Por Dartunorro Clark y Char Adams – NBC News
Kamala Harris, hija de una madre india y un padre jamaiquino, ambos inmigrantes, rompió una barrera de casi dos siglos en la política estadounidense, por largo tiempo dominada por hombres blancos, después de tomar posesión este miércoles como la primera mujer vicepresidenta del país.
Su juramentación estuvo entrelazada con naturaleza histórica de este día.
Su juramento fue tomado por la jueza de la Suprema Corte, Sonia Sotomayor, la primera latina en formar parte de la corte. Harris juró sobre dos biblias, una que pertenecía a Regina Shelton, una amiga cercana de su familia, y otra que pertenecía a Thurgood Marshall, el primer juez negro de la Suprema Corte. Harris suele mencionar que Marshall la inspiro a convertirse en abogada.
Harris también usó un atuendo diseñado por Christopher John Rogers y Sergio Hudson, ambos negros del sur, una región clave en la victoria de la fórmula Biden-Harris. (Rogers es de Baton Rouge, Louisiana, y Hudson es de Carolina del Norte).
Su elección de vestimenta se basa en el valor que, dice Harris, su madre le enseñó: “Tal vez seas la primera en hacer muchas cosas. Asegúrate de no ser la última”.
Harris honró a su madre, Shyamala Harris, quien falleció en 2009, en un video subido a Twitter la mañana de miércoles: “Estoy aquí por las mujeres que vinieron antes de mí”.
“A la mujer con mayor responsabilidad por mi presencia de hoy aquí: mi madre, Shyamala Gopalan Harris, quien siempre está en nuestros corazones”, dice Harris en el video. “Cuando llegó de la India a los 19 años, tal vez no imaginó este momento. Pero ella creía tan profundamente en un Estados Unidos donde un momento así fuera posible”.
La carrera política de Harris ha incluido muchos momentos que han roto barreras, como cuando ejerció como la primera mujer negra fiscal general de California, y la segunda mujer negra elegida para el Senado.
Su ascenso a la vicepresidencia, sin embargo, llega en un momento con gran impacto para la nación que está lidiando con la vigilancia de vecindarios de personas negras e hispanas, el racismo institucional, exponiendo el sexismo y el acoso contra las mujeres en diversas industrias, y enfrentando una pandemia que ha afectado de manera desproporcionada a las comunidades de minorías.
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Analistas políticos han comentado que el lugar de Harris en la fórmula electoral resonó con los votantes de minorías, y también fue una indicación del poder y la influencia que las mujeres negras tienen como un bloque de votantes en el país, y en particular en el Partido Demócrata.
Sin embargo, el historial de Harris como fiscal, especialmente en temas como sentencias por delitos relacionados con la marihuana y la represión por absentismo escolar, fue visto como una ventaja y una carga, tanto durante su propia carrera fallida por la nominación demócrata, como cuando Biden la eligió para que fuera su compañera de fórmula. Su experiencia como fiscal le ayudó en la campaña y cuando participó en debates, pero su historial fue fuente de preocupación para los votantes más jóvenes y progresistas, en particular los votantes negros.
Antes de romper barreras históricas en los pasillos de mármol del Congreso, y en su fórmula presidencial demócrata, ella escarbó en su herencia en la Universidad de Howard, una de las universidades históricamente negras más prestigiosas del país.
La universidad, cuyo campus en Washington sirvió como telón de fondo para su juramentación, fue el trampolín de la juventud a la edad adulta para la futura legisladora. Mientras estuvo allí, perfeccionó sus agudas habilidades de debate y la comprensión sobre su herencia multirracial. También se convirtió en miembro de Alpha Kappa Alpha, una hermandad históricamente negra, lo que la convierte en la primera vicepresidenta de una sociedad de letras griegas históricamente negra.
Harris ha hablado de su madre, una activista por los derechos civiles que llegó a los Estados Unidos para buscar un doctorado en nutrición y endocrinología en la Universidad de California, Berkeley, como un modelo a seguir para ella y su hermana a pesar de los retos que la inmigrante india enfrentó como madre soltera, forjando una vida para ella y su familia en Estados Unidos.
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Shyamala Gopalan conoció a Donald Harris, también estudiante de Berkeley y ahora un profesor retirado de economía, en protestas sobre derechos civiles. Ellos se divorciaron cuando Kamala era una niña. Su madre era consciente de que la mayoría de las personas verían a sus hijas como negras, y estaba “determinada a asegurarse de que creciéramos como orgullosas mujeres negras con confianza en sí mismas”, escribió Harris en su autobiografía, The Truths We Hold. Gopalan también se esforzó para educar a sus hijas sobre su herencia india.