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La nueva ola del coronavirus también castiga sobre todo a los latinos: uno de cada tres casos afecta a hispanos

Los picos de la pandemia se están registrando en Arizona, Texas o Florida, pero en otros estados está castigando desproporcionadamente a esta comunidad. Éstas pueden ser las causas.

Estados Unidos ha registrado en los dos últimos días las peores cifras de contagios desde el inicio en marzo de la pandemia de coronavirus. Tras un leve descenso en primavera, atribuido a las estrictas medidas de cuarentena en casi todo el país, los casos han vuelto a dispararse coincidiendo con la reapertura económica y el relajamiento de las medidas de precaución. Ahora, como durante los primeros meses, también son los latinos uno de los colectivos más golpeados, según un análisis de contagios realizado por el diario The New York Times.

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“Tengo necesidades”, explica al citado diario Graciela Ramírez, que trabaja para Ruiz Foods, la mayor productora de burritos congelados del país. Esta mujer, de 40 años, siguió acudiendo a su trabajo en el valle central de California para cobrar 750 dólares semanales y proveer a sus cuatro hijos: “Mi comida, mi renta, mis cuentas”. Como algunos de sus compañeros, Ramírez terminó contagiándose.

En California, donde el 40% de la población son latinos, el número de pacientes hospitalizados ha crecido un 32% en las dos últimas semanas, según indicó este jueves el gobernador, Gavin Newson. El ritmo se ha duplicado en apenas unos días, pero Newson no ha anunciado nuevas restricciones, más allá de pedir a los ciudadanos que lleven mascarilla y mantengan una distancia social de seis pies.

Los contagios han crecido también en otros estados, como Arizona (con un 32% de población latina), Texas (con un 40%) y Florida (26%). En estos dos últimos estados, las autoridades han cerrado este viernes los bares para frenar la pandemia. Texas también ha pausado la reapertura económica. En el condado de Harris, que comprende Houston, la pandemia está descontrolada, según las autoridades locales.

El análisis de The New York Times muestra que, en las dos últimas semanas, los condados en todo el país donde al menos uno de cada cuatro habitantes son latinos han registrado un alza del 32% de casos, frente al 15% en el resto.

Los latinos suponen ya el 34% de los nuevos casos en todo el país, es decir, uno de cada tres contagios, pese a que sólo suman el 18% de la población.  Y no sólo sucede en California, Florida, o Texas. En Carolina del Norte, donde los latinos suman el 10% de la población, sufren casi la mitad de los nuevos casos (46%). En Wisconsin, donde son el 7%, registran el 33% de nuevos casos.

El diario asegura que es complicado definir las causas exactas porque los datos sin incompletos, pero tanto las autoridades federales y estatales como los expertos médicos han apuntado que los latinos están más expuestos porque han tenido que seguir trabajando pese al riesgo, tanto por necesidad económica como porque, como sucede con los agricultores o los procesadores de alimentos, su labor es considera esencial para que el país no se muera de hambre.

En Florida, de hecho, el gobernador, Ron DeSantis, culpó a los trabajadores latinos del campo del repunte de casos. Más allá de que son éstos los que permiten que la agricultura del estado siga funcionando, arriesgando para ello sus vidas, DeSantis obvió que las playas y bares están repletas de personas que no usan mascarilla; finalmente, este viernes ha decidido cerrar los bares. La ciudad de Miami ya había hecho obligatorio el uso de tapabocas.

En California, los latinos suponen el 57% de nuevos casos, pese a sumar sólo el 40% de la población. Los contagios son relativamente pocos en los barrios más ricos (incluidos aquellos de los latinos ricos), pero las familias que trabajan en agricultura o procesamiento de alimentos nunca pudieron obedecer las órdenes de cuarentena ni siquiera en los peores momentos de la pandemia en primavera.

“Refugiarse en el hogar es un lujo”, explica la doctora Kirsten Bibbins-Domingo, de la Universidad de California, al citado diario. “En las partes más ricas de San Francisco, la gente se refugió antes y durante más tiempo, porque para eso hacen falta recursos”, añade, pero “no todas las comunidades pueden permitirse ese lujo”. 

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