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Hay enfermos de COVID-19 que siguen con síntomas durante varias semanas y hasta meses. Los médicos intentan entender por qué

"Necesitamos más investigación para explicar de dónde provienen los síntomas", dice una experta.

Por Erika Edwards - NBC News

Los principales centros sanitarios del país intentan comprender por qué algunos pacientes con COVID-19 siguen con síntomas durante semanas y hasta meses después de que se les diagnosticara con coronavirus.

Amy Watson, de 47 años, forma parte de este grupo de personas. Ha tenido fiebre durante más de 100 días, según contó. “Es desesperante”, asegura Watson, quien trabaja como maestra preescolar en Portland, Oregon.

Desde mediados de marzo, casi todos los días su temperatura corporal alcanza los 100 o 101 Fº a partir de media tarde.

Watson fue diagnosticada con el COVID-19 en abril, aproximadamente un més después de que sus síntomas —tos, congestión nasal y fatiga extrame— empezaran. Ahora, esos síntomas han evolucionado en semanas de fiebre leve y una sensación como de quemadura bajo piel.

Su caso nunca ha sido tan grave como para conllevar una hospitalización. En cambio, los síntomas que ha sufrido se han mantenido en el trasfondo, sin terminar del todo. Los médicos han tenido hasta ahora pocas respuestas para ella.

“Mi doctora ha sido muy buena a la hora de escucharme. Simplemente de momento no tiene mucha idea de cómo se puede solucionar lo que está mal”, dice Watson.

Pero cada vez más profesionales sanitarios buscan no solo escuchar, sino también encontrar maneras de ayudar a pacientes como ella.

“Los médicos no deberían dejar de lado las experiencias individuales de las personas, sobre todo en el caso de una enfermedad de la que prácticamente no sabemos nada”, opina David Putrino, fisioterapeuta y docente en el Mount Sinay Health System, en Nueva York. “Se trata de una situación absolutamente real”; agrega.

La semana pasada, también la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades reconocieron lo que está pasando y aseguraron que trabajan para entender mejor la fase de recuperación de la enfermedad. 

Putrino y sus compañeros de Mont Sinai han empezado a monitorear a los pacientes de COVID-19 que sufren una forma de esta enfermedad más leve pero más prolongada. “Tratamo de entender a qué se parece este nuevo síndrome”, explica Putrino, “cómo podemos manejarlo y de qué manera podríamos a algunas de esas personas a volver a una vida normal”.

Jessica Dine, doctora especializada en enfermedades pulmonares en el Penn Medicine de Philadelphia, dice que empezó a notar un subgrupo de pacientes con COVID-19 cuyos síntomas persisten mucho después de dar positivo gracias a un programa sanitario llamado COVID Watch, un servicio de mensajes de texto que permite hacer seguimiento diario a pacientes con COVID-19 aislados en casa.

Ahora Dine, quien también es directora de la división pulmonar consultiva avanzada en Penn Medicine, trabaja con esos pacientes para comprender mejor su enfermedad. Su equipo ha empezado con descartar primero causas obvias de los síntomas a largo plazo. 

"Lo primero que hago es asegurarme de que no esté ocurriendo algo nuevo, que no nos nos estemos perdiendo algo" como una infección secundaria, una complicación del virus o un efecto secundario del tratamiento explica Dine.

Si pueden descartar esas causas, entonces las hipótesis que tienen sobre lo que está sucediendo son dos. La primera es que es posible que el virus aún esté en algún lugar del cuerpo, indetectable por medio de las pruebas. La otra es que el virus desapareció del cuerpo, pero los pacientes experimentan lo que se conoce como síndrome inflamatorio post-viral, en el cual el sistema inmunológico del cuerpo permanece "activado de forma excepcional" incluso después de que el virus desaparece.

"Necesitamos más investigación para explicar de dónde provienen los síntomas", dice la doctora. 

Una teoría es que la inflamación provocada por COVID-19 daña el sistema nervioso autónomo, lo que afecta funciones en las que no pensamos conscientemente, como la digestión, la sudoración, el sueño, la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Mitchell Miglis, neurólogo de la Universidad de Stanford, considera esta idea plausible. Dice que parece que en algunas personas, "el cuerpo sigue afectado" incluso mucho tiempo después de que el virus haya desaparecido.

"Recuperarse completamente puede tomar mucho tiempo", afirma. Según agrega, todavía es demasiado pronto para saber si el problema desaparecerá o si los síntomas continuarán como una enfermedad crónica.

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