Luego de que la Policía del Capitolio fracasara el 6 de enero en garantizar la seguridad de uno de los más importantes edificios federales del país, Washington D.C. ha vivido en los últimos días un despliegue extraordinario de agentes uniformados, a los que se ha encargado velar por que no ocurra otro asalto violento al Congreso, sobre todo cuando el presidente electo, Joe Biden, tome posesión allí el próximo 20 de enero.
Las imágenes más recientes del Capitolio y sus alrededores parecen la escenografía de una película bélica: más de 3,000 efectivos de la Guardia Nacional, que rotan en turnos de 12 horas, han sido asignados al lugar para proveer protección a las instalaciones federales día y noche.
El 13 de enero, mientras la Cámara de Representantes aprobópor mayoría someter a Donald Trump a un segundo juicio político, se vio a varios congresistas alcanzándoles alimentos a los soldados dentro del edificio.
Como precaución ante la toma de posesión de Biden, el Servicio Secreto también se prepara para cerrar partes de la capital, donde habrá agentes velando en lugares clave como las estaciones de metro. Empresas privadas como aerolíneas y hoteles han anunciado medidas extra de seguridad, como exigir el registro de armas de fuego y suspender la venta de alcohol.
Según el jefe de policía interino en Washington, Robert J. Contee III, se desplegará a 5,000 soldados adicionales de la Guardia Nacional en la ciudad para apoyar a las fuerzas locales del orden en el contexto de la inauguración. Esta cantidad podría elevar el número total de efectivos de la Guardia a 20,000, tres veces la cantidad de soldados que actualmente están desplegados en Afganistán, Siria, Somalia e Irak.
"Contamos con planes integrales y coordinados para garantizar la seguridad de la comunidad del Congreso y la próxima inauguración presidencial", dijo el general Daniel Hokanson, jefe de la Oficina de la Guardia Nacional.
De acuerdo con funcionarios de este cuerpo, sus efectivos en el Capitolio estarán equipados con armas de mano M9 y algunos llevarán rifles automáticos y escopetas. Todos tendrán equipo de protección antidisturbios, incluidos cascos y chalecos antibalas.
Las precauciones parecen extremas, pero no lo son. Luego de los disturbios del 6 de enero —que dejaron daños materiales a la propiedad federal y cinco muertos— siguen emergiendo reportes sobre convocatorias en línea por parte de los seguidores más extremistas de Trump, quienes han prometido volver a la carga.
Luego de meses atacando la seguridad del voto por correo y tras varias semanas diciéndole a su base que los demócratas le “robaron” la elección —algo que los propios tribunales han refutado— Trump convocó el miércoles a detener la violencia que él mismo alentó y celebró: “Los amamos”, dijo a los manifestantes violentos tras el ataque.
Las preocupaciones sobre la seguridad en la capital son tales, que Biden ya no tomará el metro de Amtrak a la capital la próxima semana para acudir a su toma de posesión, según dijeron a la cadena CNN dos funcionarios familiarizados con la planificación.
El FBI dijo esta semana que se han abierto más de 160 expedientes contra manifestantes que violaron la ley durante el asalto, pero que las autoridades verán ese número crecer a “cientos” en las próximas semanas, mientras continúan los esfuerzos por identificar a los alborotadores, muchos de ellos no residentes en la capital, y quienes regresaron a sus estados de origen después del ataque.
La agencia federal ha advertido a otras agencias y cuerpos de seguridad en todo el país sobre posibles protestas de extremistas armados en los 50 Capitolios estatales a partir del 16 de enero.
La ceremonia de toma de posesión de Joe Biden será virtual y está programada para el 20 de enero a las 11:30 hora de la Costa Este. Más tarde, a las 8:30 de la noche, el evento virtual Celebrando Estados Unidos será televisado a través de cadenas nacionales. Durará 90 minutos e incluirá la participación de estrellas como Justin Timberlake, Demi Lovato, Jon Bon Jovi y Ant Clemons.