México está sumido en sus peores momentos debido a la pandemia del nuevo coronavirus: el país tuvo este jueves su peor día en los registros de contagios, 22,339 casos reconocidos en 24 horas, y una cifra récord diaria de 1,803 muertes por COVID-19.
Esto sucede en medio de una preocupante escasez de tanques de oxígeno y de camas en hospitales.
Ciudad de México, epicentro de la pandemia en el país, ya suma tres días seguidos con más de 300 muertes diarias por COVID-19.
Las propias autoridades han reconocido que hay un subregistro de personas afectadas por el virus SARS-CoV2 en la capital; indican que por cada fallecimiento no se registran tres. Tal que la cifra real de vidas arrebatadas por el virus, de por sí récord según lo registrado, probablemente es mayor.
En todo el país, las autoridades aseguran que el 61% de las camas de los hospitales están ocupadas. En la capital, los hospitales están al 89% de su capacidad, según datos oficiales.
Personal médico ha declarado que en realidad están completamente saturados y que a veces no tienen opción más que intentar dar tratamiento a alguien hasta sobre el piso. Las ambulancias, de por sí escasas en Ciudad de México, a veces pasan horas afuera de un hospital esperando que se libere una camilla para alguien con desaturación grave de oxígeno.
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La odisea de conseguir tanques de oxígeno
La dificultad para encontrar camas en los centros de salud ha provocado que las familias intenten dar tratamiento a sus parientes en casa. Ahí se enfrenten a la escasez de tanques de oxígeno, vital para pacientes de COVID-19 grave pues el virus provoca neumonía y el sentimiento de estarse ahogando.
La escasez de tanques ha estado acompañada por un alza en los precios, así como por un aumento en el robo de los cilindros.
Eulogio Cruz, un vendedor ambulante de 58 años, muchas veces se queda con las manos vacías tras la frenética búsqueda de oxígeno para su cuñada, que está enferma y está siendo tratada en su hogar.
"Estamos muy preocupados", dijo a la agencia de noticias Reuters tras pasar todo un día haciendo cola en busca de un tanque. "Estos precios son escandalosos y no se ve el final", añadió.
Rellenar un tanque para 24 horas de uso cuesta alrededor de 160 dólares, más de 20 veces el salario mínimo diario del país, que es de unos 7 dólares. El valor se ha cuadruplicado desde finales del año pasado, ya que la demanda supera la oferta.
Cruz terminó recurriendo a un amigo que le prestó un tanque, pero el alto costo de rellenarlo obligó a su cuñada a utilizar una cantidad menor de oxígeno a la que le había recetado su médico. Además, el hermano del amigo de Cruz también se contagió y le pidió al vendedor ambulante que le devolviera el tanque.
En el área metropolitana, donde viven unas 22 millones de personas, más de 20 distribuidores de oxígeno médico consultados por Reuters esta semana no tenían tanques en stock. Las colas se extienden durante horas en las pocas tiendas con inventario disponible.
Algunos estados también han visto episodios alarmantes relacionados con los deseados tanques de oxígeno. A principios de esta semana, un hombre armado asaltó un hospital público en el estado fronterizo de Sonora y se marchó con siete botellas portátiles. Nadie resultó herido, y los funcionarios de seguridad locales señalaron posteriormente que la mayoría de los tanques robados estaban vacíos.
La búsqueda de peligrosas soluciones caseras
La situación también ha dado pie a intentar tratar a las personas con COVID-19 por medio de remedios como concentradores de oxígeno de fabricación casera, que las autoridades advirtieron son peligrosos.
Un video reciente que circuló en Facebook mostraba a una pareja de mexicanos que conectaban una bomba de aire de una pecera a una manguera para tratar de aumentar el nivel de oxígeno del hombre.
[Una nueva mutación del coronavirus genera preocupación sobre la eficacia de las vacunas]
El secretario de protección civil de la ciudad de Puebla, Gustavo Ariza, emitió una advertencia pública en la que pidió que la gente no recurriera a ese tipo de dispositivos improvisados, señalando que no aumentan la concentración de oxígeno y que simplemente recirculan el aire.
“Este es un engaño, por favor que la gente no lo haga”, comentó Ariza.
El subsecretario de Salud federal y encargado de la respuesta del Gobierno a la pandemia, Hugo López-Gatell, se unió a las advertencias.
“Nos preocupa que se ocupe tiempo con la esperanza de que esto va a resultar, y al paso de las horas, quizás días, muy pocos días, se deteriora la persona”, señaló.
López-Gatell dijo que el Gobierno mexicano va a autorizar unas reglas que darían prioridad a la producción de oxígeno para uso medicinal sobre el uso industrial, para liberar suministros. El Gobierno también prometió comprar tanques de oxígeno en el extranjero.
Desesperación por la vacuna
Por otra parte, la lentitud en aplicar la vacuna contra el coronavirus, que hasta ahora solo ha sido repartida en ciertos estados y solo a algunos integrantes del personal médico, llevó a gobernadores a anunciar que intentarán comprar las vacunas por su propia cuenta.
La secretaría de Salud federal, que dirige hasta ahora la campaña de vacunación, pidió no hacerlo.
"Desde el punto de vista técnico, el lineamiento es recomendar que eso no se haga porque entonces cada quien va por la suya y entonces no hablamos de una estrategia de Estado", declaró López-Gatell.
A inicios de la semana, el Gobierno de Nuevo León anunció que su secretario de Salud viajaría a Rusia para intentar traer a su estado la vacuna Sputnik V y analizar qué facilidades se pueden dar a empresarios de aquel país para la instalación de un laboratorio en la región.
En los próximos días, las muertes acumuladas por el coronavirus en el país alcanzarán las 150,000, una cifra solo por detrás de Estados Unidos, Brasil e India.
Con información de AP, Efe y Reuters.