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Trump se despide de la Casa Blanca con amargura y desdén por la democracia, pero promete: “Regresaremos de alguna manera”

“Que tengan una buena vida. Nos veremos pronto”, afirmó en un acto ante decenas de seguidores antes de volar a su club privado en Florida en vez de asistir a la toma de posesión de su sucesor.

“Regresaremos de alguna manera”, aseguró Donald Trump tras salir por última vez de la Casa Blanca como presidente, en un discurso de despedida con un tono más comedido de lo que habitúa pero que no pudo enmascarar su último desdén hacia la democracia estadounidense: en lugar de asistir a la toma de posesión de su sucesor, Joe Biden, como es tradición (estaban, por ejemplo, los otros tres expresidentes vivos), decidió marcharse unas horas antes a su club privado de Mar-a-Lago, en Florida, donde vivirá tras dejar atrás Nueva York y Washington.

“Ser su presidente ha sido mi mayor honor y privilegio”, dijo entre los vítores de sus simpatizantes en un evento organizado en la base aérea Andrews antes de partir, y que quedó completamente oscurecido por el acto en Washington. “Le deseo mucha suerte y mucho éxito a la nueva Administración, y creo que tendrán un gran éxito. Tienen las bases para hacer algo realmente espectacular”, añadió, en referencia a su legado. 

Su discurso tuvo un tono de derrota, en comparación con las semanas anteriores en las que siguió insistiendo, sin pruebas, sobre un supuesto fraude electoral, una estrategia que desencadenó el asalto al Capitolio por una multitud de sus partidarios en un esfuerzo por detener la certificación de la elección de Joe Biden.

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Trump se rehusó a participar en la transición pacífica del poder y optó por despedirse con una suerte de mitin en el aeródromo militar con grandes altavoces transmitiendo los temas musicales que usó en su campaña, banderas estadounidenses y varios cientos de seguidores.

No mencionó a Biden en sus comentarios, sino que instó a sus seguidores a que le reconozcan las futuras victorias económicas y contra el coronavirus. “Verás que suceden cosas increíbles. Recuérdanos cuando veas que suceden estas cosas, si es posible”, dijo Trump.

La breve intervención de Trump difirió del discurso que sus asistentes habían distribuido antes de la despedida. Sus comentarios fueron espontáneos y de un tono sombrío. Trump promocionó algunos aspectos de su legado presidencial, incluida la Fuerza Espacial y la confirmación judicial, y dijo que su equipo lo había “dejado todo en el campo”.

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Dio las gracias a su familia, a la primera dama, Melania Trump, y al vicepresidente, Mike Pence, aunque este último no estaba presente tras decidir que sí asistiría a la ceremonia en Washington. Pence tuvo que refugiarse durante el asalto al Capitolio para evitar la ira de los seguidores de Trump, a los que éste incitó en su contra. 

El presidente saliente normalmente se marcha poco después de que el presidente entrante preste juramento, en un avión especial del Gobierno. Pero Trump, que luchó con mentiras y reclamos sediciosos por anular los resultados de las elecciones, optó por orquestar una salida alternativa llena de fanfarrias mientras aún era comandante en jefe y voló en el Air Force One de camino a su casa de Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida.

“Que tengan una buena vida. Nos veremos pronto”, dijo Trump. Su avión partió mientras sonaba My Way de Frank Sinatra. 

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Los últimos días del mandatario parecieron inusualmente tranquilos. Debido a la suspensión de sus cuentas en redes sociales, Trump y sus frecuentes mensajes, que a menudo trastornaban los asuntos del gobierno, estuvieron ausentes. Antes de la despedida, su último evento público fue hace una semana cuando fue a la frontera entre Estados Unidos y México para promocionar la construcción de su muro fronterizo.

Pence asumió muchos de los deberes tradicionales reservados para el presidente saliente, como agradecer a las tropas en Fort Drum durante el fin de semana. Y continuará con ese papel ceremonial durante los eventos protocolares del miércoles.

Sin embargo, Trump le dejó a Biden una nota en la Casa Blanca, una larga tradición de los presidentes salientes, confirmó el subsecretario de prensa de la Casa Blanca, Judd Deere, a NBC News, aunque el contenido de esa nota no se ha divulgado.

Mientras tanto, el personal de la Casa Blanca finaliza la transición de la residencia y el Ala Oeste, empacando y desinfectando todo manteniendo las precauciones por la pandemia de COVID-19, antes de la llegada de la administración Biden poco después del mediodía.

Trump entregó la Casa Blanca después de una noche de firmar indultos de última hora y otras órdenes de clemencia para 143 personas, incluido Stephen Bannon, su exestratega jefe; Elliott Broidy, uno de sus principales recaudadores de fondos en 2016; y una serie de políticos condenados por corrupción. La Casa Blanca no anunció los indultos hasta pasada la medianoche.

Ningún presidente se había negado a asistir a la toma de posesión de su sucesor desde 1869, cuando Andrew Johnson, molesto porque Ulysses S. Grant no compartiría un carruaje con él hasta el Capitolio, se negó en el último minuto a subirse al carruaje separado que se le había preparado y decidió no asistir a la ceremonia. (Woodrow Wilson viajó al Capitolio para la inauguración de Warren G. Harding en 1921, pero no se quedó para la ceremonia debido a sus problemas de salud).

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Trump deja el cargo como el presidente más impopular en la historia. Desde que Gallup comenzó las encuestas, en el mandato de Harry S. Truman, es el único mandatario que nunca obtuvo el apoyo de la mayoría del público durante un solo día de su presidencia, y su promedio de aprobación del 41% en el transcurso de su mandato es el más bajo de todos los presidentes.

Sin embargo, Trump nunca aceptó su derrota en las elecciones de 2020.

“¿Te imaginas si pierdo?”, dijo en un mitin en Georgia en octubre: “Toda mi vida, ¿qué voy a hacer? Voy a decir que perdí ante el peor candidato de la historia de la política. No me voy a sentir bien. Tal vez tenga que salir del país. No lo sé”.

Trump, que perdió por siete millones de votos en el conteo popular y 306-232 en la votación del Colegio Electoral, pasó los dos meses posteriores a las elecciones tratando de anular los resultados con acusaciones falsas de fraude generalizado.

La semana pasada, la Cámara de Representantes lo acusó por incitar a una insurrección por el asalto al Capitolio, y el Senado está listo para enjuiciarlo en unos días, aunque ya no estará en el cargo. Aunque será demasiado tarde para destituirlo del poder, una condena del Senado equivaldría a un repudio bipartidista histórico, y los legisladores también podrían inhabilitarlo para volver a ocupar el cargo, frustrando cualquier intención de postularse para presidente en 2024.

En un discurso de despedida que publicó en video el martes por la tarde, Trump no asumió ninguna responsabilidad por el asedio al Capitolio o por la pandemia de coronavirus que ha cobrado más de 400.000 vidas en Estados Unidos.

En cambio, se jactó de sus logros en la reducción de impuestos, la eliminación de regulaciones, el nombramiento de jueces conservadores y la revisión de los acuerdos comerciales. “El movimiento que iniciamos, apenas está comenzando”, dijo.

Con información de AP, NBC News y The New York Times