.