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La 'lotería' de las vacunas: cómo algunos estadounidenses afortunados están recibiendo las pocas dosis que les sobran a los hospitales

Clínicas que administran vacunas contra el COVID-19 en EE.UU. han implementado listas de interesados en recibir las dosis que de otra manera serían desechadas y eligen sus nombres al azar. En otras ocasiones, el personal de salud sale en su búsqueda. Quienes han tenido la suerte de vacunarse por esta vía, expresan sorpresa y alivio.
Una fila de personas espera desde temprano por la vacunación contra el COVID-19 en Paterson, Nueva Jersey. Una fila de personas espera desde temprano por la vacunación contra el COVID-19 en Paterson, Nueva Jersey.
Una fila de personas espera desde temprano por la vacunación contra el COVID-19 en Paterson, Nueva Jersey. AP

Por The Associated Press

Un hombre encontró la fortuna en la panadería de un supermercado. Otros dos la encontraron mientras trabajaban el turno de la noche en una cafetería de la cadena de comida rápida Subway. Y otro más fue elegido entra una lista de 15,000 aspirantes.

Mientras millones de estadounidenses esperan la oportunidad de recibir la vacuna contra el coronavirus, unos pocos afortunados están logrando adelantarse al frente de la fila cuando las clínicas buscan candidatos para no desperdiciar las dosis que les sobran, y que serían inutilizables hacia el final del día.

A menudo, la suerte consiste en estar en el lugar adecuado en el momento adecuado.

A veces, a personas que por casualidad se encuentran cerca de una clínica a la hora de cierre se les ofrecen inyecciones sobrantes que de otro modo se desecharían. En otras ocasiones, los trabajadores de la salud salen a buscar a quien desee inmunizarse.

Algunos hospitales tienen incluso listas de espera y eligen nombres al azar. Estas oportunidades se hacen cada vez más raras, debido a la escasez de vacunas a nivel nacional.

Jesse Robinson muestra el brazo en el que recibió su primera dosis de la vacuna contra el COVID-19.
Jesse Robinson muestra el brazo en el que recibió su primera dosis de la vacuna contra el COVID-19. AP

“Una de las enfermeras me dijo que debería ir a comprar un boleto de lotería ahora mismo”, recordó Jesse Robinson, en las afueras de una clínica de Nashville, Tennessee, donde el joven de 22 años fue seleccionado de una lista de 15,000 nombres para ponerse la vacuna. "No voy a darle demasiadas vueltas. Me alegro de haber sido yo".

David MacMillan estaba comprando ingredientes para una receta de garbanzos en un mercado de comestibles de la cadena Giant en Washington cuando una mujer con una bata de laboratorio de la farmacia del mercado se les acercó a él y a su amigo.

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“Recibí dos dosis de la vacuna de Moderna. La farmacia cierra en 10 minutos. ¿Las quieren?" MacMillan, de 31 años, recordó que le dijo la mujer. "Yo me dije: 'Vamos a por ello".

Después de que MacMillan publicara un video de su experiencia en la red social TikTok, la cadena de supermercados se inundó de llamadas y personas durante días, que merodeaban con la esperanza de conseguir una inyección.

Este tipo de situación se ha convertido en una de las escenas más estrafalarias de la campaña de vacunación en Estados Unidos, que comenzó hace alrededor de un mes.

La corta vida de las vacunas cuando se descongelan

Una vez que un vial se saca del refrigerador ultrafrío y se descongela y, más aun, una vez que se perfora su sello y se extrae la primera dosis, quienes administran la vacuna tienen que apurarse y usarla antes de que se eche a perder, incluso si eso significa inyectar aquellos que no pertenecen a los grupos prioritarios.

Si bien puede resultar inquietante ver que una veinteañera recibir una inyección mientras una mujer de 90 años en un asilo de ancianos todavía está esperando, los expertos en salud pública dicen que suministrar una dosis a alguien, cualquiera que sea la persona, es mejor que tirarla.

"En lo que a mí respecta, que vacunen a cualquiera menos al perro", dijo el doctor William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt.

Un cliente avisó a la estilista de cabello Hanna Widger sobre algunas clínicas de Los Ángeles donde podría obtener una dosis sobrante al final del día.

"Sentí que se trataba de algo muy discreto y encubierto. Casi como un negocio turbio que involucra drogas", explicó.

Widger dijo que comenzó a llorar cuando recibió su inyección: "Fue casi como si luego de correr esta maratón desde marzo, la carrera ya terminara. Fue muy emotivo".

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En la ciudad de Nueva York, un rumor de que la Terminal del Ejército de Brooklyn tenía dosis adicionales provocó una multitud de personas en el sitio de distribución de la vacuna y un tráfico enorme de vehículos. En la acera, se formó una fila de cientos de personas, que se disiparon luego de que la policía les diera que habían sido engañados.

Mike Schotte, de 53 años, y su madre de 72 años empezaron a visitar las farmacias cercanas a su casa en Hurst, Texas, con la esperanza de que hubiera alguna vacuna sobrante para ellos. Lograron poner sus nombres en una lista de espera y recibieron una llamada en la que les de que las inyecciones podrían estar disponibles si llegaban dentro de media hora.

"No tuvimos que apurar, pero estuvo casi no llegamos a tiempo. Estoy emocionado de habérmela puesto", declaró Schotte.

Cada vez hay menos dosis de sobra

La ciudad de Nashville inició un sistema de lotería para facilitar la distribución de las dosis sobrantes. El mes pasado, el departamento de Salud de la ciudad terminó administrando dosis a dos trabajadores en una cafetería Subway de un hospital cercano, para que no se desperdiciaran.

Independientemente de cómo lo consigan, a aquellos que han tenido la suerte de recibir su primera inyección se les reservan una segunda, para semanas más tarde.

Las clínicas que administran vacunas por lo general solo tienen unas pocas dosis sobrantes, en determinados días.

Los proveedores señalan que las posibilidades de que las vacunas sobrantes estén disponibles para el público general están disminuyendo con cada semana que pasa, a medida que la elegibilidad para recibir la vacuna se amplía más allá de las personas mayores, los residentes de hogares de ancianos y los trabajadores médicos de primera línea.

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Es común que se desechen vacunas durante las campañas de inmunización a nivel mundial. Por ejemplo, millones de dosis de vacunas contra la gripe son desechadas cada año.

Según una estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de todas las vacunas se desechan porque son manipuladas incorrectamente, caducaron o las personas no asistieron a su cita. Con el coronavirus, esta tendencia parece haber disminuido.

Aunque no hay datos federales disponibles, las autoridades de salud en varias jurisdicciones contactadas por The Associated Press informaron muy pocos casos de vacunas desechadas más allá de los casos aislados de dosis que fueron dañadas accidental o deliberadamente.

En el condado de Cook en Chicago, Illinois, el departamento de Salud informó que solo tres de las 87,750 dosis que recibieron se desperdiciaron. Esas tres fueron derramadas accidentalmente por el personal.

Funcionarios de Ohio, dijeron que 165 de las 459,000 dosis distribuidas hasta la semana pasada se dañaron o se perdieron mientras eran transportadas, se desecharon debido a personas que faltaron a su cita o se desperdiciaron de otra manera.

Nueva Jersey, Pennsylvania, Houston y otras ciudades y estados han informado de manera similar pequeñas fracciones de desechos.

 “En Fort Knox, las vacunas son como el oro”, dijo el doctorRamon Tallaj, cuya red de médicos SOMOS ha estado administrando la vacuna en la ciudad de Nueva York.

Aquellos que distribuyen las vacunas son los coreógrafos de un complicado baile para asegurarse de que se manejen correctamente. Los viales de la vacuna de Pfizer contienen cinco dosis, y a veces una extra, y las de Moderna contienen 10.

Las clínicas hacen todo lo posible por no abrir frascos nuevos a menos que tengan un destinatario que ya haya programado una cita para recibir la inyección.

En una clínica en la isla hawaiana de Kauai, Jill Price dijo que a medida que se acerca el final del día, si tienen la sensación de que sobrarán algunas dosis, el personal llama a las personas que se registraron para vacunarse al día siguiente para ver si pueden ir a inyectarse de inmediato.

“Es una oportunidad tan preciada, que nadie quiere desperdiciarla”, afirmó Price.