La policía rusa arrestó el sábado a más de 3,000 manifestantes que salieron a la calle a pesar de las temperaturas gélidas de hasta -50 Cº (-58 F) para exigir la liberación del principal líder opositor del Gobierno, Alexei Navalny.
En cerca de 100 pueblos y ciudades de todo el país se registraron manifestaciones exigiendo su liberación, algunas de las cuales atrajeron a miles de personas.
[Aumenta la tensión entre Rusia y Occidente por la detención del opositor Alexei Navalny]
Navalny, el crítico más destacado y duradero del presidente Vladimir Putin, fue detenido el 17 de enero apenas regresó a Moscú desde Alemania, donde pasó cinco meses recuperándose de un envenenamiento grave con un agente neurotóxico del que él culpa al Kremlin.
Las autoridades rusas alegaron que fue detenido porque su estancia en Alemania violó los términos de la sentencia suspendida en un caso penal que Navalny califica de ilegítimo.
Un portavoz del Kremlin aseguró este domingo que Rusia está dispuesta a entablar un diálogo con la nueva Administración de Joe Biden y que espera “se ventilen” las diferencias.
"Por supuesto, contamos con el éxito en establecer un diálogo", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, en declaraciones a la televisión por la agencia de noticias Interfax.
"Y si la actual Administración estadounidense está dispuesta a ese acercamiento, no tengo dudas de que nuestro presidente responderá de la misma manera", agregó.
En Moscú, miles de personas colmaron la céntrica Plaza Pushkin, donde estallaron enfrentamientos con la policía. Agentes antidisturbios y con cascos arrastraron bruscamente a manifestantes hacia autobuses policiales y camiones de detención. Otros fueron golpeados con porras.
La esposa de Navalny, Yulia, estaba entre los arrestados. Las imágenes mostraron incluso a menores de edad siendo arrestados de manera violenta.
Al final la policía expulsó a los manifestantes de la plaza. Luego, miles de personas se reagruparon a lo largo de un amplio bulevar a aproximadamente un kilómetro (media milla) de distancia, muchos de ellos arrojando bolas de nieve a la policía.
Las protestas se extendieron por el vasto territorio de Rusia, desde la ciudad isleña de Yuzhno-Sakhalinsk, al norte de Japón, y la ciudad siberiana de Yakutsk, en el este de Siberia, donde las temperaturas bajaron a -50 Cº, hasta las ciudades europeas más pobladas de Rusia.
La gama demostró cómo Navalny y su campaña anticorrupción han construido una extensa red de apoyo a pesar de la represión oficial del Gobierno y de ser ignorados de forma rutinaria por los medios estatales.
El grupo OVD-Info, que monitorea los arrestos políticos, dijo que cerca de 1,400 personas fueron detenidas en Moscú el sábado y más de 520 en otra gran manifestación en San Petersburgo. En total, dijo que 3,521 personas habían sido arrestadas en un centenar ciudades.
El activista de 44 años es bien conocido a nivel nacional por sus denuncias de corrupción, asegurando que ha florecido bajo el Gobierno del presidente Putin.
Quienes apoyan a Navalny convocaron protestas de nuevo el próximo fin de semana.
Navalny fue detenido hace unos días al llegar a Moscú, en el aeropuerto Sheremetyevo. Regresaba de Berlín tras recuperarse del envenenamiento que sufrió el pasado mes de agosto y por el que se señala al Kremlin.
El arresto de Navalny suma más tensión en las relaciones entre Moscú y Occidente, y que empeoraron después de su envenenamiento.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Secretario de Relaciones Exteriores Británico Dominic Raab y altos funcionarios de otras naciones de la Unión Europea exigieron la liberación del líder opositor ruso.
El nombrado asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, por el presidente electo, Joe Biden, también se pronunció: "el Sr. Navalny debe ser liberado inmediatamente y los autores del escandaloso atentado contra su vida deben rendir cuentas".
Estados Unidos pidió el sábado a las autoridades rusas que liberen a los manifestantes y periodistas detenidos y condenó las “tácticas duras” utilizadas contra estos. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso respondió y calificó el apoyo público de Washington a los manifestantes contra el Kremlin como una “injerencia” en los asuntos internos de Rusia.
Peskov pareció utilizar el domingo un tono más conciliador y calificó el apoyo de EE.UU. de "injerencia indirecta" pero, al mismo tiempo, dijo que las protestas eran ilegales y que los manifestantes eran muy superiores a los votantes que apoyaban a Putin.
Las relaciones entre Moscú y Washington están en su punto más tenso desde el final de la Guerra Fría, con ambas partes enfrentadas por el papel de Rusia en Ucrania y las acusaciones de su intromisión en las elecciones estadounidenses. Putin fue uno de los últimos líderes mundiales en felicitar a Biden por su victoria en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
Con información de AP y Reuters.